Viajar en globo nunca fue tan fantástico

Viajar en globo nunca fue tan fantástico Pexels

Estilo de vida

Tres destinos soñados a vista de pájaro y la historia de una pionera. Viajar en globo nunca fue tan fantástico

El Parque del Serengueti, la historia de Egipto o los paisajes de las pagodas de Myanmar son destinos privilegiados para contemplarlos a vista de pájaro, pero antes de llegar a ellos, una mujer pionera se encargó de probar este artefacto en el año 1783.

1 junio, 2024 01:47

Volar, soñar, viajar. Los seres humanos gozamos de muchos privilegios, pero volar, desgraciadamente, no es uno de ellos. Por ese motivo, cuando existe la posibilidad de ver las estructuras de las ciudades desde las alturas o capturar la inmensidad de los paisajes a vista de pájaro, hay que aprovechar la experiencia y disfrutar al máximo del momento. Y una forma diferente de hacerlo es paseando por los mejores lugares en un globo aerostático.

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Sophie Blanchard: la primera aeronauta

Existe una leyenda sobre Madame Blanchard que afirma que a esta joven aventurera e intrépida le causaba pavor montar en carruaje y, sin embargo, no tenía ningún problema para subirse en globo. Su temperamento nervioso escondía una persona asustadiza a la que le aterrorizaban los ruidos estridentes, sin embargo, antes de conocer a su marido, ella ya sentía fascinación por el invento aerostático.   

Corría el año 1783 y los viajes en la “nueva idea voladora” se habían extendido entre la población creando una admiración absoluta. Sophie Blanchard hizo su primer viaje cuando tenía solo cinco años. Tildada como “la pequeña con los movimientos de un pájaro”, en su madurez atrajo la atención del mismísimo Napoleón, quien la nombró “Aeronauta de los Festivales Oficiales”. 

No se sabe la fecha en la que Sophie Blanchard contrajo matrimonio con su marido, pero sí está contrastado que sentía fascinación por él, pues fue uno de los inventores con más experiencia en este campo. Cuando el señor Blanchard la invitó a que recorriera el mundo entre giras y exhibiciones, Sophie se convirtió en la primera mujer en pilotar sola un globo aerostático, aunque, trágicamente, también se convirtió en la primera mujer fallecida en accidente aéreo. Tenía solo 41 años. 

“Cinco semanas en globo”

En el año 1863, Julio Verne siguió la misma inercia del movimiento y se embarcó en un globo sin subirse.  Con su novela Cinco semanas en globo, Verne quiso reconocer la hazaña de Sophie y la elogió cuando incluyó su trágica muerte en uno de los capítulos finales. “De este accidente fue víctima Madame Blanchard, aeronauta francesa que prendió fuego a su globo disparando cohetes desde la barquilla. No cayó precipitada y seguramente no hubiera muerto si no hubiese tenido la desgracia de que su canasta chocase con una chimenea, desde la cual cayó al suelo”. 

La diferencia de Verne con Sophie es que el afamado escritor nunca había subido a un aerostático cuando publicó el libro que lo catapultó a la fama. La conmoción que supuso para la comunidad lectora descubrir que se podía recorrer el continente africano, aunque fuera en la ficción, con este medio de transporte hizo que el mundo entero quisiera disfrutar de las vistas dentro una de las cestas del peculiar invento. 

En la actualidad, muchas ciudades ofrecen maravillosos paseos en globo. Sin embargo, hay paseos y paseos, y sobrevolar las llanuras del Serengueti, contemplar el Valle de los Reyes y disfrutar de las pagodas de Bagán son placeres que hay que regalarse una vez en la vida. 

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El Parque Nacional del Serengueti

El Parque Nacional del Serengueti Pexels

El Parque Nacional del Serengueti

Visitar el Parque Nacional del Serengueti supone una aventura extraordinaria para los sentidos y, aunque no es comparable con las cinco semanas que estuvo el doctor Samuel Fergusson sobrevolando África, deslizarse sobre el terreno africano en este medio es una experiencia sobrecogedora e inolvidable para la persona aventurera. 

La preparación del material al amanecer es solo un aviso de lo que está a punto de suceder: la ascensión hacia el cielo paralelamente con la salida del sol se convierte en un espectáculo sublime cuando los primeros rayos de luz comienzan a rayar el horizonte. Resulta prácticamente imposible concentrarse en otra cosa que no sean las abrumadoras sensaciones que trasmite el paisaje.

