Carmen Afán
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Propósito, propósito; con la visión de mejorar la sociedad nacen muchas organizaciones y no son menos las que día tras día luchan por cumplir su misión.

Anoche en el Salón de Baile de El Círculo, mientras en otra planta se homenajeaba a Paul Auster, a quien siempre leeremos, más de 400 personas quisieron apoyar la investigación de la lucha contra el cáncer de mama.

W8, la red que aglutina ocho de las principales asociaciones profesionales de mujeres, se vistió de largo en su primer evento como organización.

Women in Retail, Women in Banking, Women in la Legal World, Women in Real State, Las Mujeres Nos Movemos, Mujeres en Farma, Women in Cybersecurity y Women Leading Tourism, junto con la AECC y su equipo de voluntarias, demostraron que el rosa es más que un color -como reza el lema de esta campaña- y que el compromiso es más que una palabra un millón de veces repetida.

Empezó la gala y la soprano Pilar Jurado se dejó de piel. No se dejó la voz porque para eso haría falta un tsunami, que de voz anda sobrada.

Testimonios en primera persona desde lo más profundo del corazón y de la esperanza, una Mónica Martínez brillante como presentadora y la intervención de las organizadoras y de Laura Galarreta, de la AECC, dieron paso a la cena y a una rifa con causa.

Más de 30 regalos, donados por marcas grandes y pequeñas, españolas y multinacionales y todo el mundo con sus papeletas bien cerca. Fue emocionante pensar, allí arriba, junto a mis compañeras de escenario, premio tras premio, ¿cuánto estaremos recaudando? Seguíamos insistiendo en la venta de números, no fuera a hacer el despiste o los abrazos a los conocidos que alguien se quedara sin participar. La ocasión lo merecía.

"Pueden acercarse a la venta solidaria también", nos desgañitábamos, a los stands de las marcas que hicieron un esfuerzo, de eso estoy segura, por estar ahí.

Acabamos no con el postre, sino con el futuro, con la actuación de la joven cantante Alicia Herrera.

Levantó a todos definitivamente de sus asientos para moverse al ritmo de la convicción de que solo la investigación puede evitar que exista un día al año, convertido ya casi en un mes, en el que "celebramos" -vaya palabra- el Día contra el cáncer de mama.