Las relaciones de pareja traen consigo muchas cosas buenas. Tener una persona con quien compartir momentos íntimos, risas, planes y, si todo sale bien, un futuro con una casa para los dos, y, dependiendo de nuestros objetivos, un perrito o hijos. Sin embargo, llegar hasta ese momento no es fácil. Así como tampoco lo es prolongarlo en el tiempo.
Mantener un vínculo emocional es una tarea que no todo el mundo puede conseguir fácilmente. Además de las discusiones, tener una relación de pareja implica muchos cambios, personales y emocionales, a los que posiblemente nunca nos hemos enfrentado antes. Lo cual se convierte en una lucha incluso con nosotros mismos.
En este punto, hay quienes necesitan ayuda para poder llevar la situación lo mejor posible o quienes han llegado a un bucle de discusiones y buscan salir de ahí lo más rápido posible. Los japoneses tienen un secreto para conseguirlo: la técnica Shu-Ha-Ri, que trata de tres etapas para conseguir una conexión real y duradera.
En qué consiste la técnica 'Shu-Ha-Ri'
La etapa Shu-Ha-Ri, aplicada a las relaciones de pareja, es un concepto japonés que describe el proceso de desarrollo y maduración dentro de una relación amorosa, con el objetivo de alcanzar una conexión duradera y feliz. Este enfoque, originado en las artes marciales, se adapta para guiar a las parejas a través de diferentes fases de crecimiento: Shu, Ha y Ri.
En la fase Shu, la pareja sigue las "reglas" tradicionales o fundamentales de una relación. Durante este período, los miembros se enfocan en aprender y respetar los principios básicos de una relación saludable, como la comunicación, el respeto mutuo y la confianza.
En esta primera etapa, es común que se busquen modelos externos, como consejos de amigos, familia o incluso libros de autoayuda, para guiarse en la construcción de la relación. Es una fase de aprendizaje y adaptación, en la que ambos se esfuerzan por comprenderse y establecer una base sólida. Suele darse al principio de la relación, o de una segunda oportunidad.
La fase Ha representa el momento en que la pareja comienza a cuestionar y adaptar esas reglas básicas a su realidad. Después de haber comprendido y practicado los fundamentos, los miembros de la pareja empiezan a desarrollar su propia dinámica alejándose de patrones negativos aprendidos en el pasado.
La pareja puede experimentar con nuevas formas de comunicación o encontrar soluciones personalizadas para enfrentar desafíos. Es una fase de crecimiento y experimentación, donde ambos empiezan a entender qué es lo que realmente funciona para ellos, en lugar de seguir ciegamente lo que dictan las normas tradicionales.
Finalmente, en la fase Ri, la pareja ha alcanzado un nivel de madurez en el que actúan de manera intuitiva y natural en su relación. En esta etapa, los miembros de la pareja han integrado profundamente las lecciones aprendidas en las fases anteriores y ya no necesitan seguir reglas preestablecidas para mantener una relación exitosa.
La relación fluye de manera espontánea y auténtica, basada en una comprensión mutua, profunda y en la capacidad de adaptarse a los cambios sin perder la conexión. En este punto, la pareja ha logrado una forma de amor basada en todas las reglas básicas, pero personalizadas para que todo vaya bien.
Ventajas de la técnica 'Shu-Ha-Ri'
Uno de sus principales beneficios de la técnica Shu-Ha-Ri es que proporciona una estructura para el crecimiento mutuo y la evolución de la relación, permitiendo que la pareja avance de manera gradual y consciente a través de las diferentes etapas.
Al comenzar en la fase Shu, la pareja se enfoca en establecer una base sólida basada en principios fundamentales, que pueden determinar de forma concreta, lo que ayuda a crear un marco de confianza y respeto desde el principio. Esto proporciona seguridad a ambos miembros, ya que sienten que están construyendo su relación sobre pilares 'propios'.
Otra ventaja es que la técnica promueve la adaptabilidad en la fase Ha. En lugar de quedar atrapados en patrones rígidos o expectativas externas, la pareja aprende a ajustar las normas y dinámicas a sus necesidades y circunstancias, lo que permite una evolución natural.
La fase Ri, en la que la relación alcanza un nivel de madurez, ofrece la ventaja de la estabilidad. En este punto, la pareja ya no depende de reglas externas para guiar su relación, sino que actúa de manera intuitiva, basándose en lo que han aprendido de su pareja.