Adiós al tinte: así es como puedes cuidar y realzar tus canas para que se vean mejor que nunca
- Cada vez más mujeres y celebrities apuestan por lucir sus mechones grises; sin embargo, hay ocasiones en las que se vuelven amarillos.
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El paso del tiempo es algo que no podemos detener. Por mucho que nos gustaría, los días, semanas y meses transcurren sin apenas darnos cuenta y, cuando lo hacemos, es únicamente para echar de menos lo que ya ha pasado y preocuparnos de todas las consecuencias que trae consigo, principalmente estéticas.
Las arrugas y las canas se consolidan año tras año como una de las preocupaciones más comunes y uno de los grandes motivos es que no se puede hacer nada para evitar su aparición, especialmente cuando hablamos de esos mechones blancos que dependen de nuestra melanina y para los cuales no existen productos preventivos.
Aunque a día de hoy existan miles de formas y remedios para taparlas, lo cierto es que las canas están viviendo su mejor momento y cada vez hay más personas dispuestas a lucirlas; sin embargo, no es fácil y requieren unos cuidados especiales para evitar que se vuelvan amarillas y, por tanto, que den un aspecto menos favorecedor.
Por qué aparecen las canas
El color del pelo depende de su contenido de melanina, que es un pigmento natural producido en las células llamadas melanocitos. El estrés oxidativo es el principal responsable del envejecimiento y, en el caso de nuestro cabello, estas células dejan de producir melanina y el pelo pierde su color.
A pesar de que este sea el motivo principal, es cierto que en ocasiones estos pelitos blancos aparecen demasiado pronto. Incluso pueden aparecer en la adolescencia, y esto se debe a distintos factores como el estrés, la genética, la mala higiene, factores ambientales o el uso de productos y agentes químicos.
La genética desempeña un papel esencial en las canas, algo que se puede ver claramente a través de los patrones familiares: si tus padres o abuelos tuvieron canas a temprana edad, es probable que tú las presentes de forma prematura. A través de nuestras células, la genética cuenta la historia de nuestros ancestros y nuestra evolución.
Cerca del 20% de las mujeres descubre la presencia de canas antes de llegar a los treinta años. Esto se debe a que existen hábitos, a menudo ignorados, que pueden acelerar la aparición de estos tan poco deseados cabellos blancos, como la genética, el estrés y la falta de minerales y vitaminas.
Sin embargo, por mucho que haya factores que no podemos evitar y determinan la aparición de nuestras canas, también hay factores que aceleran su aparición y, por el contrario, sí podemos prestar atención en nuestra rutina, como es el caso del consumo de alcohol y tabaco o la mala alimentación.
Así puedes cuidar tus canas
Son muchas las mujeres que se han abrazado a esta nueva tendencia de lucir canas, entre ellas, Sarah Jessica Parker o la propia reina Letizia, que en varias ocasiones nos ha dejado comprobar cómo ya no se preocupa en tapar esos pelitos blancos causados por la edad. Y no solo eso, sino que ha sabido estilizarlos de la mejor manera.
El tono pálido de las canas o el cabello blanco puede tomarse como una herramienta más para iluminar el rostro y, de hecho, cada vez son más los tintes que buscan ese efecto para encontrar un estilo mucho más rejuvenecido y natural.
Sin embargo, todas esas mujeres y estilos tienen algo en común: un mantenimiento adecuado. Aunque dejar las canas naturales brotar y esparcirse por el cabello a su libre albedrío sea lo más habitual —y fácil—, lo cierto es que necesitan una serie de cuidados para evitar que se amarilleen y transmitan una imagen de suciedad y sequedad.
Las canas suelen darse en cabellos envejecidos, aquellos que tienden a la sequedad y a la deshidratación. Esto nos da una leve pista sobre lo primero que necesitamos, ya que, según los expertos, los cabellos con canas necesitan de hidratación intensiva.
Al igual que nosotros, nuestro pelo también envejece. Así como nuestra piel, se ve expuesto a diferentes factores que aceleran este proceso y, por tanto, provoca diferentes consecuencias: sequedad, fragilidad e, incluso, rotura y caída.
Con el paso de los años se vuelve más seco porque la producción de grasa y la renovación celular se ralentizan por los cambios hormonales, por lo que es fundamental utilizar productos muy hidratantes y nutritivos que ayuden a mantener la humedad y la elasticidad del mismo.
Por ello, es recomendable buscar productos específicos para cabellos grises o con canas, pero que, además, puedan aportarnos esa dosis de hidratación. Los champús violetas son los más adecuados, ya que contrarrestan los subtonos amarillos de la cana y muchos de ellos devuelven la humedad a nuestro cabello.
Lo cierto es que pensamos que este tipo de productos únicamente se utilizan cuando nos teñimos y queremos un tono blanco, y aunque este sea su uso más popular, es un cosmético capilar orientado a neutralizar, gracias a sus pigmentos violetas, los tonos amarillentos e incluso verdosos no deseados.
Todo dependerá del tipo de producto con pigmento azul o violeta que usemos; sin embargo, los expertos indican que no debemos abusar de ellos, sino aplicarlos de vez en cuando. Por norma general, es recomendable su uso una o dos veces por semana.
Aunque el champú morado hidratante sea fundamental, las mascarillas nutritivas también tienen un protagonismo especial de cara a cuidar nuestras canas. Además, también se pueden usar estas o acondicionadores de color violeta que, al igual que el champú, ayudan a mantener el color blanco.
Si además de mantenerlas sanas, queremos que formen parte de nuestro estilo y potenciar su belleza, podemos acudir a los profesionales y a peluqueros para que apliquen un matiz. Con él, realzaremos su tono y su brillo, fundiéndolo con nuestra base y consiguiendo una técnica propia.
Añadido a ello y especialmente en pleno verano, el sol es uno de los principales factores que perjudican a nuestro pelo con canas. Por este motivo, es recomendable aplicar protectores solares o aceites nutritivos que nutran el cabello y evitar la sobreexposición al sol para no provocar una alteración del color.