'Efecto halo'
Acuñado el término en 1920 por Edward Thorndike, sus investigaciones han sido respaldadas a lo largo de los años, concluyendo que a partir de una apariencia atractiva se puede conseguir una primera impresión positiva que marque por completo el trato de otros hacia tu persona.
Este es el reconocido 'efecto halo' y no es algo que se aplique de manera consciente o discriminatoria, más bien es una respuesta subconsciente que asocia las cualidades "armónicas" con la bondad o el éxito. Se cree que, en parte, viene influenciado por cánones estéticos y la idealización de ciertos personajes de la ficción.
La belleza, ¿es todo?
Los datos hablan solos, por ello la antropóloga Martínez nos expone diferentes casos:
1920, Edward Thorndike descubrió que los soldados más atractivos eran mejor puntuados en cuanto a capacidad de liderazgo, energía, resiliencia, lealtad, generosidad, cooperación y organización por sus superiores.
1974, se demostró que quienes habían cometido crímenes y gozaban de un aspecto más atractivo, recibían condenas menores para ir a la cárcel.
1991, expertos vieron que la primera impresión de una persona atractiva es considerada más feliz, competente, inteligente, honestas y más exitosa.
2015, una cadena de restaurantes de Virginia registró que las camareras más atractivas recibían mucha más propina que aquellas que lo eran menos. En concreto, 1.261 dólares. ¿La clientela más discriminatoria? La de género femenino.
Estos son algunos de los resultados científicos sobre el 'efecto halo' generado por la sociedad alrededor de las personas atractivas. Este efecto, que fue descubierto en 1920 por Edward Thorndike, hace que los atributos positivos que asociamos a una persona a partir de una primera impresión, tiñan a lo largo del tiempo nuestra percepción y nos haga pasar por alto acciones negativas.
Todo ello hace innegable la influencia de la apariencia física sobre la reacción de los otros, y el mencionado 'efecto halo'.
Cómo afecta el 'efecto halo' a mujeres
Cómo dar una buena primera impresión
El sesgo de la belleza incluye el atractivo natural de la persona, pero también cómo se viste, se maquilla o se cuida. Basados en estudios científicos, los expertos coinciden en que existen determinados aspectos que pueden favorecer la opinión social en una primera impresión.
Un rostro natural, sin exceso de brillos o imperfecciones. "L'Oréal y la Universidad de Harvard demostraron que, incluso a 250 metros, los rostros empolvados (sin brillos ni imperfecciones) generaban más confianza que los rostros al natural", revela la antropóloga Izanami Martínez.
Un cabello limpio y bien peinado. No hablamos de un pelo liso tabla o un moño de bailarina perfecto, más bien de lucir tu melena en su mejor estado. Rizos definidos, pelo hidratado y evitar que tape parte del rostro.
Una vestimenta 'amable'. Los estudios demostraron que prendas muy estridentes o provocativas causan desconfianza y una percepción negativa en los otros como primera impresión. Las siluetas sencillas y colores claros juegan a favor, despertando serenidad en el resto.
Maquillaje y vestido son parte del 70% de comunicación no verbal que otros reciben sin necesidad de interactuar con nosotras. Por eso, para una primera impresión positiva que juegue a favor en el trabajo o en una reunión con gente desconocida, la receta del éxito, sería: cabello limpio, piel matizada y ropa minimalista.