Las arrugas son esa pequeña marca que aparece y que, más que desvanecerse, se profundiza con el paso de los años. Es uno de esos problemas estéticos que las firmas de belleza y cuidado facial llevan estudiando durante décadas con el fin de encontrar el "milagro" que las haga desaparecer sin tener que pasar por un procedimiento quirúrgico.
Al final, a todos nos gustaría encontrar esa crema de supermercado que haga magia; sin embargo, pocas de ellas lo consiguen. No solo porque su formulación no sea la correcta, sino porque en muchos casos esas arrugas se ven perjudicadas por miles de los hábitos que realizamos todos los días, sin ser conscientes de que dañan nuestra piel, y, por tanto, a su apariencia con el tiempo.
Los expertos llevan siglos sugiriéndolo: el producto que no puede faltar en nuestro neceser es el protector solar. Mientras que la alimentación o una vida enérgica pueden favorecer el envejecimiento facial, uno de los factores que más perjudica a nuestra piel es sol. Sin saberlo, todos esos días que vamos a la playa o simplemente salimos a la calle, estamos haciendo que esos productos que hemos aplicado anteriormente no tengan ninguna eficacia.
Lo cierto es que llevamos años preocupándonos por encontrar el mejor cosmético para la piel y dejándonos cada mes un porcentaje de nuestro salario, sin saber que en los gestos más simples está, en muchas ocasiones, la solución. Y ello pueden corroborarlo todos los remedios naturales que han pasado generación en generación, demostrando su eficacia, pero también, esas cremas que tenemos en casa y hemos olvidado lo buenas que son.
Una de ellas es la crema Nivea de lata azul. Un producto que lleva siglos conquistando todas las estanterías de España y que, además, el paso del tiempo lo ha convertido no solo en la hidratante perfecta, sino en un cosmético obligatorio en nuestra rutina de belleza. La última tendencia no es nada más y nada menos que una mezcla de todas sus propiedades con un utensilio que todos tenemos en casa: una cuchara.
El truco de la cuchara y la crema Nivea
Todos conocemos la técnica de la cuchara en el rostro. Consiste en un masaje con el utensilio —previamente enfriado— que logra suavizar las líneas de expresión y que ayuda a mantener en su lugar el óvalo facial, es decir, el contorno de la cara que va desdibujándose a medida que envejecemos.
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A través de unos movimientos, la piel se drena, se liberan los tejidos de toxinas y permitimos que haya una mejor circulación en el rostro. Esta técnica lo que consigue, principalmente, es oxigenar el tejido epidérmico.
Una buena circulación es clave de cara a un rostro rejuvenecido, ya que el responsable de que la piel esté sana es la concentración de hemoglobina en los vasos sanguíneos, lo que se consigue con una correcta microcirculación. De lo contrario, las consecuencias serían una mala oxigenación, que las células muertas no se renueven y que ningún tratamiento logre nutrir la piel en profundidad.
La cuchara consigue el efecto de rostro rejuvenecido porque precisamente mejora la circulación del rostro y reduce la hinchazón. Sin embargo, si hay una manera de duplicar este efecto, es aplicándonos una crema hidratante, como la Nivea, antes de pasar a la cuchara.
En el momento en el que aplicamos la hidratante antes de realizar movimientos con la cuchara, permitimos que el utensilio se deslice mejor por el rostro y a la vez, que la formulación de la Nivea penetre mejor en la piel, es decir, que su efecto hidratante se duplique.
Con el envejecimiento, la piel se vuelve naturalmente menos elástica y más seca, por lo que la hidratación es fundamental de cara a eliminar las arrugas. De hecho, las personas que cuentan con este tipo de dermis es mucho más probable que desarrollen líneas de expresión más profundas.
La fama que la cuchara en el rostro ha recibido con el paso de los años se debe a que sus efectos son los mismos que se puede conseguir con otros utensilios profesionales como la piedra gua sha o el rodillo de su mismo material. A pesar de que sean altamente efectivos, suponen un esfuerzo económico al que muchas personas no quieren exponerse.
Añadido a su poder rejuvenecedor y neutralizador de los signos de la edad, la cuchara en el rostro junto a la Nivea puede ayudarnos contra las ojeras. Mientras que el utensilio de hierro puede reducir la hinchazón, la hidratante es capaz de aclarar y recuperar la tersura de la zona.
Cómo realizar la técnica de la cuchara
A pesar de que esta técnica sea muy sencilla, existen ciertas recomendaciones que tener en cuenta a la hora de realizarla. La crema hidratante no solo sirve para obtener beneficios duplicados, sino también para no irritar nuestra piel. Si simplemente deslizamos la cuchara fría por el rostro podemos terminar dañándola.
Añadido a ello, los movimientos que hacemos también pueden ser fundamentales de cara a favorecer la circulación. Estos tienen que ser circulares y debemos trabajar desde el centro hacia fuera, además de prolongarlos durante de cinco a diez minutos, prestando especial atención a las zonas con más líneas de expresión.