Eliminar los signos de la edad es algo con lo que todas las mujeres sueñan en España. Ya sea por las líneas de expresión de la frente, las patas de gallo o el temido 'código de barras' en la parte superior de los labios, siempre se intentan buscar trucos para evitar resaltar esas zonas.
Y es que, para las pieles maduras el maquillaje se convierte en una herramienta imprescindible para disimular las señales del paso de los años y realzar la luminosidad y vitalidad de la piel del rostro.
Coloretes, sombras e iluminadores, aplicados correctamente y de una forma adecuada para tu rostro, pueden ser considerados productos milagro a la hora de deshacernos de las arrugas o las líneas de expresión.
Entre estas técnicas destaca el 'contouring' o contorno. Un método de maquillaje que consiste en esculpir nuestro rostro con ayuda de luces y sombras para que los rasgos se vean mucho más definidos. De esta forma, conseguimos destacar o disimular algunas áreas como la nariz, el mentón, la frente, los pómulos y la mandíbula.
El truco de las sombras y rejuvenecedor para mujeres mayores de 50
En esta búsqueda constante por la eterna juventud las sombras de ojos desempeñan un papel clave. Jugar con sus colores, brillos o formas en las que se aplican, se convierte en un sinfín de posibilidades para rejuvenecer la mirada y resaltar los rasgos faciales de una manera sutil y elegante.
En este abanico de trucos, hemos encontrado una de las técnicas más efectivas y sencillas para lograr un efecto rejuvenecedor en los ojos en mujeres de 50 años. Tan solo son dos los pasos que debes seguir y conseguirás una mirada más abierta, luminosa y llena de jovialidad en segundos.
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Consiste en aplicar los tonos oscuros en la parte del párpado fijo, aquella parte superior que tiende a caerse con el paso del tiempo, y utilizar colores claros en la parte del párpado móvil.
De esta forma, siguiendo los principios de la teoría del color, conseguimos reducir visualmente aquellas zonas que menos nos gustan, como es el caso de la apariencia del párpado caído, y agrandar aquello que deseemos potenciar.
Al aplicar la sombra oscura en el párpado fijo, conseguimos crear una ilusión de que este se encuentra más elevado, contrarrestando así la apariencia de caída propia del paso del tiempo y signo del envejecimiento.
Además, este efecto no solo levanta la mirada, sino que también es un gran aliado a la hora de disimular las arrugas y pliegues que pueden haberse formado en esta área. Todo ello, sumado a la sensación de amplitud y luminosidad que logramos con los tonos claros en el párpado móvil, nos ayuda a conseguir unos ojos más grandes y despiertos para el día a día.
Qué es la teoría del color en el maquillaje
Cuando nos maquillamos, es importante tener en cuenta la elección de los colores adecuados para un resultado natural y favorecedor. Optar por tonos neutros y suaves que se adaptan a tu tipo de piel y color de ojos es clave para conseguir sacar el mayor potenciar a nuestro rostro.
Además, los tonos marrones, beige y rosados son opciones excelentes si tu objetivo es añadir profundidad y dimensión sin sobrecargar el maquillaje.
Pero no todo es el color, la textura de las sombras también juegan un papel ese en el resultado final. Las sombras metalizadas serán tu peor enemigo si tienes una piel madura, ya que tienden a acentuar las líneas de expresión y las arrugas, dando una apariencia poco favorecedora.
Sin embargo, emplear sombras satinadas es un truco infalible para conseguir un acabado suave y luminoso, difuminando las imperfecciones y aportando un brillo juvenil a la mirada.