Las llanuras salvajes se combinan con la ausencia de carreteras, urbanizaciones y vida humana. Tan solo la naturaleza en su estado más puro es la compañera de los animales que, a diferencia del desplazamiento terrestre, se contemplan en su total magnitud.  Familias de paquidermos, ñus, jirafas y cebras campan a sus anchas en manada. Algunos miembros se observan de reojo, otros, simplemente conviven. La sensación de plenitud es constante y los colores, tan verdes, tan esperanzadores, envuelven el trayecto en la calma más absoluta.

La historia de Luxor

Tras cruzar de la parte oriental del río Nilo hacia la zona occidental, la tripulación de los globos que bordearan el Valle de los Reyes espera a las viajeras que volarán ese día e informa sobre las normas de seguridad para que el despegue y aterrizaje resulte lo más seguro posible. En unos minutos, la luz del amanecer se convertirá en un resplandor azul que contrastará con la llama dorada del aerostático.

Enormes balones de tela cargan la cesta con aproximadamente veinte personas y, cuando el capitán del globo se ha instalado en su posición junto con las bombonas de gas y el control de la llama, el resto de la tripulación terrestre va soltando las amarras. La fiesta está a punto de comenzar. 

La ciudad de Luxor se aleja para mostrar la espectacular ramificación del Valle de los Reyes, donde se pueden distinguir la ubicación de las tumbas escondidas entre las aperturas de las montañas. Antes de bordear los campos de caña azúcar, la imponente construcción del templo de la reina Hatshepsut es un espectáculo único cuya expectación da paso a los enormes Colosos de Memmon, construidos entre siglos de historia. El impacto de colores es tan poderoso como poder disfrutarlos desde las alturas. 

Castillos en Myanmar

Las vistas aéreas de Bagán son de película de la misma manera que el precio de contemplarlas desde en un globo es de infarto. Aquí es donde nace el eterno dilema entre el Sí y el No. ¿Tiene precio la felicidad? Hay escenarios en este planeta que parecen sacados de un sueño y pocos se pueden comparar a la explanada repleta de enigmáticos templos que se encuentra anclada en el sudeste asiático. 

Myanmar, un reino olvidado durante siglos en un país antes conocido como Birmania, atestigua un pasado cargado de creencias religiosas; un universo budista con ascendencia hinduista en el que, además, dioses y espíritus conviven entre sí. La suerte ha permitido que dos mil templos (dos mil) permanezcan en la actualidad prácticamente intactos, rodeados de torres, pagodas y grandes estatuas de Buda que le permiten a la viajera jugar con su imaginación y convertirse en una toda una aventurera desde las alturas. 

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La seguridad de viajar en globo

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¿Es seguro viajar en globo?

Como se suele decir, es mucho más peligroso viajar en coche. Hacerlo en globo no está exento de riesgos, sin embargo, es importante contratar una buena agencia que responda a todas las dudas y tenga una rápida respuesta. La investigación previa es fundamental para poder valorar su historial y leer sus críticas. 

Si es la primera vez que se viaja en globo, los nervios están asegurados pues no deja de ser una actividad mínimamente peligrosa, no obstante, los peligros son muchos menos de los que la imaginación sospecha. Todos los días, un organismo encargado de evaluar las condiciones climáticas, aprueba la ascensión o, en caso contrario, los vuelos se cancelan para no correr ningún riesgo. 

Los peligros de volar en globo

Los peligros de utilizar este medio de transporte y ocio son básicamente tres: un incendio, un choque o un aterrizaje complicado. El primero es difícil que se produzca si el encargado del globo lo revisa diariamente como marca la normativa. En cuanto a los choques entre naves, no es algo que suela ocurrir y la confianza en la experiencia del piloto es clave para poder disfrutar del viaje.  

El aterrizaje es la parte más complicada y, en ocasiones, menos suave de lo esperado. Seguir las instrucciones de seguridad es la única responsabilidad de los pasajeros; reaccionar a tiempo frente a un terreno irregular o a un descenso más rápido de lo habitual es trabajo del piloto. 

¿Qué llevar y qué dejar?

No contaminar al resto de pasajeros con inseguridades y pronósticos negativos sería el mejor de los consejos. Una actitud positiva frente a cualquier sensación desconocida es fundamental para poder disfrutar, no solo de un paseo en un globo, sino de la vida en general. 

Dejarse llevar, meter en la mochila los objetos indispensables para no sobrecargar el globo, coger ropa de abrigo para el amanecer y olvidar la frustración que puedan ocasionar las expectativas entra dentro del pack que la aventurera compra si se decide por descubrir el mundo a vista de pájaro.