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Todos estamos de acuerdo en que, desde hace mucho, las plantas dejaron de ser solo un adorno decorativo. Además de embellecer nuestros espacios, estos seres vivos no solo producen dióxido de carbono, sino que también ayudan a conservar el suelo y la humedad, regulan la temperatura e incluso algunas pueden mejorar nuestra calidad de sueño.

Pero para que cumplan todas estas funciones, es necesario saber cómo cuidarlas y mimarlas. No basta con regarlas o darles luz; además hay que prestar atención a otros factores como la temperatura, el tipo de sustrato o el tamaño de la maceta que estamos usando.

Lo cierto es que no podemos hablar de plantas sin mencionar la clorofila, un pigmento verde esencial para su vida. Este compuesto transforma la luz solar en energía química, permitiendo la fotosíntesis. Sin clorofila, las plantas no podrían producir alimento y, por ende, no sobrevivirían. Gracias a este conocimiento, los jardineros han logrado crear un abono a partir de la clorofila, al que llaman 'oro verde' debido a sus magníficas propiedades.

¿Qué es el abono de clorofila?

Como ya hemos comentado, la clorofila es un pigmento natural que se encuentra en las plantas, algas y algunas bacterias. Es responsable del color verde característico de las hojas y es fundamental para el proceso de fotosíntesis, el cual permite a las plantas convertir la luz solar en energía química.

Este pigmento tiene la capacidad única de absorber la luz, principalmente en las regiones roja y azul del espectro visible, y utilizar esa energía para sintetizar carbohidratos a partir de dióxido de carbono y agua. La fotosíntesis no solo es vital para la supervivencia de las plantas, sino que también es crucial para la vida en la Tierra, ya que es la fuente primaria de oxígeno en la atmósfera.

Al ser la principal encargada del color de nuestras plantas, es posible que cuando notamos una de ellas más apagada de lo normal o que, incluso, está perdiendo su tono verde, puede ser señal de una falta de clorofila. Y aunque pensemos que no podemos hacer nada por recuperarla, los jardineros han encontrado una forma.

Entre los motivos por los que ha despertado interés entre aficionados y profesionales de la jardinería es debido a su papel en la fotosíntesis y su potencial para mejorar la salud del suelo y de las plantas. Cuando utilizamos clorofila como abono, mejoramos su capacidad fotosintética y, por ende, con su crecimiento y productividad.

Al proporcionar clorofila, aumentamos la capacidad de las plantas para absorber la luz solar y convertirla en energía química. Esto se traduce en un crecimiento más vigoroso, mayor desarrollo de hojas, tallos y raíces, y una mejora general en la vitalidad de la planta. Incluso, una mayor vida 'útil' de la misma.

Además, la clorofila contiene magnesio, un nutriente esencial que juega un papel fundamental en la síntesis de clorofila en las plantas. Al aplicarla al suelo, este mineral se incorpora de manera más directa, facilitando la nutrición y fortaleciendo la estructura celular de las plantas. Esto no solo mejora el crecimiento, sino que también ayuda a las plantas a resistir enfermedades y estrés ambiental.

Abono casero.

Por otra parte, la clorofila también puede actuar como un acondicionador del suelo, mejorando su estructura y promoviendo la actividad de microorganismos beneficiosos que descomponen la materia orgánica y liberan nutrientes esenciales que las plantas pueden absorber.

Un suelo más saludable y biológicamente activo tiende a retener mejor la humedad y a proporcionar un entorno más favorable para las raíces.

Cómo hacer abono de clorofila

Además de todos los beneficios de este abono líquido para las plantas, es supereconómico y podemos tenerlo listo en tan solo unos minutos. Para ello, lo primero que tenemos que hacer es recolectar por el jardín las hojas más verdes que veamos.

Es recomendable que las hojas sean de árboles que se mantienen verdes todo el año. Estas son las hojas que más contienen clorofila y, por tanto, las que más efectivas van a resultarnos.

Una vez recolectadas, debemos agregarlas a una licuadora junto a un litro de agua. Cerraremos el envase y una vez licuado todo y mezclado, colaremos el líquido verde resultante y lo calentaremos al baño maría entre 5 y 10 minutos.

De esta forma, extraeremos toda la clorofila de las hojas. Después, lo único que tenemos que hacer es regar las plantas cada 15 días con este oro verde. Así, nos aseguraremos de darle todo lo necesario a nuestras plantas.