El miedo es uno de los sentimientos más habituales en las personas, es una reacción natural ante situaciones que percibimos que implican un peligro real. Las fobias, en cambio, van un paso más allá. Se trata de un temor fuerte e irracional de algo que representa poco o ningún riesgo. Algunas de las más frecuentes son la aracnofobia, el miedo a las arañas; la acrofobia o miedo a las alturas o la nictofobia, más conocida como miedo irracional a la noche u oscuridad.
Por lo general, lo curioso de muchas de las fobias que conocemos es que la mayoría de las personas no encuentran estos conceptos molestos, y de hecho, no comprenden como pueden sentirse así por circunstancias cotidianas. Sin embargo, para las personas que los padecen puede suponer un momento de estrés, ansiedad y momentos debilitantes.
Lo cierto es que las fobias son tan comunes, que posiblemente a lo largo de nuestra vida desarrollemos alguna, si no lo hemos hecho ya, o sintamos esa misma sensación de terror ante aspectos relativamente normales. Incluso, es posible que uno de esos miedos que hemos experimentado nunca le hemos dado importancia porque no conocemos que más personas pasan por ello, y que, además, tiene un nombre para identificarlo.
De todas las fobias que existen, algunas son consideradas incluso un placer para quienes disfrutan de ellas. Como es el caso de quienes tienen un temor irracional hacia el queso o de quienes no disfrutan para nada de ponerse al volante de un coche, de hecho, lo evitan lo máximo posible, como lleva haciendo Penélope Cruz desde que era niña.
El acto de conducir puede ser una de las actividades más placenteras para un grupo de personas. Subirse al coche, mirar el horizonte, disfrutar de la carretera sin importar la hora del día y cantar la música a todo volumen. Todos estos factores, por muy relajantes que parezcan en un primer momento, resultan en una fobia que padece entre un 28% y un 33% de los conductores en España.
Qué es la amaxofobia
Penélope Cruz abrió la veda y visibilizó una de las fobias más comunes pero desconocidas para la mayor parte de la población en su última visita a El Hormiguero. Acudió al programa televisivo a presentar, justamente, una película de coches. Sin embargo, lo primero que reconoció es que antes de aceptar el papel, preguntó si iba a tener que conducir el modelo de vehículo que aparecía en la pantalla.
El motivo de su preocupación no era una presunta torpeza, sino un tema más serio que tenía que ver con su infancia, donde tuvo que presenciar cómo atropellaban a su hermana delante de ella y, desde entonces, considera a los coches como "una amenaza" y siente temor por la velocidad.
La amaxofobia es el miedo irracional a conducir. Este trastorno puede llegar a provocar ataques de pánico a aquellas personas que tienen que ponerse delante del volante, que tienen que sentarse en uno de ellos o que sencillamente se imaginan conduciendo un vehículo. Curiosamente, lejos de ser un trastorno extraño o poco frecuente, el trastorno que tiene Penélope Cruz está presente en más del 30% de los conductores de España o lo que es lo mismo, 1 de cada 4 conductores de España.
Consiste en un término es relativamente reciente, concretamente de 2010, cuando lo acuñó la psicóloga Beatriz Dorrio. A pesar de paralizar a tantísimas personas alrededor del mundo, existen muy pocas investigaciones al respecto, pero sí se conoce que según el grado de ansiedad que genere a cada persona, la calidad de vida de quienes lo sufren puede verse claramente afectada, ya que no pueden coger un coche para desplazarse o simplemente subirse a uno.
Sentir cierto nerviosismo al ponerse al volante de un coche puede ser, hasta cierto punto, normal. Al final, en muchas ocasiones no solo depende de nosotros, sino que hay millones de circunstancias que pueden jugarnos una mala pasada y acabar en un susto; sin embargo, cuando este es irracional, intenso, persistente y genera un aumento de ansiedad, puede llegar a bloquear a la persona.
Tal y como ha pasado con Penélope Cruz, este trastorno se puede originar a partir de un trauma ajeno o propio, pero también se puede desarrollar a lo largo de los años. Entre sus signos y síntomas físicos más comunes son el nerviosismo, la rigidez, mareos, sensación de falta de aire o sudoración, pero puede llegar a desplazarse a lo psicológico.
Dependiendo del grado de la persona que lo padezca, pueden aparecer unos síntomas u otros, mientras que algunos de ellos son más frecuentes como la sensación permanente de alerta o la visualización de posibles accidentes, puede llegar a interferir con el descanso, apareciendo insomnio o pesadillas relacionadas con un viaje.
¿Cómo afrontar la amaxofobia?
Cada persona es un mundo, y todas y cada una de ellas necesita unos tiempos y procedimientos únicos para afrontar sus miedos y temores. Los profesionales clínicos siempre van a saber qué hacer en estas situaciones y van a ofrecernos las mejores soluciones; sin embargo, si queremos simplemente reducir nuestra fobia y nos vemos capaces, estas son algunas de las maneras para conseguirlo.
-
Exposición gradual a la conducción. La mejor forma de superar una fobia es exponerse a ella, y ver que lo peor de todo son siempre nuestros pensamientos. Esto no significa que de repente cojamos el coche y hagamos un viaje de dos horas, sino que poco a poco, vayamos cogiendo el vehículo con más frecuencia.
-
Técnicas de relajación. Existen muchas formas de relajarnos que permiten controlar la ansiedad, así como el estrés y la tensión que nos puede producir vernos dentro del vehículo. Realizar una serie de respiraciones, por ejemplo, antes de comenzar el viaje puede ser fundamental de cara a nuestro comportamiento y bienestar.