Ale Llosa es la fundadora del método KO. De entrada nos confiesa que nunca fue deportista, y que a los 30 decidió dar un vuelco a su vida. Abandonó su trabajo relacionado con el marketing, la moda y la publicidad y puso en marcha uno de los centros deportivos con más éxito en la capital.
[Método 12-3-30: El entrenamiento viral y más efectivo para perder peso]
“Con 30 años tomé la decisión de parar para preguntarme qué me estaba pasando, porque me sentía desequilibrada a pesar de que profesionalmente me iba muy bien. Y me di cuenta de que tenía algunos puntos vulnerables. Primero, una gran inseguridad personal. Hubo un tiempo en el que acudía a todas las fiestas a las que me invitaban, pero no me gustaba nada la sensación al día siguiente.
Por otro lado, tengo la suerte de tener una familia muy cariñosa, que están todo el día encima y crecí en un entorno de total dependencia. Dependía de que me dijeran que todo está bien, dependía del jefe, de mi pareja... Y un día me dije que esto no iba por buen camino.
Profesionalmente te iba bien...
Empecé a pensar que yo no podía vender cosas en las que no creía en el mundo de la moda. Estudié comunicación porque me emociona y me ilusiona que la gente descubriera los beneficios de productos o servicios, y empecé a buscar cómo sentirme mejor y ahí me acerqué al deporte. Cuando era joven pasé hasta por desórdenes alimenticios, pero el deporte me aburría mucho.
Conocí a mi marido que además era muy deportista, calmado y equilibrado. Volví a Barcelona con él, y mientras él hacía un MBA, me dispuse a estudiar fitness y nutrición para entender su efecto en el cerebro, y ahí empezó mi trayecto investigando qué hay detrás del deporte, cómo se comporta el cerebro. Me tomé un año sabático.
Creaste el Método KO en el 2008, ¿por qué?
Hice una pequeña investigación de mercado cualitativa y probé todas las disciplinas de fitness que existían. Me enamoré del boxeo, no por el contacto, sino por la agilidad y la velocidad que suponía y entrené todos los días del año. Luego descubrí las artes marciales que bebían mucho de la filosofía oriental. Me preparé en taekwondo y me enamoró la capacidad de enfoque, su equilibrio y la precisión. También entrené la fuerza a través de bootcamp y entendí que cuando una entrena duro, la cabeza cambia respecto a su percepción de sí misma.
Y por último, yoga, que para mí fue la mejor cereza del postre. Me ayudó a encontrar calma ante los momentos caóticos de mi vida. Cuando pasó el año sabático pensé que me había cambiado la vida y empecé a darle vueltas para crear algo y ayudar a otros. Y así tomé la decisión de que fusionando estas cuatro disciplinas naciera KO.
El método está creado para que tú des lo mejor de ti cada día y liberes estrés, miedos, te muevas y te sientas vivo otra vez. Se llama KO porque creo que es como un renacer que te noquea de felicidad y luego vuelves con ilusión y alegría.
¿Cuáles son los cuatro pilares sobre los que se asienta y cuáles son los beneficios para el cuerpo?
Son cuatro pilares básicos. Primero, deporte intenso todos los días, pero intenso no quiere decir dedicarle dos horas, sino que mi cabeza diga ¡wow! soy más fuerte de lo que pensé. En segundo lugar la conexión interior. El haber aprendido a respirar, a calmar o a darme espacio y agradecer el hecho de estar viva, me cambiaron.
En tercer lugar, una alimentación más consciente. Es preciso que miremos lo que comemos, pero no desde la perspectiva de estar más ‘fit’ porque a mi me enseñaron cómo comer para estar fit y no me dejaron comer ni un carbohidrato. Fue ilógico porque el carbohidrato es la energía de la vida. Entendí que ayudar a la gente a cambiar hábitos alimenticios podría ayudarlos a tener mejor energía y a superar mejor emocionalmente los temas de la vida. Y por último, la actitud positiva.
Para mi, descubrir que todos los días uno puede cambiar realmente la perspectiva de lo que te está pasando, fue vital. Creo que el día que yo entendí que el pasado ya no existe, y que el futuro no sabemos si va a llegar, empecé a entender que quería tener días bonitos todos los días. Cada día tomo la decisión de encontrar lo positivo en cada cosa que me pasa, para sentir mi corazón contento y dormir en paz.
¿Los alumnos son sobre todo, mujeres?
Tenemos un 40% de hombres y un 60% mujeres. La mujer se empodera muchísimo cuando descubre su fuerza.
