Maneras de pasar el verano en familia hay muchas. De una escapada a la playa por varios días, a una visita a la sierra en el fin de semana, la lista de planes es tan extensa como tipos de familias existen. La familia De la Osa-Martínez son de esos aventureros viajeros que encuentran más allá de las fronteras nacionales los destinos más apetecibles para explorar.
Eso que para otros podría presentarse como una odisea difícil de gestionar, para esta familia numerosa es igual que vivir una excursión escolar, solo que en un entorno paradisíaco al otro lado del mundo. Hablamos con Laura, pediatra y madre de dos de los menores del grupo de aventureros, para descubrir todos los trucos de su clan para que viajar a Tailandia (y cualquier otro destino exótico) con niños sea un disfrute.
Espíritu viajero
"Somos muy viajeros" confiesa Laura. "Siempre nos ha encantado viajar. Cuando mi hija mayor tenía ocho meses fuimos a Japón, cuando mi segundo hijo tuvo ocho meses visitamos Nueva York…". Está claro que lo suyo es recorrer el mundo y que tener bebés no ha supuesto una barrera para ellos, un factor importante a la hora de lanzarnos a tal aventura.
La locura de viajar en familia y convertirse en un grupo tan numeroso recorriendo el mundo surgió en 2021. "Nos fuimos a Maldivas a celebrar el aniversario de boda de mis suegros. Yo estaba embarazada de mi segundo hijo", comenta Laura. Aquel viaje fue muy cómodo para la familia, "suponía estar todo el día en una isla paradisíaca, en el hotel tenían cosas para niños". Pero Tailandia ha sido otra historia.
"Este viaje ha sido más complicado. Hemos hecho mucho turismo, visto templos y hasta un santuario para elefantes. Para los niños ha sido algo más pesado, pero lo hemos pasado muy bien", asegura.
Familia De la Osa-Martínez
Suman un total de 14 integrantes entre los que se juntan padres, hijos y nietos. De entre el total de 8 adultos, cuatro son profesores y una de ellas, pediatra. Su expertise con los menores allana bastante el camino.
"Soy pediatra, mi marido es profesor, eso te da una tranquilidad a la hora de viajar a un país así. Voy a los viajes con un maletín lleno de todo: antibióticos, antihistamínicos, antiinflamatorios… Y, por supuesto, lo necesario para explorar a los niños", confiesa Laura, madre de Ana y Borja.
Pero no es la única baza que juega a su favor. Este numeroso grupo de viajeros cuenta con trucos puestos a prueba que aseguran unas vacaciones satisfactorias para todos los integrantes.
Viajar ¡y disfrutar!
Querer explorar el mundo supone, en muchos casos, tener que subir a un avión cuyo trayecto atreviese varias franjas horarias de diferencia con el lugar de origen y aterrizar en una cultura muy diferente. "La manera más segura de hacerlo es contando con una agencia de viajes que se ocupe hasta del más mínimo detalle en destino", así lo confirma Laura.
Con la intendencia del viaje controlada por parte de los expertos, es hora de tomar algunas precauciones extra para que los pequeños del grupo vivan la experiencia de la manera más agradable y cómoda posible.
Vuelos nocturnos y melatonina: adiós jet lag
A la hora de reservar los vuelos, "es muy importante que los transoceánicos sean de noche". De esta manera, los niños van a poder dormir toda la noche y el jet lag será mucho menor.
"También les damos melatonina. Les ayuda a regular el ciclo del sueño. Se la damos durante todo el viaje para que por las noches puedan dormir", aconseja Laura desde su experiencia como madre y pediatra.
Excursión de día, piscina de tarde
El descanso es clave para que los pequeños puedan disfrutar del viaje. Pocas horas de sueño los dejarán exhaustos e irritables. Otro punto clave para que este no se vea alterado en exceso es planificar bien el día.
"Por la mañana hacíamos excursiones, pero buscamos que todos los hoteles tuvieran piscina. De esa manera, de ocho de la mañana a cuatro o cinco de la tarde disfrutábamos haciendo turismo, pero luego, al llegar al hotel, podían estar tranquilos en la piscina hasta la hora de cenar. A las nueve o diez estábamos durmiendo", explica.
Más es más
"Viajar ligeros no es la prioridad". Laura compara este viaje en familia con el que llevó a cabo por el mismo destino con su hermana en solitario 11 años atrás. "Íbamos de mochileras", dice. Ahora, las maletas llenas de juguetes y snacks son el secreto. También lo es la organización.
En el caso de su cuñada, con cuatro hijos, "hizo maletas por destino con la ropa de los cuatro. Primero hicimos Bangkok y luego playa". De esta manera, en cada localización que visitaban solo tenía que abrir la maleta correspondiente y sacar las prendas en cuestión, sin alborotar el resto de equipaje. Un gran truco.
El otro es llevar en el equipaje de mano todo lo necesario para hacer amenos los trayectos y las esperas en los aeropuertos. "Mochilas con galletitas, juguetes, libretas y todo lo que puedan necesitar", además de "estar muy pendiente de ellos".
"Hay cosas que se sacrifican, pero también les queda la experiencia para cuando sean mayores"
Mente flexible, actitud positiva
"No es el típico viaje al que vas a relajarte en una hamaca leyendo un libro o disfrutando del buffet. Hay cosas que se sacrifican, pero también les queda la experiencia para cuando sean mayores", deja muy claro a todas las que quieran optar por este tipo de vacaciones.
Es un punto a tener es el siguiente: "Ir con buena actitud, ese es mi consejo. La mente abierta y muy flexible. En todos los viajes pasan cosas y hay que hacer cambios sin enfadarte a la primera"
Comparte un tema particular: las comidas. "Mis hijos han estado diez días alimentándose de arroz".
Pese a que muchos hoteles están occidentalizados, los alimentos saludables no siempre es lo que prima. Además, durante las mañanas acudían a restaurantes típicos de la zona: "Les ponía arroz con un chorrito de kétchup y les intentaba buscar pollo".
En el caso de su cuñada, llegó a llevarse sobres de cacao para los desayunos. Aunque en su caso, optó por los zumos: "Ya cuando vuelvan a casa compensarán esos déficits, no pasa nada".
Algo similar pasa con los medios de transporte. En este caso optaron por el avión y furgonetas para desplazarse a las excursiones. "En estos países, nada de sillas de bebé homologadas. Es verdad que en Tailandia hay muy pocos accidentes, pero madre mía… Eso sí, ellos se lo han pasado superbién porque podían jugar entre los primos", confiesa.
Buena compañía
Nacho, Bosco, Macarena, Bruno, Ana y Borja son los seis primos que han disfrutado del país asiático en familia. Su compañía mutua durante los vuelos, las excursiones y los días de playa ha sido clave en el éxito de este viaje.
"Se lo pasaban bien porque estaban con los primos y se distraían mucho. Era un gran incentivo", reconoce Laura, para quien esto es lo más importante de este tipo de vacaciones.
Y recuerdos eternos
"Lo recomiendo al 100% porque te llevas un montón de anécdotas y de experiencias. La gratitud y el orgullo que a mí me da ahora tener mi casa llena de marcos de fotos chulísimas con mis niños pequeñitos en esos destinos es algo que va a estar siempre con nosotros. No tiene precio", termina revelando.