"Daniel jugaba a la II Guerra Mundial en el recreo de la guardería cuando era muy pequeño. Dividía a sus compañeros en nazis, aliados o judíos y él se lo pasaba bien, pero el resto de niños no entendían nada", explica Raquel Navas, mujer de altas capacidades y madre de Daniel y Lucía, superdotados.
Ella ha soportado sobre su espalda el peso de las altas capacidades desde pequeña, cuando con tan solo unos años se encargaba de cuidar de su hermano pequeño: "A veces se me quemaba la comida o se me olvidaba la sal". Ahora, está reviviendo ese infierno con sus hijos, pues el sistema educativo no contempla, al menos en la práctica, las necesidades de los niños con altas capacidades.
Según el Ministerio de Educación y Formación Profesional, se han identificado 46.238 alumnos escolarizados con altas capacidades. Sin embargo, múltiples estudios científicos demuestran que el 10% de los alumnos tienen altas capacidades intelectuales, y 2% son superdotados. Esto confirma que en España hay aproximadamente 110.000 estudiantes superdotados y más de 600.000 alumnos de altas capacidades que no reciben atención especializada.
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Las cifras anteriores solo hablan de la escasa identificación de estos perfiles. Pero a ellas hay que sumar las elevadas tasas de fracaso escolar, la creciente aparición de problemas psicológicos y de socialización o la falta de especialización de los centros educativos. Todo ello crea el cóctel perfecto y a veces ser superdotado se convierte en un infierno, o así es como lo relatan ellos mismos en este reportaje.
Así son las altas capacidades
Las altas capacidades intelectuales son reconocidas a partir de un cociente intelectual de 120 puntos. Y, en el caso de la superdotación, asciende a los 130. En cuanto a sus competencias, no todos los niños muestran los mismos indicios, pero suelen tener muy buena memoria, un vocabulario rico y fluido, inquietudes que demuestran gran madurez y precocidades en la infancia. Además, son altamente sensibles, lo que se puede convertir en un problema en muchas ocasiones.
Raquel Navas, madre de superdotados: "Son siete veces más inteligentes que tú, siete veces más fuertes que tú, pero cuando algo les daña, les daña siete veces más que a ti".
El entorno también juega un papel fundamental en la vida de estos chicos, pues la mayoría de ellos tienen dificultades para relacionarse. Según Carmen Sanz Chacón, psicóloga, directora de El Mundo del Superdotado y autora de La maldición de la inteligencia: "Se sienten diferentes y el entorno les ve así. Esto lleva a problemas de integración social, en muchos casos al fracaso escolar y supone depresión y otros problemas de autoestima".
Carmen Sanz Chacón, psicóloga: "Las personas muy inteligentes suelen tener falta de comprensión por su entorno. Tienen inquietudes y necesidades diferentes".
Por todo ello, tienen alto riesgo de sufrir ansiedad y otras dificultades. "Mi hija tiene insomnio. Empiezan con tics, hay una gran tasa de bulimia y anorexia en las niñas. Es terrible", relata Raquel Navas. Y es que, en las chicas, la superdotación representa una doble losa: la de ser mujer y la de tener altas capacidades.
Mujer y superdotada
"Mención aparte merecen las niñas. Ellas son de otra pasta", afirma Alicia Rodríguez, miembro fundacional y presidenta de AEST (Asociación Española de Superdotados y con Talento para niños, adolescentes y adultos). "Son capaces incluso de sacrificar su potencial para adaptarse. Ocurre sobre todo en la adolescencia, cuando muchas comienzan episodios depresivos o problemas con la alimentación".
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Carmen Sanz también apoya esta teoría: "En la adolescencia no queda bien ser muy inteligente, sino que la sociedad te lleva a ser más atractiva, femenina, callada… Eso es lo importante de cara a interactuar con los chicos y por eso muchas chicas disimulan su inteligencia".
Tanto es así que, durante el periodo de la infancia, hay aproximadamente un 30% de niñas identificadas como altas capacidades frente a un 70% de niños, aunque por estadística tendría que ser igual ya que no hay diferencia entre los cerebros de niñas y de niños.
En el caso de Lucía, la hija de Raquel Navas: "Me dijeron que era muy inteligente, como su hermano, pero destacaba menos en clase", comenta su madre. Además, la pequeña sufrió acoso escolar: "Lucía escribió una novela cuya protagonista era 'Súper Lucy', una superhéroe que luchaba contra el acoso escolar en el mundo y tenía una guarida. Fue su forma de combatirlo".
Raquel Navas: "Lucía decía que no la llevara al 'cole', que era un infierno y se quería morir con 6 años. Yo también me quería morir al no saber qué hacer".
