¿Quién no anhela una vida abundante, llena de felicidad, éxito y realización personal? La clave para lograrlo no radica en el esfuerzo constante ni en la suerte, sino en cambios conscientes que podemos hacer en nuestra mentalidad y en nuestras acciones diarias.
[La clave de la felicidad está en tan solo 35 palabras: esto es lo que dice la ciencia]
Maïté Issa, coach de Manifestación y autora del best-seller Tu éxito es inevitable (Grijalbo, 2022), comparte con MAGAS los siete hábitos que debemos incorporar en nuestro día a día para llevar un estilo de vida abundante.
1. Define tus deseos con claridad: enfoca tu energía en lo que quieres
Uno de los primeros pasos hacia una vida más abundante es definir tus deseos con una claridad cristalina. Con frecuencia, caemos en la trampa de enfocarnos en lo que no queremos o en lo que nos falta, lo que puede llevarnos por caminos inciertos y llenos de frustración. En lugar de desear vagamente ser feliz o tener éxito, es esencial invertir tiempo en descubrir y definir lo que realmente anhelas.
Imagina tus deseos como coordenadas en un mapa. Cuanto más preciso sea el destino que establezcas, más fácil será trazar una ruta precisa para llegar allí.
Pregúntate a ti mismo qué es la abundancia para ti: ¿Qué logros personales y profesionales me llevarán al éxito?, o ¿cuál es el propósito detrás de mis deseos?
Este enfoque te permitirá cambiar tu perspectiva. En lugar de concentrarte en lo que careces o temes, te enfocarás en lo que realmente deseas y necesitas para una vida más abundante. Una vez que tus deseos estén claramente definidos, estarás mejor equipado para trazar un plan de acción concreto que te guíe hacia tus objetivos.
2. Abandona las creencias limitantes: desbloquea el poder de tu subconsciente
Una vez elegida nuestra definición de la abundancia, los obstáculos más significativos provienen de las creencias limitantes arraigadas en nuestro subconsciente.
Estas creencias son pensamientos negativos que hemos aceptado como verdades absolutas. Pueden ser por ejemplo: 'No soy lo suficientemente bueno' o 'nunca hay suficiente dinero'. Se originan en experiencias pasadas e influencias externas que hemos acumulado con el tiempo.
Nuestra mente a menudo se enfoca en la escasez debido a que el subconsciente, como un archivo, ha almacenado experiencias pasadas de carencia e influye en nuestra percepción de la realidad, llevándonos a actuar de maneras que perpetúan esta falta de abundancia.
Para liberarnos de estas creencias limitantes, el primer paso es identificarlas. Presta atención a los pensamientos recurrentes que surgen cuando te enfrentas a desafíos o nuevas oportunidades, y entonces trabaja en desafiarlas activamente.
Comprender el origen de tus creencias ayuda a liberarte de ellas: pregúntate a ti mismo ¿qué experiencias o personas contribuyeron a estas creencias?
3. Practica la gratitud: la ciencia de la abundancia
La gratitud es una poderosa herramienta para atraer la abundancia. Investigaciones muestran que practicar la gratitud, activa áreas del cerebro relacionadas con la recompensa y la emoción, mejorando nuestra perspectiva y bienestar general.
Al expresar gratitud, no solo cambiamos nuestra percepción de la realidad, sino que también creamos un ambiente propicio para atraer lo que deseamos, incluso en relación con la abundancia financiera.
Además, la gratitud baja tus niveles de estrés y aumenta tu resiliencia. En este sentido, se ha demostrado que las personas agradecidas reciben más propuestas de promoción en el ámbito laboral, y suelen ser más exitosas a largo plazo.
Un ejercicio práctico es llevar un diario de gratitud. Diariamente, anota tres cosas por las que te sientas agradecido. Esto podría incluir pequeñas alegrías cotidianas, como disfrutar de una taza de café caliente o la compañía de un ser querido. De esta manera estás programando tu mente para apreciar lo positivo en tu vida, y cuanto más te concentras en lo que ya tienes, más razones atraes para estar agradecido.
4. Entrénate para estar cómodo en la incomodidad: la clave del éxito
En la búsqueda de una vida más abundante, la capacidad de estar cómodo en la incomodidad es clave. La gran mayoría de las veces, nuestros mayores avances y logros surgen de situaciones incómodas, desafíos y momentos de fracaso aparente.
