Con el otoño ya comenzado, nosotros como seres humanos no somos los únicos que van a echar de menos el calor. El invierno es una estación desafiante tanto para las personas como para las plantas de interior. Las temperaturas bajas, la disminución de la luz solar y la calefacción artificial pueden afectar negativamente su salud.
Hay plantas que requieren un cuidado especial durante esta época del año, pero de forma general, el mimo y la atención la necesitan en todas las estaciones. Sobre todo, teniendo en cuenta la cantidad de factores que pueden dañar y frenar el crecimiento de las mismas y lo difícil que parece cuidarlas correctamente.
Sin embargo, es una idea que nos han transmitido con el paso de los años. Lo cierto es que, a muy poca distancia de nosotros y, seguramente, en uno de nuestros armarios de cocina, tenemos un ingrediente milagroso, que puede fortalecer, favorecer el crecimiento y proteger a nuestras plantas: la levadura.
Los beneficios de la levadura en las plantas
La levadura, conocida principalmente por su uso en la panadería y la fermentación y comúnmente asociada con la producción de alimentos, cuenta con un potencial en jardinería excelente, debido a sus efectos positivos sobre el crecimiento y la salud de las plantas. Su uso es tan conocido que incluso expertos en viveros lo usan como 'milagro'.
Uno de los principales beneficios de la levadura en las plantas es su capacidad para enriquecer el suelo con nutrientes esenciales. Estos fermentos contienen altos niveles de vitaminas del complejo B, proteínas, minerales como el hierro y el zinc, y otros compuestos orgánicos que, al descomponerse, se liberan en el suelo y se convierten en nutrientes disponibles para las plantas.
Estos nutrientes fortalecen el sistema radicular, permitiendo que las raíces absorban mejor el agua y los minerales necesarios para su crecimiento. En su proceso de descomposición, la levadura también libera dióxido de carbono (CO₂), lo que puede fomentar la fotosíntesis, ya que las plantas utilizan este gas para producir energía.
Otro beneficio clave de la levadura es su capacidad para estimular el crecimiento de microorganismos beneficiosos en el suelo. Cuando se introduce levadura en la tierra, esta puede servir como fuente de alimento para bacterias y hongos que son cruciales para el equilibrio microbiológico del suelo.
Estos microorganismos ayudan a descomponer la materia orgánica y mejoran la estructura del suelo, lo que facilita el acceso de las raíces a los nutrientes y promueve un crecimiento más vigoroso. Además, un suelo con una rica microbiota es más resistente a enfermedades y plagas, ya que los microorganismos beneficiosos actúan como competidores naturales de los patógenos que podrían dañar las plantas.
La levadura también puede actuar como un bioestimulante, un término que hace referencia a cualquier sustancia o microorganismo que mejora el crecimiento de las plantas, no directamente a través de nutrientes, sino mediante la activación de procesos fisiológicos.
En este sentido, la levadura puede promover la producción de fitohormonas en las plantas, como las auxinas, que son responsables del alargamiento celular y el desarrollo de las raíces. Esta activación de procesos internos fortalece a las plantas, ayudándolas a crecer de manera más rápida y saludable, lo que resulta en flores más abundantes y frutos más grandes.
El uso de la levadura puede mejorar la retención de humedad en el suelo. Cuando el suelo tiene una estructura adecuada, con suficiente materia orgánica y microorganismos en equilibrio, la capacidad de retener agua mejora considerablemente.
Esto es fundamental en climas secos o durante periodos de sequía, ya que las plantas podrán acceder al agua por más tiempo, lo que reduce el estrés hídrico y mejora su resistencia ante condiciones adversas. La levadura contribuye a este proceso al fomentar un suelo más fértil y saludable.
La levadura produce ciertos compuestos como polisacáridos y glucanos que pueden estimular las defensas naturales de las plantas, haciendo que estas sean capaces de enfrentarse a los patógenos y, por tanto, es capaz de mejorar su sistema inmunológico.
Por otro lado, es una opción ecológica y sostenible en comparación con los fertilizantes y pesticidas químicos. Al ser un producto completamente natural, su uso no contamina el suelo ni el agua, y no deja residuos tóxicos que puedan afectar a los ecosistemas circundantes o a nuestros hijos o mascotas.
Cómo utilizar la levadura en nuestras plantas
Tal y como indican desde el Instituto de Jardinería, existen muchas maneras de usar la levadura en nuestras plantas y dependiendo de como la usemos, podemos enfocarnos en una función u otra:
- Levadura más un litro de agua, un poderoso agente de enraizamiento.
- Levadura y cerveza, fertilizantes nitrogenados que evitan las hojas amarillas y las hojas colgantes.
- Levadura y patata, fertilizantes de fosfato para promover la floración de las plantas.
- Levadura con vinagre blanco, para evitar la compactación del suelo.
Además de esas opciones, se puede prepararse una solución fermentada mezclando levadura con agua y azúcar para activar sus propiedades, y luego aplicarla directamente al suelo o como un fertilizante foliar.
Con el uso adecuado y regular, la levadura puede transformar la calidad del suelo, estimular el crecimiento de las plantas y fortalecer su resistencia a condiciones adversas.