Las relaciones amorosas son complejas y diferentes para según quién, lleno de altibajos que jamás sabemos cómo nos va a afectar, al igual que el momento de poner punto y final a la historia de amor. Pero a nadie coge por sorpresa que las rupturas amorosas sean un trance doloroso del que no siempre se aprende.
Una de las alegorías más sólidas para entender el daño emocional en las relaciones sentimentales es la metáfora de la serpiente. Al igual que una serpiente puede atacar sin previo aviso, algunas relaciones pueden dejar cicatrices profundas e inesperadas, sin esperarlo.
Lejos de aceptar la desunión, centrándonos en olvidar y seguir adelante, muchas veces nos aferramos a saber por qué alguien nos hizo daño, incluso intentando demostrar que no merecíamos ese desplante en el amor. Concentrarse en la curación personal puede ser más beneficioso que tratar de entender completamente la razón de por qué nos hicieron daño.
La metáfora de la serpiente
En muchas culturas, la serpiente simboliza tanto el peligro como la renovación, de ahí que en el contexto de las relaciones amorosas, represente aquellas situaciones en las que alguien a quien amamos nos hiere de manera inesperada.
Un dolor que puede ser causado por múltiples motivos, como traiciones, engaños o, simplemente, por una incompatibilidad de la que no se puede salvar la relación, dando lugar a un sentimiento terrible, que casi se puede percibir físicamente.
Es natural querer entender por qué alguien rompió con nosotros y nos hirió. Pero nos enfocamos tanto en buscar razones y en demostrar que no merecíamos ese dolor que olvidamos lo más importante: curarnos y seguir un camino mucho más renovado. Una obsesión que puede llevarnos a un ciclo de negatividad y estancamiento emocional peligroso para nuestra salud mental.
Por qué no centrarse en el pasado
Centrarse excesivamente en entender o cambiar a quien nos hizo daño en una relación sentimental puede llevarnos a un estancamiento emocional que nos impida avanzar y encontrar nuevas oportunidades.
Es por ello por lo que invertir tiempo y energía en alguien que nos ha herido puede ser uno de los mayores errores que cometamos, sobre todo porque este esfuerzo puede ser mejor utilizado en actividades que nos ayuden a sanar y a mejorar nuestra calidad de vida.
Además, estar constantemente reviviendo el dolor y buscando explicaciones puede reabrir heridas emocionales, impidiendo que sanen adecuadamente. Esto lo único que va a conseguir es prolongar el sufrimiento y ralentizar el proceso de recuperación.
Apostar por la curación personal
Centrarse en la curación personal permite que las heridas emocionales sanen más rápido. Al dejar de lado el resentimiento y el deseo de venganza o la comprensión de por qué se rompió lo vuestro, podemos dedicar nuestra energía a actividades que promuevan el bienestar emocional y la paz con nosotros mismos.
En el momento en el que decimos priorizar en nuestro futuro a través de un proceso de curación, conseguiremos no solo sanar nuestras heridas, sino que también estaremos creciendo como personas. Aprenderemos a conocernos más en profundidad, sobre lo que necesitamos y sobre cuáles son nuestros límites, logrando que establezcamos relaciones futuras más saludables.
Además, el hecho de priorizar nuestra curación, nos ayuda a revaluar nuestras prioridades, conociendo cuáles son nuestras red flags y lo que queremos de una relación amorosa.
No podemos pasar por alto cómo el estrés y la ansiedad que acompañan a las relaciones conflictivas pueden afectar negativamente nuestra salud física y mental. Al enfocarnos en sanar, mejoramos nuestro bienestar general, reduciendo notoriamente la ansiedad que esta situación nos genera.
Cómo hacer la curación personal
La metáfora de la serpiente en las relaciones de pareja nos recuerda que el dolor es, a menudo, inesperado y profundo, pero no tiene por qué definir nuestro futuro. Enfocarse en la curación personal y en el crecimiento personal es clave en este momento de dolor que, te resultará mucho más sencillo a partir de estos consejos:
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Autoevaluación y reflexión. Dedícate tiempo y pregúntate qué aprendiste de la relación y cómo puedes aplicar esas lecciones en tu futuro amoroso.
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Terapia y apoyo profesional. Buscar ayuda en un profesional puede resultarte muy beneficioso. Estos pueden ofrecerte estrategias y herramientas que te hagan superar el dolor y a enfocarte en crecer como persona.
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Actividades que te hagan sentir bien. Involúcrate en actividades que disfrutes y que te ayuden a relajarte. Hobbies, ejercicio, y pasar tiempo con amigos y familiares pueden ser excelentes maneras de distraerte y promover tu bienestar emocional.
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Establece nuevas metas. Tener objetivos claros te ofrece una sensación de propósito y dirección, ayudándote a mantenerte tu futuro enfocado, en lugar del pasado, que ya no sirve de nada.
Al dejar de lado el deseo de entender o cambiar a quienes nos lastiman, nos estaremos abriendo la puerta a una mayor felicidad personal y a conocer a alguien, conociendo previamente lo que queremos y no de una relación.