Uno de los colores que dan alegría y vitalidad al hogar es el verde. Plantas, flores y jardines que no solo decoran cada rincón, sino que transmiten una frescura especial que tan necesaria es todos los días, pero sobre todo, en verano. Además, quienes tienen la suerte de tener una terraza grande, pueden elegir todos los tonos, incluso en el suelo.

La llegada del césped artificial cambió por completo la decoración del hogar e, incluso, fue una idea recibida como un gran avance para la sostenibilidad. No solamente no es necesario regarlo, sino que tiene muy poco coste de mantenimiento. Durante años en España esta opción fue aclamada por todos; sin embargo, en la actualidad hay quien busca alternativas. Incluso, algunas más naturales.

En el mundo de la botánica existen muchas opciones de decoración, pero cuando hablamos de césped, hay una en especial que conquista a todos los interioristas: la Dichondra repens. Una alternativa al césped con bajo mantenimiento que se adapta muy bien a todas las zonas, incluidas templadas y cálidas.

La 'Dichondra repens', una alternativa al césped

La Dichondra repens es una planta rastrera muy apreciada por su capacidad de cubrir rápidamente el suelo, formando una alfombra verde y densa. A diferencia del césped, esta especie tiene hojas pequeñas y redondeadas que le confieren una apariencia suave y atractiva.

Su capacidad para prosperar en una variedad de condiciones del suelo y su tolerancia a tanto al sol como a la sombra la hacen ideal para jardines donde el césped tradicional podría no crecer bien. Además, requiere poca agua y mantenimiento, lo que la convierte en una opción sostenible y de bajo costo a largo plazo.

Una de las ventajas más significativas de la Dichondra repens es su facilidad de establecimiento y propagación, ya que se extiende rápidamente mediante estolones, cubriendo grandes áreas sin necesidad de resiembra constante, pero también pequeños rincones.

Esta característica, junto con su resistencia a muchas plagas y enfermedades, reduce la necesidad de utilizar productos químicos para su mantenimiento. Además, al ser una planta natural es mucho más suave a la hora de andar, siendo moderadamente resistente al pisoteo.

Diferencias entre el césped artificial y la 'Dichondra repens'

El césped artificial y la Dichondra repens son dos opciones distintas para cubrir superficies en jardines, cada una con características y ventajas particulares. El césped artificial está compuesto por fibras sintéticas diseñadas para imitar el aspecto del natural. Una de sus principales ventajas es que no requiere riego, fertilización ni corte, lo que significa un ahorro valioso de tiempo y recursos.

Este tipo de césped es especialmente útil en áreas donde el clima o las condiciones del suelo hacen difícil mantener un césped natural, ya que permanece verde y uniforme durante todo el año, independientemente del clima o la estación. Además, es muy duradero y puede soportar un alto tráfico peatonal, lo que lo hace ideal para zonas de juego o eventos deportivos.

Sin embargo, el césped artificial también tiene una serie de desventajas, como la acumulación de calor. Durante los días soleados y calurosos, puede llegar a temperaturas muy elevadas, mucho más que el césped natural. Esto no solo puede ser incómodo para caminar descalzo, sino que también puede incrementar la temperatura del entorno inmediato, afectando la confortabilidad de espacios al aire libre.

Además, aunque el césped artificial no requiere riego regular, sí necesita ocasionalmente agua para enfriarlo y limpiar el polvo o suciedad acumulada, lo que puede contradecir las expectativas de ahorro de agua, así como la preocupación por mantener una estética.

Dichondra repens. Istock.

El césped artificial no es adecuado para todos los entornos. En áreas con mucha lluvia, el drenaje puede convertirse en un problema, ya que el agua puede acumularse y generar condiciones resbaladizas o propicias para la proliferación de moho. 

Por otro lado, la Dichondra repens es una planta natural que se utiliza como 'alfombra' en diferentes lugares. A diferencia del césped artificial, es una planta viva que aporta beneficios ecológicos al entorno, como la mejora de la calidad del aire y el fomento de la biodiversidad al proporcionar hábitat para insectos y otras pequeñas formas de vida.

A pesar de ser una planta natural, es conocida por su bajo mantenimiento, ya que requiere menos agua que el césped convencional y es resistente a muchas plagas. Aunque no es tan resistente al desgaste como el césped artificial, ofrece una sensación más natural al tacto y a la vista, con sus hojas pequeñas y redondeadas que crean una alfombra verde atractiva.