Las relaciones de pareja son complicadas. A pesar de que durante toda nuestra vida hayamos visto, leído y comprendido que el amor verdadero "todo lo puede", lo cierto es que para que esto suceda hay que aceptar y entender a otra persona que, posiblemente, sea muy contraria a nosotros mismos.
No solo nosotros tenemos que poner de nuestra parte, sino que también tenemos que encontrar a una persona que esté dispuesta a poner de la suya. Que todo sea recíproco, no solo el amor, sino también la escucha, la paciencia, el respeto o la comprensión, entre otros. En este punto, por mucho que nos gustaría "dirigir" todas estas cualidades de la otra persona, solo podemos controlar lo que sale de nosotros mismos.
Tanto en las relaciones de pareja como en la vida misma nos dejamos llevar por nuestras emociones y decimos cosas que —de forma general— no pensamos. Todos somos conscientes de lo perjudiciales que pueden llegar a ser estas palabras; sin embargo, según una experta de Harvard, hay una frase en concreta que es la peor de todas.
La frase que rompe más relaciones
Las relaciones de pareja son uno de los motivos de consulta en psicologías más habituales en España. Los problemas inevitablemente surgen. A veces llega el aburrimiento o resulta difícil crear momentos románticos. A veces las relaciones fracasan simplemente por el alto listón que fijamos para el "amor perfecto". E incluso, a veces, somos nosotros los que acabamos con ellas sin darnos cuenta.
La comunicación es un pilar fundamental en las relaciones de pareja. Cuando hay ausencia de ella o, directamente, no sabemos emplearla para construir una relación sana, los problemas salen a la luz. Especialmente, cuando uno de los dos miembros se ve atacado por la ira, o quiere hacer daño a la otra persona.
En este punto, es muy posible que nuestra mente tome las riendas del asunto. Que digamos todo lo que se nos pase por la cabeza, sin pensar en el daño que le podemos hacer a la otra persona. De todas las que podemos decir, hay una en especial que, según los expertos, puede llegar a terminar con la relación.
La doctora Cortney S. Warren, psicóloga formada en la Facultad de Medicina de Harvard y autora de 'Letting Go of Your Ex', que lleva más de 20 años trabajando con parejas y la psicología de las relaciones, ha descubierto que la frase que destruye más relaciones es: "Ojalá nunca nos hubiéramos conocido".
Al expresar que ojalá nunca os hubiérais conocido, no solo estás expresando que la otra persona tiene la culpa de todo lo malo que está ocurriendo —y posiblemente haya ocurrido— durante toda la relación, sino que estás poniendo sobre la mesa que tú eres la víctima, por lo que tienes esa capacidad de poder manifestar tus quejas.
Según la experta, esta frase lleva consigo una de las peores sensaciones que podemos sentir en cualquiera de nuestras relaciones: el desprecio. De forma general, este sentimiento es utilizado para humillar, dañar o avergonzar a la otra persona y esto en un momento de discusión o enfado puede acabar con matrimonios, noviazgos o amistades entre otros tipos de vínculos.
El desprecio es la creencia de que una persona está por debajo de ti, es inútil o merece desprecio y ridículo. Cuando alguien siente desprecio por su pareja, se siente justificado para humillarla, avergonzarla o lastimarla. Mientras que hay veces que sale sin que nosotros nos demos cuenta, hay personas que directamente quieren hacértelo sentir.
Si la empatía es ponerse en el lugar de los demás, el desprecio se convierte justo en todo lo contrario. Los expertos aseguran que es uno de los peores enemigos en las relaciones, el comportamiento más destructivo de todos y, de hecho, diferentes estudios lo describen como el mayor signo anticipado del divorcio.
El sencillo hábito para construir una relación sana
Todos sabemos cómo la comunicación puede llegar a romper una pareja; sin embargo, no prestamos tanta atención a que también puede mejorarla. Con el fin de corroborar esta cuestión, diferentes expertos han comprobado como una reunión semanal puede conseguir una relación sana. La terapeuta que lo inició fue Marcia N. Berger, que escribió Reuniones matrimoniales para un amor duradero: 30 minutos a la semana para la relación que siempre has deseado.
Una reunión con nuestra pareja puede ayudarnos a profundizar en las cosas de las que solo hablamos por fragmentos o sin pensar en las consecuencias. En ella, podremos mencionar circunstancias que han pasado hace unos días y no quisimos hablar por diferentes motivos, o porque directamente no era el momento adecuado para hacerlo.
Cuando estamos en una relación de mucho tiempo, pensamos que los problemas se solucionan solos y lo cierto es que solo se guardan en la memoria, esperando el momento perfecto para salir. De hecho, hay muchas personas que en estas ocasiones desarrollan ira, enfado y dicen esos tipos de frases que pueden empeorar todo.
Lo ideal es fijar un día a la semana para la reunión y hablar de todo lo que no se ha hablado los últimos días, pero también, hacer que la próxima semana la convivencia sea aún mejor y el hogar se mantenga.