Aceptar un trabajo, separarse, comprar acciones... tantas decisiones que en muchas ocasiones decidimos tomar, contando con opiniones externas. Percibimos a amigos y familiares en un apoyo y, de alguna manera, en una razón de peso para optar por una u otra opción.
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Sin embargo, según el filósofo e investigador Farbod Akhlaghi, del Christ's College de Cambridge, dar su opinión o consejos no es tan favorable. Así lo expone en un artículo publicado en la revista filosófica Analysis. Las consecuencias serían una pérdida de autonomía e identidad. Así lo desarrolla.
¿Por qué deberíamos evitar dar consejos constantemente?
El argumento del experto se centra en estas elecciones que conducen a experiencias "transformadoras". Es decir, cualquier experiencia que proporciona conocimiento o comprensión de uno mismo, que solo puede conseguirse viviendo o cualquier otra que modifique los valores y deseos fundamentales de quien la vive.
En este sentido, el filósofo cuestiona el hecho de intervenir y de impedir que una persona viva esta experiencia transformadora. A su juicio, interferir en esta toma de decisión invade la "autonomía reveladora" y el "derecho a la autodeterminación" de una persona.
Aunque se realice con toda la buena intención, esta toma de decisión debe ser autónoma y ayudarnos a averiguar lo que realmente deseamos. Un motivo de peso para no hacerlo es la ignorancia de las consecuencias que tendrá esta decisión. Si recomendamos a una persona hacer algo que finalmente "sale mal", la responsabilidad puede recaer sobre un tercero y generar frustración en el sujeto principal.
"Convertirse en padre, por ejemplo, es una experiencia transformadora personal positiva para algunos pero no para otros (como aquellos que aprenden que son emocionalmente incapaces de ser buenos padres).
Esta barrera epistémica, característica de algunas experiencias transformadoras paradigmáticas, hace inverosímil pensar que la interferencia permisible generalmente depende del conocimiento, o razones para creer, que uno no puede poseer antes de hacer esa elección" explica el experto.
¿En qué casos es aceptable?
Farbod Akhlaghi subraya, sin embargo, una excepción: ante una situación de peligro medible. Es, en este caso, un deber moral avisar a la persona de lo que puede suponer y disuadirla de llevar a cabo esta decisión.
También se pueden tener en cuenta los intereses de esta persona y los cálculos de las consecuencias esperadas de elegir la experiencia transformadora en lugar de no elegirla. "Una vez que sabemos cuál es más probable que maximice la utilidad esperada para el que elige, podemos intervenir de manera permisible justo cuando la elección no maximizará la utilidad esperada y no de otra manera" añade el filósofo.
Aún así, plantea una dificultad: los consejos que damos se basan únicamente en la persona que conocemos en el momento presente, con sus preferencias actuales, y nunca en quiénes serán, y menos después de una experiencia que la transformará.
Es por lo tanto deseable decirle a un amigo que, moralmente, no podemos darle un consejo pero que puede contar con nuestro apoyo.