Las chanclas son el aliado del verano, pero la versatilidad de este zapato no limita su uso únicamente a fechas de sol, calor y playa. Muchas personas las usan en su día a día para andar por casa. Además, hay también quienes eligen la natación como deporte para mantenerse en forma y, por este motivo, las necesitan.
[Cómo evitar las rozaduras en los pies cuando estrenas sandalias]
Las hay de muchas formas y colores y, además, son fáciles de usar. Por esto, las chanclas jamás pasan de moda, todas las marcas sacan sus versiones de este zapato cada año y siempre se convierten en productos de alta demanda. Sin embargo, tienen una incómoda desventaja: las rozaduras.
Las chanclas tienen tendencia a clavarse entre los dedos por el contacto directo con la piel y el roce que se genera. Por eso, las tiritas se convierten en las salvavidas de todas aquellas personas que quieren prevenir o curar las heridas provocadas por este zapato.
Cómo evitar las rozaduras
Algunas de las opciones más recurridas incluyen bálsamos protectores, una hidratación en profundidad, polvos de talco (esto está más indicado para el verano) o, la más curiosa, enfriar el calzado antes de usarlo.
- Bálsamos protectores: Algunas marcas comercializan bálsamos en formato stick que sirven para proteger la piel de la fricción y el roce con el zapato. La mayoría aparece en crema y se aplican a zonas localizadas para evitar el riesgo de herida.
- Hidratación en profundidad: Es muy importante tener la piel hidratada. Si tenemos los pies resecos será más probable que aparezcan heridas o rozaduras entre los dedos. De hecho, hay quienes recomiendan incluso aplicar crema hidratante a las chanclas antes de usarlas para ablandar las tiras que suelen generar rozaduras.
- Polvos de talco: Este es uno de los trucos más comunes para evitar las rozaduras. Se utilizan sobre todo para evitar que se genere un exceso de humedad en la piel, lo que puede facilitar que se produzcan heridas. Por esto, este tradicional remedio está muy recurrido en verano.
- Enfriar el calzado: Esta opción suele sorprender, pero es muy efectiva. Se trata de estirar el material del calzado. Para ello, tendrás que llenar una bolsa de plástico con agua y ponerla encima de las chanclas. Después, deberás introducirlas en otra bolsa y meter todo al congelador. El agua se congelará estirando así la piel del calzado. Es muy importante que, después de hacer esto, te pongas las chanclas inmediatamente para que se adapten a la forma de tus pies.
Cómo aliviar la molestia
Si ya es demasiado tarde y no has podido evitar la rozadura, lo que tendrás que hacer es curar correctamente la herida y dejar de utilizar esas chanclas durante un tiempo, al menos, hasta que se te cure.
Para curar una rozadura deberás lavar la piel con jabón y abundante agua como primer paso. Es muy importante que la piel esté limpia para evitar que una molesta herida se convierta en una dolorosa infección. En segundo lugar, deberás secar bien la zona y aplicar clorhexidina o povidona yodada (las puedes encontrar en farmacias).
Por último, es muy importante tapar la herida con una gasa antiadherente o con un esparadrapo para evitar que entre en contacto con factores externos. El problema de las tiritas es que algunas no dejan transpirar bien la piel, por eso debes tener cuidado a la hora de elegir qué utilizarás para cubrir la herida.
Si crees que tu herida está infectada es recomendable que acudas a un profesional como un podólogo para que valore la gravedad de la rozadura y la trate. Los masajes localizados y las pomadas específicas para el tratamiento de este tipo de heridas pueden ayudarte también a aliviar el dolor.