La rutina de belleza se ha convertido en parte imprescindible de la vida de muchos, más cuando hablamos de frenar las imperfecciones que aparecen de la manera más inoportuna en nuestra piel. La búsqueda de soluciones efectivas contra el acné ha puesto en marcha a la industria farmacéutica, lanzando al mercado múltiples soluciones.

Pero si eres más de remedios caseros, que además de efectivos son realmente económicos, este te va a encantar. Uno de los más populares, dentro de los trucos de la abuela para acabar con los indeseados granos, es el uso de aspirina. Su eficacia ha ganado adeptos por su supuesta capacidad para desinflamar y sanar la piel afectada por el acné.

Aunque no se trata de una solución científicamente probada, el uso de la aspirina en tratamientos caseros sigue siendo un tema recurrente en el ámbito de la belleza. Sin embargo, este famoso medicamento, cuyo componente activo es el ácido acetilsalicílico, es mundialmente conocida por sus propiedades antiinflamatorias y analgésicas.

Del mismo modo, esta misma sustancia, cuando se aplica de manera tópica, puede ofrecer beneficios para la piel, especialmente para aquellos que luchan contra el acné. El ácido acetilsalicílico actúa como un astringente y antibacteriano, ayudando a reducir la inflamación y a prevenir la aparición de nuevas impurezas en la piel.

Además, su capacidad cicatrizante favorece la reparación de la piel, minimizando las marcas y manchas dejadas por los granos. Por lo que se puede afirmar que hay pruebas más que evidentes de que la aspirina es el aliado perfecto para terminar de una vez por todas con el acné y sus marcas. 

Cómo preparar el remedio casero

Para preparar este remedio casero a base de aspirina para terminar con el acné, tan solo tendrás que recurrir al zumo de un limón, otro de los grandes alimentos conocido por sus propiedades antibacterianas y su capacidad para reducir el exceso de grasa en la piel.

Ingredientes

  • 3 aspirinas
  • 3 cucharadas de zumo de limón

Preparación y aplicación

  1. Exprime el zumo de un limón en un recipiente.
  2. Añade las aspirinas y espera unos segundos para que se ablanden.
  3. Tritura las aspirinas hasta obtener una pasta espesa.
  4. Aplica la mascarilla sobre las zonas afectadas por el acné, evitando siempre el contorno de ojos y labios.
  5. Deja actuar la mezcla durante 10-15 minutos.
  6. Retira con abundante agua templada.

Es muy importante evitar la exposición al sol durante y después del tratamiento, ya que el zumo del limón puede aumentar la sensibilidad de la piel a los rayos UV, provocando las antiestéticas y perjudiciales manchas.

Los expertos hablan

Aunque muchas personas han encontrado alivio utilizando aspirina para tratar su acné, la comunidad dermatológica mantiene una postura más cautelosa. Según la dermatóloga Morgan Rabach, no existen pruebas científicas que respalden la efectividad de la aspirina en este caso. No obstante, sí reconoce que el ácido acetilsalicílico puede proporcionar alivio a la inflamación y el enrojecimiento cuando se aplica tópicamente.

El ácido salicílico, un pariente cercano del ácido acetilsalicílico, es un componente habitual en los tratamientos contra el acné debido a sus propiedades secantes y exfoliantes. Este componente ayuda a reducir el exceso de grasa y las células muertas de la piel, facilitando la limpieza de los poros obstruidos. 

Mujer aplicándose una mascarilla en el rostro. iStock

El uso de aspirina para el acné ha pasado de generación en generación, a menudo sin un entendimiento completo de sus efectos y limitaciones. Si bien algunas personas pueden experimentar una mejora temporal en su condición, es importante tener en cuenta los posibles riesgos. La aspirina puede aumentar la sensibilidad de la piel, haciéndola más susceptible a daños por el sol y otras irritaciones.

Además, la aspirina no es una solución universal para todos los tipos de acné. Los puntos negros y las pústulas profundas pueden no responder de manera adecuada a este tratamiento casero. Por ello, lo mejor es que si sufres de acné severo, acudas a un especialista que te recomiende el tratamiento más adecuado a tu tipo de piel, como productos específicos que contienen ácido salicílico, peróxido de benzoílo o retinol, que tanto suelen recomendar los dermatólogos.