De acuerdo con el Observatorio Nacional de Tecnología y Sociedad, España ocupa el sexto puesto de la Unión Europea en el desarrollo de las competencias digitales de la ciudadanía, por delante de países como Francia (62%) y Alemania (49%). Aun así, el objetivo de la Comisión Europea es que se llegue al 80% en 2030.
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¿Pero controlamos tanto como parece el mundo digital? Datos de Statista revelan que el volumen de datos generados a nivel mundial superará los 180 zettabytes en 2025. O lo que es lo mismo: habrá un crecimiento medio anual de casi un 40% en cinco años. Un auge que se debe, en gran parte, al boom de las redes sociales y a la extensión del 5G y del 'Internet de las cosas'.
Para comenzar, es importante entender cómo funcionan estos algoritmos inteligentes y las cookies que tantas veces tenemos que aceptar al realizar una búsqueda en Internet.
Las cookies son pequeños archivos de texto que los sitios web guardan en tu dispositivo para recordar tus preferencias, personalizando de esta manera tu experiencia navegando por la red.
Los algoritmos inteligentes son conjuntos de reglas y procesos matemáticos que permiten a los dispositivos tomar decisiones basadas en los datos del usuario.
Ambos elementos trabajan juntos para crear experiencias adaptadas a cada usuario. Como si fueran recomendaciones de productos o amigos en redes sociales, adaptándose a los intereses y comportamientos de cada usuario.
La expresión 'activar tus cookies'
Cuando hablamos de 'activar tus cookies' no estamos hablando en un lenguaje técnico, sobre si pulsar el botón de 'aceptar' o 'rechazar' cuando aparece el mensaje sobre las cookies cada vez que entramos a una página nueva.
En un sentido metafórico, 'activar tus cookies' quiere decir conformar la realidad a la que aspiras en tus redes sociales y el contenido que consumes.
¿Cómo activo mis cookies? Pues bien, básicamente, es 'manipular' a la red para que te muestre lo que tú consideres enriquecedor para ti.
Aunque realmente no estás engañando a la red, sino que es un trabajo intrínseco de uno mismo, descubrir cómo quieres construir tu vida en términos profesionales y personales, y hacer de ello tus redes sociales.
De este modo, conseguimos hacer un uso más productivo y sano de ellas, en vez de caer en las adicciones que provoca el contenido vacío y rápido, en el que a veces, sin darnos cuenta, nos sumimos.
El impacto de lo que consumimos
Nuestro vocabulario, expresiones, estilo de vestir e incluso valores y opiniones cambian en función de a quién seguimos o del contenido que vemos (incluido series y películas).
¿No te pasa que has visto Suits y de repente, has querido ser abogado? ¿O has visto Euphoria y tu ropa ha empezado a parecerse a la de Maddy Pérez?
Se trata de un proceso psicológico de identificación con lo que percibimos, debido a la activación del cerebro que se produce al enfocarnos en una película o serie.
Este proceso hace que captemos de manera mucho más intensa las acciones, emociones y giros de la historia. Por eso ocurre también que si el ambiente de la historia se vuelve tenso, de repente notamos que nuestro cuerpo también está tenso.
Este mismo fenómeno, con las redes sociales, ocurre multiplicado, pues el ritmo de recepción de información es brutal, lo que hace que nuestro cerebro se sobreestimule, y como consecuencia, nuestros pensamientos y personalidad.
Encaminar tu vida gracias a las redes sociales
Imagina que de aquí a un año has consumido cada día un capítulo de un pódcast sobre finanzas y emprendimiento. Ahora imagina que ese pódcast es sobre viajes e interculturalidad. No serías la misma persona, ¿verdad?
Pues bien, ahora imagina que de aquí a un año tu consumo en redes ha sido solamente memes y contenido 'basura'. Probablemente, no hayas aprendido nada y tus ratos en redes te hayan aportado únicamente un momento de falso bienestar.
Redes sociales productivas
Para hacer de tus redes sociales una fuente de conocimiento e instrucción, primero debes saber qué tipo de contenido quieres aprender y empezar a interacturar con ello.
Buscar con iniciativa ese contenido, dando like, guardándolo y comentando. Hacer que los algoritmos entiendan que tienen que mostrarte más de ese contenido.
También, con el contenido que, críticamente, hayas decidido que no te aporta, debes hacer todo lo contrario. Existen botones de 'no me interesa', pero puedes no hacer interacciones.
Así mismo, influye el tiempo que permanezcas en el contenido, cuanto menos tiempo, el algoritmo entenderá que no es de tu interés.
Puedes organizarte de tal manera que lo utilices para tomar nota de cómo hacer algo, como si se tratase de unos 'estudios', o bien puedes producir tú mismo y obtener rentabilidad económica de las redes sociales.
Límites para evitar distracciones
Por otro lado, si además quieres obtener productividad de las redes sociales, márcate unos tiempos y establece unos límites para no caer en distracciones.
Esto incluye fijar tiempos específicos para revisar las redes, activar notificaciones solo para lo importante y considerar periodos de desconexión total.
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Por último, es clave priorizar el tiempo para actividades offline, como hobbies o estar con amigos, pues también es fundamental para mantener un equilibrio saludable.