En España el paisaje rural se está apagando y, en muchos lugares, solo se escucha el silencio, aunque esa quietud no impide descubrir si el sonido que se oye provoca alegría. Volver al pueblo. Volver al recuerdo de la infancia, de la diversión, de las tardes de impunidad cargadas de todos los juegos del mundo, al lugar de encuentro con las amigas.

Volver al universo mágico que cabía dentro de la mente infantil, donde el acopio del agua de la fuente atrapaba la vida en una rutina pausada y divertida; donde siempre había cama para un arreglo y no faltaba la vecina que repartía huevos como si fuera suerte.

Volver a los olores, los sabores y los sonidos, y también a la ausencia de ellos, donde la perspectiva del reencuentro domina la usanza. Volver, volver, volver. Y también volver a los momentos que no volverán.

San Millán de la Cogolla, en La Rioja

San Millán de la Cogolla. Istock

Los pueblos riojanos son destinos con un encanto singular donde los paisajes, la historia, la cultura y, por supuesto, el buen vino, juegan un papel fundamental en su visita. San Millán de la Cogolla es una preciosa villa de la comarca de Nájera, en La Rioja, que ha sabido ganarse el aprecio de los turistas a través de su espectacular Monasterio, al que acuden miles de peregrinos cuando inician el Camino de Santiago. 

El conjunto de Suso y Yuso está compuesto por dos imponentes estructuras arquitectónicas que han sido declaradas Patrimonio de la Humanidad, sin embargo, su belleza va más allá, pues este precioso pueblo tiene un inmenso atractivo vinculado con su condición de cuna del castellano, ya que conserva los primeros documentos que fueron escritos en esta lengua. 

María de la O Lejárraga, empoderada de las letras

María Lejárraga

María de la O Lejárraga se licenció en magisterio y fue una escritora, activista y feminista tremendamente prolífica. Si bien es cierto que inició su carrera literaria con el seudónimo de su esposo, Gregorio Martínez Sierra, gracias a ello pudo exhortar a las ciudadanas a que se liberasen del yugo masculino abogando por la libertad individual del ser. 

Si la viajera se desplaza hasta la calle Mayor número 39 del pueblo de San Millán de la Cogolla, una placa en la puerta de acceso al inmueble le indicará la fecha de nacimiento y muerte de esta célebre mujer: Logroño. 1874 – Buenos Aires, 1974. 

Considerada una 'moderna' por la crítica especializada, dio ejemplo con su vida nómada y destacó por la cantidad de tratados y ensayos que llegó a publicar, entre ellos el de Nuevas cartas a las mujeres de España, fechado en el año 1932 donde abogaba por el divorcio como solución final a la infidelidad. Para la ideología purista y conservadora de la época, María resultó ser un torbellino feminista que impartió charlas y conferencias retando a los políticos de su época. 

Vélez, en la provincia de Málaga

Vélez. Istock

A 38 kilómetros de la ciudad de Málaga existe un pueblo que se baña todos los días con la luz del Mediterráneo. Vélez fusiona la tradición de los pueblos de interior con el dinamismo de los enclaves costeros. Pasear por su casco antiguo es sumergirse en la historia y revivir un pasado del que hoy en día se conservan joyas arquitectónicas, como la Puerta Real de la Villa o la Fortaleza, el punto más elevado de la ciudad. 

Su rico patrimonio marca la visita de la viajera que, una vez en el destino, no se debería perder la visita a la Casa de Cervantes: una antigua vivienda solariega del siglo XVI donde se hospedó el escritor durante su etapa como recaudador de impuestos en Andalucía; o el Palacio del Marqués de Benieles, construido en el año 1609 de estilo mudéjar y manierista y actual sede de la Fundación María Zambrano. 

María Zambrano, una mente incansable

María Zambrano

María Zambrano Alarcón cursó los estudios de Filosofía en Madrid y fue alumna de José Ortega y Gasset. Desde 1931 ejerció como profesora auxiliar de la Cátedra de Metafísica en la Universidad Central y entabló amistad con los miembros de la Generación del 27, entre los que se encontraban Luis Cernuda o Miguel Hernández.

Viajera, entusiasta y de un nivel intelectual sobresaliente, vivió en París, Nueva York, La Habana, México, Puerto Rico y Roma antes de regresar a España para recoger (de forma tardía) los galardones nacionales que le concedieron los académicos: el Premio Príncipe de Asturias en el año 1981 y el Premio Cervantes de Literatura en el año 1988. 

María Zambrano fue una de las mujeres más influyentes de su época, sin embargo, su obra estuvo silenciada durante décadas debido a la su activa oposición al régimen franquista. Su mente imparable trabajó hasta el último momento y en el año 1981 fue nombrada 'Hija Predilecta' de su municipio natal, Vélez, donde a través de su Fundación se puede acceder a su extensa biblioteca personal y a toda la documentación que guarda la sede. 

Padrón, pimientos, magnolios y literatura

El nombre de Padrón deriva de la palabra 'piedrón' o 'piedra grande' que está colocada en la interior de la Iglesia parroquial del apóstol Santiago y que, en la Edad Media, fue reinterpretada como la piedra donde se quedó amarrada la barca que traía el cuerpo del evangelista desde Palestina hasta la ría de Arousa. Padrón es un pueblo tranquilo, salpicado de magnolios. 

Su riqueza monumental compite con su gastronomía y entre su notable entorno cabe destacar la visita, prácticamente de obligatoriedad, al pazo de Vinculeiro, la torre do Monte o el jardín Botánico-Artístico que alberga ejemplares monumentales y por donde paseaba, la mayoría de sus tardes libres, la escritora Rosalía de Castro. 

Rosalía de Castro

En la avenida contigua a la Iglesia de Iria Flavia ocupan un lugar destacado los bellos poemas de Rosalía de Castro; en las afueras, una casa cubierta de enredaderas y magnolios fue testigo de los últimos años de la escritora. "Cuando tenga que morir, que sea en Galicia", le dijo la escritora a su hija, y así fue como sucedió en el año 1837. En la casa de Matanzas, que ahora se ha convertido en Museo y se puede visitar todos los días, excepto los lunes. 

La historia tiene memoria

La historia no ha sido muy generosa, preservando el recuerdo de las mujeres más ilustres que nacieron, vivieron o fallecieron dentro del país. En muchos casos no obtuvieron el merecido reconocimiento durante su época más prolífica y, en la mayoría, no fue hasta póstumamente cuando se recordó la labor literaria que llevaron a cabo. 

De la misma manera que el saber sí que ocupa lugar, la historia tiene memoria y recordar algunas de estas grandes figuras femeninas, también es rendirle homenaje a los pueblos de esta España que se está quedando vacía de letras y moradores.