La felicidad es esa emoción que todos queremos conseguir. Es esa pequeña luz al final del túnel que nos ayuda a continuar, a ver la parte positiva en la oscuridad, la que nos hace valorar lo que tenemos y darnos cuenta de lo afortunados que somos, olvidando los días que hemos pensado lo contrario.

Esta búsqueda eterna de la felicidad ha hecho que millones de expertos se preocupen por ella desde que se conoce como tal. Descubrir qué nos hace felices, qué tienen en común aquellas personas que se consideran como tal o cual es el camino hacia la verdadera felicidad, si es que existe uno.

De todos los expertos que investigaron al respecto, algunos de ellos lo hicieron sin darse cuenta. En especial, Vilfredo Pareto, quien desarrolló la regla 80-20, con la que dictaminaba que el 80% de las consecuencias provienen del 20% de las causas y aunque en su momento se interpretó como una regla económica, en la actualidad, es uno de los secretos de la felicidad.

Qué es la regla 80-20

La regla 80-20 es también conocida como la ley o principio de Pareto y fue desarrollada por el economista Vilfredo Pareto, quien descubrió este patrón en sus estudios sobre la distribución de la riqueza en las sociedades. Con él, trató de explicar que el 80% de las consecuencias provienen del 20% de las causas, afirmando una relación desigual entre entradas y salidas.

El principio fue desarrollado en 1906 y Joseph M. Juran lo denominó Principio de Pareto en la década de 1940. Pareto observó que la mayor parte de la riqueza (80%) estaba en manos de una minoría (20%) del pueblo. Después de investigar otros países, descubrió que lo mismo se aplicaba en el extranjero.

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De forma general, el principio de Pareto es una observación de que las cosas en la vida no siempre se distribuyen de manera uniforme. A pesar de que triunfó como una regla económica y social, con el paso del tiempo ha hecho que expertos en la salud mental determinen que tiene una gran relación a nivel personal, en la felicidad, la productividad y las relaciones.

La gestión del tiempo es el uso más común de la regla 80-20. La mayoría de las personas tienden a distribuir poco su tiempo en lugar de centrarse en las tareas más importantes, lo cual se puede aplicar en el trabajo o en los estudios, pero también en cómo gestionamos nuestra vida social y aquello que nos hace felices.

Pareja sonriendo. Istock.

En muchas ocasiones, dedicamos un 80% de nuestra vida a actividades —o personas— que solo suponen un 20% de nuestro bienestar. Y, de forma contraria, dedicamos un 20% a aquellas otras que pueden hacernos felices en un 80%.

La regla 80-20 sugiere que si dedicamos poco tiempo a lo que es realmente importante, obtendremos mejores resultados que si nos centramos en tantas cosas como sea posible, o en otras que simplemente son complementarias. 

Cómo aplicar la regla 80-20 a nuestra vida

Con el fin de conseguir la felicidad y priorizar aquello realmente importante, los expertos sugieren preguntarnos ¿cuál 20% de mis cosas trae el 80% de mi bienestar? 

Si identificamos el 20% de amigos que nos hacen felices, deberíamos de invertir menos tiempo de calidad con el 80% restante para cuidar al grupo con el que nos sentimos mejor. O incluso, eliminarlo por completo para centrarnos en quienes nos hacen estar bien. 

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A veces, el 20% de nuestras "amistades" nos causan el 80% de nuestro dolor e infelicidad. Quizás sea más valioso dedicar el 80% de nuestro tiempo al 20% de las personas que añaden más valor a nuestras vidas. Lo cierto es que no tenemos ninguna obligación de rodearnos de personas que agotan nuestra energía, nos menosprecian o reducen nuestra felicidad general. 

Así como con las amistades, esta ley también se puede aplicar incluso en nuestra dieta. Si identificamos el 20% de los alimentos que consumimos, el 80% del tiempo probablemente explicará si llevamos una dieta saludable o no y qué tan saludable es. En este punto, no hace falta cambiar todo radicalmente, solo asegurarnos de cambiar a un modelo donde el 20% de los alimentos que consumimos el 80% del tiempo sean saludables.

Ilustración. Istock.

Con el principio de Pareto, también podemos ahorrar tiempo en las tareas laborales y hacer más cosas en menos tiempo. Lo único que tenemos que hacer es identificar qué tareas suponen un 80% de importancia. 

En una relación de pareja, puede resultar útil considerar que el 80% de los problemas que se enfrentan en la relación probablemente sean causados por el 20% de las acciones o comportamientos de la pareja, por lo que debemos identificarlos para cambiarlos o modificarlos. 

El Principio de Pareto se puede utilizar para identificar las causas fundamentales de los conflictos con nuestra pareja, comunicarse sobre ellos y centrarse en mejorarlos juntos. O, incluso, a la hora de cumplir nuestros propósitos y metas, simplemente tenemos que preguntarnos cuál de todos supondría un 80% de nuestra felicidad y, por tanto, priorizarlo.