Ha llegado la primavera y el aumento de las temperaturas, por lo que los planes al aire libre y la exposición al sol ha aumentado. Aunque es fundamental para el cuidado de la piel utilizar crema solar durante todo el año, ahora, más que nunca, es importante añadir a nuestra rutina diaria un protector que se adecúe a nuestro tipo de piel y nuestras necesidades.
[Prepara tu piel para las primeras exposiciones al sol]
El sol tiene múltiples beneficios para nuestra salud: nos aporta vitamina D, favorece la circulación sanguínea y aumenta la sensación de confort y el estado anímico. Pero si no nos protegemos bien, podemos llegar a sufrir sus efectos nocivos: manchas en la piel, arrugas, envejecimiento e incluso tener más posibilidades de desarrollar un cáncer de piel en un futuro.
Por eso es importante elegir un protector solar teniendo en cuenta tanto los factores individuales como los ambientales. También hay que fijarse en el factor de protección solar que contenga, que proteja de las diferentes radiaciones solares y que sea resistente al agua.
Factores individuales
Tipo de piel
Cada piel reacciona diferente a la exposición solar, esto es debido al tipo de fototipo, que define los caracteres propios de un tipo de individuo para establecer su sensibilidad al sol. Entre estos caracteres nos encontramos la pigmentación de la piel, los ojos, el cabello, la cantidad de pecas y la capacidad para broncearse.
[Cuándo comenzar a preparar la piel para la exposición solar para evitar manchas y daños]
Existen 6 tipos de fototipos:
- Fototipo I: personas con piel muy blanca, ojos azules y pecas. Deberán utilizar un FPS 50+, ya que este tipo de piel requiere una fotoprotección muy alta
- Fototipo II: personas de piel clara, ojos azules o claros, y pelo rubio o pelirrojo. El FPS variará entre 40 y 50, deben utilizar una protección alta.
- Fototipo III: personas cuya piel es blanca, ojos y pelo claros. El FPS deberá ser como mínimo entre 30 y 40, ya que este tipo de pieles tienden a quemarse con facilidad.
- Fototipo IV: personas con piel, ojos y pelo marrones. Este tipo de piel se quema moderadamente y se pigmenta con facilidad. Su FPS podría ser de 30 o superior.
- Fototipo V y VI: Personas con piel, ojos y pelo oscuros. Alcanzan el bronceado con mayor facilidad, pero deben de protegerse del sol igualmente, por lo que mínimo tendrán que utilizar un FPS 30, ya que por debajo de 30 no se recomienda su utilización.
También hay que tener en cuenta otros factores individuales como la edad, si estás embarazada o con algún tratamiento médico.
Factores ambientales
Hay que tener en cuenta la hora del día y la estación del año. En las horas centrales del día (entre las 12 y las 16 h), debemos reforzar la fotoprotección, ya que las radiaciones solares son más fuertes. Además de utilizar una crema que contenga FPS 50+, se recomienda utilizar gafas de sol, sombreros o sombrillas.
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Por otro lado, en los días más nublados no hay que confiarse y es muy importante utilizar crema solar, porque, aunque las nubes retienen parte de la radiación, no la bloquean por completo.
Otros detalles importantes a tener en cuenta
Fecha de caducidad: Normalmente, utilizamos la misma crema de un año para otro. Esto puede ser peligroso, ya que los protectores solares caducan y, por lo tanto, pierden su efectividad. Hay que fijarse bien en la fecha de caducidad que aparece en el envase, además de la cantidad de meses que el producto sigue siendo efectivo tras haberlo abierto.
Resistencia al agua: Es importante escoger una crema que sea resistente al agua para que proteja también dentro del mar.
Cuando comienza a actuar: Las cremas solares suelen comenzar a actuar 30 minutos después de haberse aplicado, por lo que aplicarla antes de salir de casa es un buen truco para asegurarnos de estar bien protegidos una vez que lleguemos a la playa o la piscina.
Proteger las zonas claves: Muchas veces nos olvidamos de ciertas partes del cuerpo que suelen quemarse con facilidad, como la zona detrás de las rodillas, la parte superior de las orejas y la zona de la nuca y las axilas. ¡Importante protegerlas!
Por último, también hay que tener en cuenta el formato en que elijamos el protector. Existen varios tipos diferentes: cremas, geles, sprays y sticks. Las cremas son perfectas para las áreas de piel seca, los sticks ayudan en el contorno de los ojos y los geles van bien en las áreas con pelo.
Con los sprays hay que tener cuidado, ya que es complicado saber si se ha aplicado la cantidad suficiente, y en el caso de los niños, existe la posibilidad de que respiren el protector. Algunos son inflamables, por lo que hay que tener cuidado y evitar las chispas y las llamas cercanas cuando se utilicen.