Desde que somos pequeños nos vemos obligados a tomar decisiones que nos ponen en situaciones, a veces, nada agradables. No importa la edad que tengamos, nos resulta igual de preocupantes "perder una tempera en el colegio" que "cometer un error en el trabajo". Las preocupaciones van cambiando según qué época de nuestra vida.
Por norma general, las decisiones están precedidas por largos momentos de investigación con el fin de hacer un balance sobre qué es lo más conveniente para nosotros. Un periodo que puede ser contraproducente a pesar de lo que muchos puedan pensar.
Así lo demuestra un reciente estudio psicológico de la universidad de California Los Ángeles (UCLA) que desvela que el secreto mejor guardado para elegir correctamente y alcanzar el éxito es considerar las consecuencias de nuestras decisiones a largo plazo.
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Nuestras toma de decisiones diarias impactan directamente en nuestra vida, especialmente en aquellos temas que tienen que ver con la salud y la nutrición, que son los que más tardamos en ver sus resultados.
La dificultad para percibir esas recompensas pasado un tiempo puede hacer que tomemos decisiones menos correctas en el presente.
El peso de la recompensa
La dificultad de la mente humana es uno de los motores que impulsa la investigación. Cuáles son los mecanismos que impulsan nuestras decisiones cotidianas es una de las mayores incógnitas del hombre.
Tal es la complejidad que tiene tomar decisiones que el fin del estudio era revelar qué factores influyen en una persona a la hora de elegir y cómo afecta según las recompensas y los plazos en obtener esos resultados.
El orden en el que se presentan las opciones puede influir significativamente en las decisiones de las personas, independientemente de la promesa asociada. Además, el tiempo asignado para decidir también puede incidir en ella, dependiendo de si es mayor o menor.
Comprender cómo el tiempo y la prestación de las opciones afectan nuestras elecciones puede ayudarnos a tomar decisiones más informadas y beneficiosas para nuestro futuro.
La clave: la paciencia
Una de las grandes premisas que se obtuvieron del experimento fue que "centrarse en los beneficios que tiene esperar podría ayudar a las personas a mejorar su autocontrol".
Tomar decisiones a largo plazo, especialmente si aplicamos esta afirmación al ámbito de la salud, puede fortalecer el autocontrol y fomentar las decisiones más saludables. Es decir, en vez de buscar resultados rápidos, centrarse en los beneficios futuros que tu elección por una dieta más sana y equilibrada conlleva, prioriza sobre una pérdida de peso más rápida y con mayor riesgo.
La paciencia se posicionaría como la clave para una toma de decisión acertada. En este caso, tomar decisiones con respecto a nuestra salud en un largo periodo de tiempo es fundamental para apostar por una vida más saludable, equilibrada y, por tanto, más feliz.
Evitar los resultados rápidos
El mejor ejemplo lo podemos ver comparando elegir una "dieta milagro" en la que perder muchos kilos en poco tiempo es el resultado de tu elección. Se nos promete algo imposible por el simple hecho de ser rápido y conlleva menos tiempo y esfuerzo. En cambio, no se nos exponen los efectos negativos de tal decisión.
Es aconsejable rechazar este tipo de "beneficios" que se consiguen a corto plazo. A pesar de que requieran más constancia y tiempo, los resultados son más óptimos tal y como asegura el estudio americano.
De la misma manera que podemos aplicar el símil a nuestro modelo de vida, podemos hacerlo del modo en que tomamos nuestras decisiones. Mejor apostar por las consecuencias que tendremos en un mayor periodo de tiempo para evitar perjudicarnos de una manera u otra.