La felicidad es algo completamente subjetivo, mientras que algunas personas prefieren cosas más materiales para sentir ese placer, como ir de compras o cenar en su restaurante favorito, otras muchas simplemente lo ven como algo más espiritual, y contemplan conocer personas o mantener relaciones plenas y duraderas como el bienestar absoluto.
Dentro de esta subjetividad, hay aspectos que son generales y es muy probable que aunque el mundo se divida en diferentes grupos a la hora de hablar de la felicidad, haya momentos en los que coincidan. Y así pasa con los países que, según el Informe Mundial sobre la Felicidad, se posicionan en el podium del bienestar. Siendo tantísimas personas las que se sienten de esta forma, uno termina por pensar que algo deben tener en común.
Así como los países con las personas más longevas, que cuentan con una serie de directrices como alimentos milagrosos en sus dietas, ejercicio constante o, incluso, alcohol moderado para nunca perder esa parte de gracia, el lugar más feliz del mundo también puede presumir de estar en sintonía para conseguirlo. Ya no solo de manera filosófica, sino que realizan actividades que corroboran a este bienestar que en otros países del mundo no están tan normalizadas.
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Mientras que España sigue perdiendo posiciones por cuarto año consecutivo en la clasificación, pasando del puesto 24 en 2021 al 36 en 2024, el país nórdico se ha vuelto a posicionar como el más feliz del mundo, una posición que acarrea desde hace siete años. Este lugar privilegiado, según los estudios, se debe principalmente a los elevados niveles de confianza y libertad que caracterizan su sociedad, que se distingue por su educación, calidad de vida, naturaleza y tradiciones milenarias.
Dentro de estas tradiciones milenarias, encontramos algunas que son directamente causantes de la felicidad de los finlandeses. Mientras que otros países destacan por bailes, festividades o celebraciones que parecen estar relacionadas con el bienestar absoluto por las grandes emociones que causan, el secreto de Finlandia podría ser una actividad que para otros rincones del mundo es más bien, evitable. Como las saunas.
La sauna es esencial para la salud física y emocional de los nórdicos
Por mucho que las saunas parezcan completamente modernas y avanzadas, la pasión por este espacio a alta temperatura contrasta con el hecho de que sus orígenes se remontan, según estimaciones, a 10.000 años atrás. Las primeras "casas para sudar" datan de la Edad de bronce, y se empleaba en hoyos excavados en la tierra, con piedras en el fondo que se calentaban como una fogata.
Con el paso de los años, la sauna se convirtió en una práctica añadida a la rutina de autocuidados, pero muy poco habitual de grupos muy concretos. Sin embargo, siglos atrás, su rol iba mucho más allá de crear una sensación de bienestar o de ser un lugar para relajarse y era, prácticamente, un modo de vida que ha llegado hasta la actualidad en algunos países.
A diferencia de países como España, donde las saunas suelen promocionarse como una actividad poco común para la mayor parte de la población, que va sujeta en muchas ocasiones a otros espacios como gimnasios comunes o días de spa, en Finlandia desempeñan un papel mucho más cotidiano. De hecho, mucha gente tiene saunas en sus casas e incluso, muchos finlandeses nacieron en ellas. En el país nórdico este espacio de altas temperaturas es considerado sagrado y un lugar para encontrar comunidad y paz.
La mayoría de los finlandeses, incluso, confiesan que no podrían vivir sin la sauna. En ellas realizan todas las actividades que en otros países veríamos habituales en la calle, como tomar cervezas, charlar o realizar encuentros. El 90 % de la población, van a la sauna al menos una vez a la semana y en Finlandia hay aproximadamente 3,2 millones, una cantidad asombrosa para una nación de 5 millones de habitantes.
Es el espacio donde conectan las personas de todas las edades, desde los más pequeños, los que vienen de trabajar o quienes ya están jubilados y buscan ese tiempo de paz y tranquilidad. Porque si hay algo de lo que presumen las saunas finlandesas es de eliminar todo el estrés que puedes llegar a acarrear durante el día.
Para los nórdicos, la sauna es ese lugar donde puedes bajar la guardia. Ese espacio donde puedes hablar de la vida o compartir problemas, incluso con extraños. Además, es una cura potencial para la soledad, ya que puedes compartir tu tiempo con decenas de personas que están dispuestas a escucharte y a hablar de todas esas cosas que a ellos también les perturban. Incluso es el punto donde van las personas mayores que se sienten solas.
El vapor, llamado loyly (pronunciado "low-loo"), es fundamental para la experiencia. Los finlandeses disfrutan de esta sensación cuando y donde pueden, las saunas no son dominio exclusivo de quienes pueden permitirse unas vacaciones de lujo en un spa. Esto se traduce en uno de los motivos por los que tantas personas son felices y no es un estado de ánimo concreto de un grupo de personas, como sí puede pasar en otros países.
Beneficios de las saunas
Por lo general, el uso de la sauna es seguro, pero puede no ser apropiado para todos. Sus altas temperaturas para muchas personas terminan por causar estrés o incomodidad, de hecho, los finlandeses aceptan estas saunas porque cuando salen viven en un ambiente tan frío, por lo que estos espacios les hace recordar el calor y sentir lo que de manera habitual no es tan fácil en un país nórdico.
Las saunas tienen grandes beneficios para nuestra salud, elimina las toxinas del cuerpo, disminuye el dolor muscular, aumenta y mejora la circulación, mejora la salud cardiovascular y reduce el estrés. Este último factor es el que más favorece a los nórdicos, y sucede, ya que el calor activa el sistema parasimpático, que es responsable de la relajación y recuperación del cuerpo. Este proceso ayuda a reducir los niveles de cortisol, la hormona del estrés.
Su uso regular entrena al cuerpo para gestionar mejor el estrés, reduciendo la respuesta de "lucha o huida" y fomentando un estado de calma que podemos llevar a nuestra vida diaria. Pero además, este espacio puede incronizar los ritmos circadianos del cuerpo, facilitando un ciclo de sueño más regular y reparador.
El aumento de la circulación sanguínea gracias a la temperatura mejora la oxigenación y la nutrición del cerebro, lo que puede llevar a una mayor claridad mental y una mejor capacidad de concentración. A la vez que desconectamos del "mundo real" estamos conectando con nuestro cuerpo, nuestra mente y todas las personas de nuestro alrededor.