KO tiene mucho de coordinación, es como una meditación en movimiento. Es una experiencia increíble. Yo estudié ‘experiencia’ en Disney y sé un poco de esto.
Creo que la mujer está más abierta a hacer cosas en las que tal vez no es tan buena, pero sabe que le van a hacer bien. Al hombre le cuesta un poquito más, pero cuando lo descubre se enamora.
El método está en Perú, Chile, Colombia, España, ¿pensáis expandir el método en otros países?
Tenemos la idea de abrir 40 locales en los próximos tres años. En España abriremos diez y en Madrid, esto es una exclusiva, abriremos muy pronto otro local. Estaremos en Ecuador, México y Miami. Ha sido muy bonita la evolución a pesar del drama y la dificultad que implicó la pandemia. Cerramos 14 locales en su momento. Pero ahora hemos tomado la decisión de ir a por todas.
Durante la pandemia, pusisteis en marcha KO Digital Studio.
Reaccionamos de forma muy ágil. En Perú, a nivel global hemos creado un laboratorio creativo donde trabajamos todos los productos. Previo a la pandemia ya estábamos con el proyecto en beta para digitalizar KO y cuando ‘cerraron el mundo’ tuvimos que pensar como implementar ese proyecto de un día para otro. Tenemos un gran equipo con más de 120 profes en el mundo hoy y una cultura corporativa interna muy fuerte, lo que nos permitió llegar a más de 47 países en seis meses.
Dices que KO es el mejor cardio party del mundo.
Como te decía yo era fiestera total. Y sabía que esa emoción que encontraba en la fiesta en la que uno se siente genial es difícil de superar. Por lo que he intentado siempre generar esta sensación de elevar mucho las emociones a lo largo de la clase con música. Hay mucha conexión de energía en movimiento grupal, donde la colectividad genera sentido de equipo, de pertenencia.
Cuéntanos como puede ser una rutina ideal día a día para quienes pasamos ocho horas sentados frente a la ordenador.
Hay que entender que es fundamental movernos todos los días, el tiempo y la forma en la que cada uno pueda. Mi consejo siempre es encuentra una hora todos los días, porque eso te va a ayudar a crear un hábito.
Si dejamos que se asiente en nuestro cuerpo la tristeza de ayer, el problema de hoy y el estrés, lo que va a pasar es que no vamos a tener claridad mental, ni lucidez, ni la energía necesaria para resolver los problemas de hoy. Hay que limpiar el cuerpo y la mente de las emociones, igual que te das una ducha cada día.
El cardio siempre ayuda a desatorar la cabeza más rápido para despertar tu lado emocional y que fluya la energía que te permitirá salir de los problemas. Por lo tanto, aconsejo fuerza tres veces por semana, aunque sea en casa. Y obligatorio todos los días tres minutos, al finalizar tu movimiento, para sentarte a solas a respirar para liberar, calmar tu sistema nervioso y salir tranquila y agradecida a lo que te depare el día. Hay que disfrutar con lo que hay, con la gente que está y con la persona que eres. No con lo que había ayer, ni lo de mañana.
Propones vivir sin miedo regulando nuestros chakras
Creo que el gran problema de la humanidad hoy día son nuestros propios miedos y el estrés que nos van agotando y nos nublan la ruta. Todos necesitamos alinear nuestro interior porque lo que armonizas por dentro se proyecta hacia fuera.
Mucha gente que me dice que quiere quemar calorías, estar más guapa o ponerse en operación bikini. Y yo les digo: ¿de qué me estás hablando? Encuentra tu calma y tu fuerza y nada de operación bikini.
¿Cómo podemos estimular a las mujeres para hacer deporte?
La forma más bonita sería recordarle a todo el mundo que tenemos una sola vida, que tenemos un cuerpo que necesita cuidado, pero sobre todo, que hay que limpiar la mente, que hay que trabajar las emociones y que hay que sacar de nuestro cuerpo las negativas, porque si no nos perdemos en la vorágine de la vida y terminamos esperando que en el futuro pasen cosas, cuando en realidad tenemos un presente por disfrutar.
Todo es parte de aprender a valorar la vida que tenemos, dejar de quejarnos un poquito y aprender a hacernos cargo de lo que podemos controlar. Yo nací el día que entendí que ni a la pareja, ni a los hijos, ni a la familia, no puedes controlar nada. Lo único que podemos controlar de verdad, es a nosotros mismos.
Si hacemos un trabajo de autoconocimiento un poquito más profundo, vamos a sentirnos mucho más felices y eso se contagia en nuestro entorno. Entonces, pregúntate qué tipo de vida quieres tener y qué tipo de persona quieres ser.