El caso de Daniel y Lucía
Los hijos de Raquel Navas son un ejemplo perfecto de cómo la inteligencia mal atendida por el sistema educativo puede ser un quebradero de cabeza. Daniel está en 1° de la ESO bilingüe y habla inglés, italiano y francés. Además, cursa tercero de piano en el conservatorio de Alcalá de Henares. Lucía está en 5° de Primaria en un colegio bilingüe y aprendió a tocar el piano sola: "Se sentaba al piano y era capaz de sacar de oído cualquier cosa que escuchara".
En el caso de Daniel, dijo sus primeras palabras con 3 meses y en la guardería ya detectaron que tenía altas capacidades. Aun así, a sus padres les ha costado 5 años acreditarlo ante el colegio: "Hice de la madre loca, tuve que amenazar al centro con una inspección educativa y aun así me dieron largas, pero mi hijo tiene 145 de cociente intelectual", explica Raquel Navas impotente.
Raquel Navas, madre de superdotados: "Les pedí que evaluaran a Daniel y no les dio la gana, mientras tanto ha estado sufriendo y todavía no hemos conseguido nada".
Aun así, Raquel no ha conseguido que adelanten a su hijo de curso: "Sus cuadernos están llenos de dibujos porque se aburre. Los veo y me pongo a llorar porque pienso en todas las horas que ha perdido mi hijo solo porque no quieren cambiarle de clase para mejorar su bienestar", se lamenta la madre.
Por su parte, Lucía tiene un cociente intelectual de 142, aunque tampoco ha recibido atención especial. Como explica Raquel Navas: "Cuando llevamos su informe, avalado por profesionales y diciendo que tenía altas capacidades, hicieron un avión de papel con él y a día de hoy sigue desatendida". Pero ¿por qué es tan difícil conseguir que sus necesidades queden cubiertas dentro del sistema educativo?
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Un sistema sin garantías
En 1995, la legislación reconoció al colectivo de los niños superdotados y de altas capacidades y lo incluyó dentro de los alumnos de N.E.E. (Necesidades Educativas Especiales). "Sin embargo, con el paso de los años el sistema educativo se ha encaminado más hacia la igualdad que hacia la equidad. Y la igualdad de oportunidades nada significa si no se garantiza el derecho a ser desigual y la libertad de ser diferente", explica Alicia Rodríguez, presidenta de AEST.
La realidad es que la LOE, LOMCE y LOMLOE trasladan a las administraciones educativas la valoración del alumnado de altas capacidades y la elaboración de planes de intervención y programas de enriquecimiento curricular adaptados a sus necesidades. Sin embargo, y como apunta Alicia Rodríguez, "en la mayor parte de los casos, para conseguir una valoración de altas capacidades se tarda 2 o 3 cursos".
Alicia Rodríguez, presidenta de AEST: "La ley es muy ambigua y obsoleta. No reconoce los distintos perfiles de altas capacidades ni los estudios de expertos".
Según la experta, esta debería ser una cuestión de Estado porque excede de las competencias autonómicas: "El Gobierno tendría que impulsar programas de cooperación territorial centrándose en el enfoque del desarrollo de todos los talentos, no solo los superdotados". Además, lanza la siguiente pregunta: "¿Tan sobrados estamos en este país de talentos?". Desde el equipo de Magas, nos hemos planteado otra cuestión: ¿tiene solución este problema?
Identificar no es suficiente
"La solución más sencilla y la que proponemos en El Mundo del Superdotado es que se suba de curso en cuanto se detectan las altas capacidades, pero es algo que le cuesta a los profesores, a los orientadores y al propio sistema", comenta Carmen Sanz Chacón. Además, facilitar la flexibilidad de curso es lo más barato porque no tiene coste alguno y los niños normalmente se integran bien en las nuevas clases.
Otra de las medidas para revertir esta situación es, según la experta Sanz Chacón, promover la creación de colegios especiales: "Igual que en ámbito de la discapacidad, hay niños que no están bien en un colegio común aunque haya inclusión y necesitan uno especial. Lo mismo con altas capacidades. Pero debería de fomentarse desde el ámbito público", explica la psicóloga.
Sanz Chacón, psicóloga: "Es muy complicado subir al niño de curso, se necesitan muchos informes y normalmente no se aceptan los de centros privados".
Por ello, la experta anima a todas las madres a luchar por los derechos de sus hijos: "Si tienes un informe profesional, pelea lo que haga falta para conseguir que tu hijo tenga una atención acorde con sus capacidades. La ley dice que estos niños necesitan una atención educativa específica y no hacerlo es dejación de funciones. Y eso es denunciable", explica la directora de El Mundo del Superdotado.
Desde luego que Raquel Navas, como madre, lo tiene claro: "Después de años y años luchando hemos conseguido que reconozcan a mis hijos como superdotados, pero es una victoria amarga porque siguen sin recibir atención especial. Aun así, no nos vamos a rendir y les seguimos recordando cada día todo lo que valen, que es muchísimo".