Este es el rasgo de personalidad que tienen las personas superdotadas, según los expertos
La superdotación va más allá de la inteligencia académica y puede mostrarse de diferentes maneras.
19 mayo, 2024 09:15La superdotación es algo que durante toda la historia ha llamado la atención. Cuando hemos oído hablar de alguien que cuenta con este don o, incluso, personas cercanas a nosotras lo tienen, miles de preguntas se nos pasan por la cabeza tratando de entender hasta qué nivel estas personas son inteligentes.
Lo cierto es que el ser superdotado no solo implica responder rápido a una ecuación matemática, sino que también supone entender, razonar y tomar decisiones con relación a lo que les rodea o, incluso, destacar simplemente en un ámbito.
Pero además, si hay algo que llama la atención, en especial a los expertos, es la personalidad de las personas superdotadas. Aunque hayan estudiado que su forma de relacionarse sea prácticamente igual, hay un rasgo en especial que se relaciona más fuertemente con el talento: la apertura a la experiencia.
Qué es la apertura a la experiencia
En el diario High Ability Studies, los investigadores Ogurlu y Özbey llevaron a cabo un metanálisis sobre la personalidad de las personas superdotadas, a diferencia de quienes no contaban con esta habilidad. Mientras que la amabilidad, extraversión, escrupulosidad o neuroticismo era similar entre los participantes, la apertura a la experiencia llamó la atención.
Tal y como explican desde Psychology Today, la apertura a la experiencia es un componente clave de la inteligencia, que contribuye a la creatividad y a la capacidad de considerar múltiples opciones y perspectivas para abordar la vida, resolver problemas y comprender situaciones complejas.
La apertura a la experiencia es una de las cinco dimensiones centrales de la personalidad que impulsan el comportamiento. Las personas con un desarrollo de esta característica son fluidas, flexibles y, sobre todo, creativas. Recordemos que la creatividad es uno de los tres tipos de altas capacidades.
La creatividad consiste en el conjunto de características que incluyen la curiosidad, originalidad (o ingeniosidad) y la voluntad de cuestionar. Prácticamente, todos los científicos reconocidos a lo largo de la historia son aquellos que, más que destacar con capacidades sobresalientes, emplearon su capacidad creativa para cambiar el mundo.
Quienes cuentan con un alto nivel de apertura a la experiencia también buscan estímulos nuevos, conocimientos y emociones. Se abrazan al cambio y se abren a modos distintos de pensar, miran la vida con una especie de ojos de niño, con los que se permiten aprender más y nunca sentirse satisfechos con lo que saben.
Por el contrario, las personas que no han desarrollado esta característica son más cerrados y menos tolerantes. Aquellas que no buscan salir de su zona de confort o de sus pensamientos rutinarios, por lo que tampoco se esfuerzan por aprender más en su vida diaria.
Cómo se muestra la apertura a la experiencia
Literalmente, la apertura a la experiencia consiste en una dimensión del estilo cognitivo que distingue a las personas imaginativas y creativas de las personas convencionales y con los pies en la tierra. Se podrían definir como personas con la mente abierta.
Los experimentos en psicología de la personalidad muestran que las personas de mente abierta procesan la información de diferentes maneras y pueden, literalmente, ver el mundo de manera diferente a la persona promedio. De hecho, lo demuestran con sus ideas y aportaciones.
Si ponemos un ejemplo y a un grupo de personas, preguntásemos todos los usos que puede tener un ladrillo, las más convencionales generarían menos respuestas y más obvias: construir casas, edificios, puentes…
Para las personas abiertas a la experiencia, las posibilidades abundan. Un ladrillo puede usarse como arma, como pisapapeles, como reemplazo de la pata de un sofá roto. O se puede triturar y mezclar con agua para hacer pintura. Ven más posibilidades incluso en los objetos más mundanos.
Y aunque parezca que este rasgo de la personalidad es algo con lo que naces, la apertura a la experiencia se puede fomentar. Dedicar más tiempo a actividades culturales, abrirnos a nuevos hobbies, participar en desafíos mentales, crear confianza, revisar nuestro pasado o, simplemente, "adoptar la actitud de un niño", siendo plenamente conscientes de que somos adultos.