Cuando nos enfrentamos a situaciones incómodas, nuestro cerebro se ve impulsado a encontrar soluciones y adaptarse. Es en estos momentos que descubrimos nuevas habilidades, desarrollamos la resiliencia y aprendemos lecciones valiosas.
Imaginemos el proceso de levantar pesas en el gimnasio. Al principio, puede ser incómodo y desafiante, pero es precisamente este esfuerzo lo que fortalece nuestros músculos. Este proceso de superar la incomodidad es lo que nos hace más fuertes y capaces de enfrentar futuros desafíos con confianza.
La mayoría de las personas se quedan en una zona de confort, muy por debajo de sus aspiraciones, y renuncian a sus sueños solo por miedo a encontrar confusión, dudas e incomodidad.
La diferencia de una persona que crea el máximo nivel de abundancia, es la predisposición para aceptar la incomodidad.
5. Rechaza las conversaciones y contenidos de escasez: alimenta tu mente
Es crucial reconocer cómo las conversaciones y contenidos cargados de escasez pueden influir en tu mentalidad. Cuando te rodeas de conversaciones que utilizan palabras de escasez, como nunca, imposible o no tengo suficiente, tu mente internaliza y acepta como verdaderas estas ideas limitantes.
Para cambiar esta dinámica, debes ser consciente de cómo el lenguaje y el contenido que consumes afectan tu mentalidad. Al rechazar conversaciones y contenido de escasez, estás protegiendo tu mente de influencias negativas y generando un espacio mental donde la abundancia puede florecer.
Busca fuentes de inspiración, educación y crecimiento personal que fomenten una mentalidad de abundancia como pódcast, libros documentales y nuevas experiencias.
6. Visualiza lo que deseas a diario: el arte de crear tu futuro
La visualización equivale a un viaje mental que te lleva a la realización de tus deseos. Cierra los ojos y sumérgete en una película mental donde tú, eres el protagonista de tu éxito. En este viaje, cada detalle cobra vida: los colores, los sonidos, las emociones. Es como si estuvieras saboreando el triunfo antes de que suceda.
Cuando visualizas de manera vívida, activas áreas del cerebro que están asociadas con la planificación y la ejecución de acciones. En otras palabras, cuando visualizas de manera positiva y detallada el logro de tus objetivos, estás estimulando las regiones cerebrales que están relacionadas con la toma de medidas concretas para alcanzar esos objetivos.
Es como si estuvieras entrenando tu mente para lograr todo lo que te propones. Construyes un camino mental hacia tus objetivos.
Imagina, por ejemplo, que deseas un nuevo trabajo. Cierras los ojos y te ves en la entrevista, sientes la confianza en tus respuestas, visualizas tu futuro espacio de trabajo y te sumerges en la sensación de éxito. Esta práctica constante programa tu mente para que se enfoque en ese objetivo y aumenta tus posibilidades de hacerlo realidad.
Además, al usar la visualización, se desencadenan las mismas emociones que si vivieras la situación de verdad. Esto baja los automatismos de defensa del cerebro, que considera como peligrosa cada nueva situación o cada nuevo objetivo. Tener un mecanismo de defensa a lo nuevo es como avanzar con un pie en el acelerador y otro en el freno.
7. Cuida de tu cuerpo como cuidas tu mente
Puede parecer sorprendente que el cuidado de tu cuerpo esté relacionado con la búsqueda de una vida más abundante. Pero, en realidad, el cuerpo y la mente están profundamente interconectados, y descuidar uno puede afectar gravemente al otro.
Imagina tu cuerpo como un vehículo de alto rendimiento, similar a un coche de carreras de Fórmula 1. Si no le das el mantenimiento adecuado, por mucho que el piloto (tu mente) le dé una dirección a la que llegar, no conseguirá llevarte allí sin retrasos o parones en el camino.
El sedentarismo afecta también al cerebro al disminuir el flujo sanguíneo y la oxigenación, lo que lleva a una sensación de cansancio, una disminución de la concentración y la función cognitiva. Además, puede contribuir al estrés y la ansiedad.
Cuando nos falta energía, todos sabemos lo que se queda en el olvido primero: nuestras aspiraciones personales. Hacemos lo justo para “tirar adelante” y cuidar de las necesidades y obligaciones básicas que requieren nuestras responsabilidades.
No tiene que ser algo complicado, ni que lleve tiempo, solo es necesario buscar unos minutos durante el día para caminar, estirarse y dar unos pasos cada hora, así como conectarse con la respiración antes de ir a dormir.