Cada vez es más frecuente ver tanto a influencers como a personas que carecen de impacto mediático publicando cada momento de sus vidas en redes sociales sin ningún tipo de reparo. Comidas, viajes, eventos... El problema llega cuando también incluyen a sus hijos en este posteo excesivo, que puede convertirse en algo perjudicial para el menor.
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Sharenting. Ese es el término con el que se denomina a la sobreexposición de los menores en redes sociales por parte de sus progenitores, una tendencia que además va en aumento.
Danae, la niña influencer
Danae es una niña de cinco años que ya es conocida por toda la comunidad de TikTok gracias a los vídeos diarios que publican sus padres en los que muestran qué hace, cómo reacciona a una determinada situación o, simplemente, en los que la graban con la única finalidad de aumentar las visitas y los likes.
Según el informe EU Kids Online, el 89% de las familias comparte al menos una vez al mes contenido sobre sus hijos en las plataformas digitales. Aunque esta práctica pueda parecer inofensiva e inocente a simple vista, la realidad es que pone en peligro al menor.
Según María Sánchez Corrales, psicóloga clínica infantil, la exposición de la vida privada de los niños en redes sociales puede llegar a ocasionarles diversos problemas psicológicos. "Los niños se encuentran en pleno desarrollo neurológico, psicológico, físico y social, por lo que este tipo de prácticas pueden afectarles sobremanera si se trata de algo constante y permanente", explica.
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Y añade, "además, todo lo que se publica en Internet es imborrable, y en un futuro puede ser causa de bullying y/o acoso hacia el menor que ha sido sobreexpuesto sin tener ni siquiera consciencia de ello".
Este tipo de prácticas pueden desembocar además en algunos trastornos como ansiedad social. "Lo que para los padres es algo tan inofensivo como mostrar a su hijo comiendo puré con toda la cara manchada o haciendo sus necesidades por primera vez, en un futuro puede dañar su reputación y su autoestima".
Consecuencias jurídicas y legales
Laura Gascón Palomero, criminóloga y abogada, nos explica que este fenómeno no tiene consecuencias legales directas para los progenitores, como pueden ser la cárcel o las sanciones económicas. Eso sí, existen algunas excepciones como que el menor fuera expuesto realizando determinadas actividades denigrantes para su persona. Por ejemplo, la publicación de un vídeo en el que se mostrara al menor haciendo trabajos forzados.
"A pesar de ello, con la sobreexposición de los menores en redes sociales se produce una clara vulneración de algunos de los derechos fundamentales del niño, como pueden ser el derecho al honor, a la imagen y a la intimidad", dice la criminóloga.
Palomero sostiene, además, que "aunque los padres tengan toda la potestad sobre el menor por el simple hecho de ser sus tutores legales, entran en juego algunos derechos fundamentales inviolables que todos tenemos por el simple hecho de ser personas y que, aunque este tipo de acciones no estén penadas de manera directa como ya expliqué anteriormente, suponen una clara vulneración de los mismos".
Tampoco hay que olvidar la existencia de otros aspectos importantes, como puede ser la huella digital, que permite que las imágenes publicadas permanezcan para siempre en el historial del menor sin que este lo haya consentido en ningún momento, o la posibilidad de un ciberacoso hacia el menor.
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Más aún, las fotos y vídeos publicados pueden llegar a ser utilizadas con fines negativos, peligrosos y perturbadores, como puede ser el de la pedofilia, y pueden llegar a revelar datos importantes, tales como la localización o la escuela a la que acude el menor, exponiéndolo así a diversos peligros.
El caso de Danae es uno de tantos en los que los padres utilizan la imagen de sus hijos para enorgullecerse en redes sociales y/o obtener una recompensa económica gracias a vender la imagen de sus hijos, sin tener en cuenta las consecuencias que puede tener, tanto para sus hijos como para ellos mismos en un futuro.
*Claudia Hernández Heras, autora del reportaje, es alumna de la primera promoción 2023-2024 del Máster de Periodismo de ELESPAÑOL/UCJC.