Todas las parejas en el mundo discuten, incluso las que dicen que no. Ya sea por algo insignificante, como dónde salir a comer o quién tiene el mando de la televisión, las polémicas forman parte de todas las relaciones que mantenemos a lo largo de nuestra vida, más bien son una parte natural de ellas de las que nadie se puede escapar por mucho que quiera.
Lo cierto es que hay muchos días que no queremos discutir, pero lo que sucede a lo largo del día nos obliga a ponernos en una posición u otra. Nos levantamos con mal pie, estamos enfermos, alguien nos ha hecho enfadar, hemos dormido mal… una serie de factores que indirectamente nos hacen hablar sin ganas a nuestra pareja, familiares o amigos. Este tipo de situaciones, muy habituales, terminan siempre en una discusión que por lo general no podemos evitar.
Al final, estamos rodeados de momentos que pueden hacernos enfadar, pero no por ello tenemos relaciones tóxicas, sino que esas personas son importantes para nosotros y nos molestan aspectos que de otras personas no nos preocuparían. A pesar de que no todas las discusiones sean saludables, la ciencia respalda que discutir es una buena señal en las relaciones.
Según Robert Allan, PhD, psicólogo clínico autorizado y profesor asociado de la Universidad de Colorado en Denver, discutir es una señal de que estás profundamente involucrado en la otra persona y, si no nos importasen, no discutiríamos con ellos. Al final, los desacuerdos forman parte de la base para construir una relación sana.
La ciencia respalda al experto, y es que un estudio descubrió que las parejas felizmente casadas no discuten menos que las parejas en apuros, pero sí discuten de manera diferente. En otras palabras, el problema no es discutir, sino que no sabemos cómo hacerlo bien, ni mucho menos, como zanjar la situación para no terminar acumulando los desacuerdos, perjudicando más la polémica o haciendo sentir mal a la otra persona.
Al final, cuando nos sentimos molestos, tendemos a expresar todo lo que se nos pasa por la cabeza sin pensar cómo se puede sentir nuestra pareja, familiar o amigo. No tenemos tiempo de recapacitar y por nuestro propio orgullo, nos cuesta simplemente pedir perdón. Aunque en ocasiones, decir "lo siento" tampoco soluciona nada, sino que nos otorgamos la culpa únicamente para que acabe el conflicto cuanto antes.
La frase que puede zanjar de forma positiva cualquier discusión de pareja
Cuando hablamos de zanjar de forma positiva una discusión de pareja, millones de personas pensarán no solo en pedir perdón, sino en guardar silencio, dejar de protestar o simplemente ser más educados. Sin embargo, lo mejor que podemos hacer es no recurrir a las respuestas evitativas, sino fomentar la empatía y el entendimiento mutuo.
Argumentar bien es una gran habilidad, pero está fuertemente influenciad por nuestra forma de pensar y, en este caso, por nuestro papel en la discusión. No es lo mismo cuando somos la persona afectada, que cuando somos quien ha hecho algo mal. En cualquiera de los puntos, no se trata de que una persona declare la victoria, sino de que ambas hagan un esfuerzo.
Por ese motivo, la frase que puede zanjar de forma positiva cualquier discusión es, sencillamente, "tienes razón". Muy pocas veces la decimos, podríamos decir que prácticamente nunca, porque esperamos que la otra persona lo haga por nosotros. Lo cierto es que dar la razón no implica necesariamente estar de acuerdo al cien por cien con la posición de la otra persona, pero muestra el respeto por sus sentimientos y perspectivas.
Cuando damos la razón a la otra persona, no solo validamos su punto de vista, sino que estamos fomentando el bienestar y la tranquilidad en el ambiente. Al reconocer que la otra persona tiene razones para enfadarse, estamos creando una conexión en la que nuestra pareja se puede ver reflejada y, en muchos casos, puede verse incluso incitada a pedir perdón.
Este acto de empatía obliga a ambas personas a que se entiendan, escuchen y colaboren para solucionar las diferencias. No siempre debemos darle la razón en todo, sino simplemente en lo que consideremos oportuno. En lugar de centrarnos en ver quién gana el conflicto, ambas partes trabajan juntas para resolver el problema.
Los expertos inciden en la importancia de conocer cómo terminar las discusiones, ya que es imposible evitarlas. De hecho, no pelear con nuestra pareja puede indicar un problema diferente, como cansancio de compartir nuestros verdaderos sentimientos o la falta de confianza en cómo manejará la otra persona nuestras opiniones y pensamientos.