Soy es escritora y periodista rumana. Mi pasión por contar historias nació tras más de 22 años trabajando en televisión. Aprendí a observar y escuchar las voces que habitaban en los márgenes. He publicado tres novelas, entre ellas «Las máscaras del miedo», que ahora llega a España publicada por Omen Ediciones. Cada una de mis obras explora las complejidades del ser humano, los vínculos familiares y las heridas invisibles que dejamos en el camino.

Después de publicar mi primer libro, «Vina» (La culpa), me invadió el miedo a no ser capaz de escribir más, a convertirme en «la autora de un solo libro». ¿Y si no tenía más historias por contar?

Con esta incertidumbre, comencé a trabajar en mi segunda novela, «Purgatoriul ingerilor» (El purgatorio de los ángeles), para la que me documenté con tanto detalle que acabé atrapada.

Escribir se volvió un proceso lento y dificultoso y, en algún punto, me vi obligada a hacer una pausa para aclarar mis ideas. Ese distanciamiento fue justo lo que necesitaba para que mi creatividad resurgiera…

Una mañana desperté con una frase en mente, la que sería la primera de «Las máscaras del miedo». En ese momento, ¡supe que tenía una historia lista para ser contada!

Todo fluyó de manera natural y, a pesar de su dureza, «Las máscaras del miedo» es, de todas mis obras, la que más rápido y fácilmente he escrito.

La historia salió casi sin esfuerzo, quizá porque las experiencias que relata son muy cercanas para mí -aunque no viví situaciones de este tipo en primera persona-, vi

muchas de ellas a mi alrededor mientras crecía. Esta novela fluyó porque las historias ya estaban en mí.

Algunas de las que escuché en mi infancia forman parte de esta novela, reflejando una realidad que, lamentablemente, sigue siendo vigente. La violencia contra los niños es una realidad innegable, es un problema, no conoce fronteras y que tiene graves y duraderas consecuencias. En las infancias terribles nacen los demonios.

Desafortunadamente, no todo lo que los padres transmiten es siempre amor; a veces es miedo, dolor o vacío.

A menudo, los lectores, o en entrevistas, me preguntan si la trama está basada en mi propia vida. Me alegra poder disipar esos temores y decirles que, por suerte, crecí en una familia feliz, rodeada de mucho amor. Aunque no dejo de preguntarme sobre cuántas personas cargan con este tipo de cicatrices sin llegar a sanarlas nunca…

Escribir sobre ello en «Las máscaras del miedo» fue una forma de exponer lo que muchas familias intentan ocultar detrás de apariencias perfectas. La novela pone de relieve cómo los traumas sufridos en la infancia pueden perseguirnos a lo largo de nuestras vidas, afectando nuestras relaciones y nuestra forma de ver el mundo.

¿Cuántas veces escondemos nuestra vulnerabilidad bajo capas de valentía impostada? ¿Cuántas personas atrapadas en relaciones opresivas, jamás lograron enfrentar a quienes les causaron dolor?

Siempre fui consciente de la amplitud del tema que abordaba, pero después de publicar el libro conocí a personas que nunca había visto y que compartieron conmigo sus historias, experiencias dolorosas que han guardado consigo durante años. Me di cuenta de que se abrían a mí porque se sentían comprendidos, y me tomé su gesto como un gran voto de confianza. ¿Puede un libro ayudar a alguien a liberarse de sus miedos y a curar sus cicatrices? Parece ser que sí…

Sin embargo, la novela no solo explora el miedo y el trauma; también habla sobre el amor. Me parecía importante que, dentro de tanta oscuridad, hubiera una luz, una posibilidad de redención.

Por eso «Las máscaras del miedo» no se limita a contar una historia de dolor. Habla de la resistencia, de cómo intentamos una y otra vez escapar de las cadenas emocionales que nos atan y cómo, en ocasiones, el enfrentamiento con nuestros fantasmas puede ser el primer paso hacia la liberación.

En el fondo, todos tenemos nuestras propias máscaras. Algunas llevadas durante tanto tiempo que no es fácil quitarlas; pero hay que aprender a ver siempre la luz en nuestras vidas y seguir con confianza su camino.

Mis personajes no son héroes; son personas comunes que intentan sobrevivir, como todos nosotros. He querido que, al leer el libro, el lector empatice con ellos, que comparte sus miedos, sus dudas y sus pequeñas victorias.

En definitiva, «Las máscaras del miedo» no es solo una historia sobre traumas, sino sobre cómo, a pesar de ellos, seguimos buscando el amor, la comprensión y el sentido de nuestras vidas.

La recomiendo no solo a quienes buscan una historia poderosa y conmovedora, sino también a quienes están dispuestos a mirar dentro de sí mismos y a confrontar sus propias máscaras del miedo. Espero que en este libro se encuentre la inspiración necesaria para enfrentarlos.