Gabriela González
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Ana Ibáñez es entrenadora de cerebros. Exnadadora de alto rendimiento y piloto de helicóptero, es una de las pocas expertas en técnicas y tecnologías aplicadas a la neurociencia en España. A través de sus centros MindStudio, entrena a niños, adultos, equipos directivos y deportistas de todo el mundo para potenciar el alto rendimiento mental y el bienestar emocional.

"Todos nosotros podemos desarrollar nuestro cerebro", afirma Ibáñez. Para ella, la mente es clave para enfrentar los desafíos de la vida y confiar en nuestras capacidades. "Los retos sirven para desarrollarse, conocerse mejor y descubrir trucos que permiten sacar el máximo de uno mismo. Hay que elegir si ver una oportunidad en lugar de una amenaza, atravesar el miedo, ser creativo y gestionar nuestra propia energía. Cuando eliges la tuya, te impacta menos la de los demás", añade.

Afrontar los retos de la vida

"Sentirte cómodo con la incomodidad inherente de los retos es una habilidad que se aprende y proporciona una extraordinaria dosis de superación y disfrute. En los momentos clave, quien decide no es el cuerpo, sino la mente. La diferencia entre alcanzar las metas o no depende más de la fortaleza de las conexiones neuronales que del músculo o la técnica", explica la neurocientífica. 

Ibáñez destaca la importancia de la resiliencia, de mirar hacia adelante con un objetivo claro y aceptar que la vida combina momentos muy duros con otros extraordinarios. Precisamente eso es lo que encuentran las candidatas en el Reto Pelayo Vida: la posibilidad de marcarse nuevas metas y volver a conjugar en futuro tras haber superado el cáncer. Este año, las protagonistas de la edición Antártida 2024, seleccionadas entre casi 500 solicitantes, han sido Cruz Álvaro, Macarena Bohórquez, Marta Castillo, Patricia del Solar y Almudena Sánchez. Ana Ibáñez ha sido la encargada de preparar la mente del equipo para los desafíos que enfrentaron.

Reaccionar ante la adversidad

"Siento orgullo y admiración por ellas", afirma Ana al reflexionar sobre el logro de las expedicionarias. Las cinco elegidas han clavado la bandera de 'reto conseguido' en el continente blanco. Su emoción nace del profundo conocimiento de los desafíos a los que se enfrentaron, ya que ella misma vivió una travesía a la Antártida. "Sé que no es fácil. Una cosa es imaginarlo y otra, vivirlo: sentir el frío, los mareos, la debilidad. Yo estuve en condiciones más fáciles y fue muy duro. Lo pasé realmente mal al cruzar el Drake. Fueron quizás las peores sensaciones físicas que he tenido en mi vida. Me daba consuelo pensar que, al final, quien algo quiere, algo le cuesta, y que estaba formando parte de lo que debieron sentir los primeros expedicionarios, como el equipo de Shackleton".

Entrenamientos de las expedicionarias del Reto Pelayo Vida

Preparar la mente

Para Ana, la preparación mental es tan esencial como la física. "El primer paso para entrenar a las expedicionarias fue dotarles de realidad", explica. Aunque la idea del reto era emocionante, que las participantes entendieran la dureza del desafío era crucial. "Les ayudé a visualizar su fuerza interna, recordándoles que el esfuerzo estaría siempre iluminado por la ilusión de alcanzar el objetivo, de verse allí".

Un aspecto clave del entrenamiento fue fomentar la cohesión del grupo. "Trabajamos en crear un manifiesto individual y colectivo sobre qué significaba este viaje para cada una. También elaboramos un listado de fortalezas y debilidades para compartirlas. Esto no solo les permitió conocerse mejor antes de partir, sino que fortaleció la unión". Este trabajo previo cimentó las bases de una colaboración sólida. Las propias expedicionarias lo señalan como elemento clave del viaje: la importancia del equipo, del compañerismo y del vínculo que sienten entre ellas.

Herramientas para momentos difíciles

Las adversidades eran inevitables en una expedición de esta magnitud. Para prepararlas, Ana las animó a conectar con momentos duros de su pasado. "Puede que haya situaciones en los que sientes que no puedes más, pero tu cerebro ya sabe que sí puede y que va a salir de ahí. Entonces las animé a recordar algo de lo que ya habían salido. Y eso fue muy bonito porque compartieron esa experiencia dura para cada una de ellas y cómo lo superaron con mucho orgullo".

Haber salido de situaciones muy difíciles y pensar que esto iba a ser más fácil que lo que habían vivido antes las ayudó a afrontar el desafío. De hecho, Marta Castillo, una de las cinco expedicionarias, nos contó durante la expedición que, en momentos de debilidad, le venía a la cabeza una imagen: la foto del día que terminó la quimio, el 11 de febrero de 2020. "Cuando me siento un poco floja, la miro y pienso: eso sí que era estar floja, ahora estoy fuerte como un roble", declaró.

Activar la buena energía cerebral

Otra estrategia fue utilizar herramientas que activan nuestra buena energía cerebral, la que necesitamos cuando tenemos que superar dificultades. Una de ellas, muy poderosa, es la música. "Era importante que tuvieran una canción que les recordara momentos buenos. Les pedí que hicieran una playlist donde estuviera la canción de cada una de ellas, pero que luego eligieran una en común. Esta herramienta también servía para la preparación, para que, cuando estuvieran solas, pudieran escuchar la playlist y sentir a cada una de las compañeras".

Expedicionarias Reto Pelayo Vida en sus entrenamientos Cedida

El impacto del cerebro en la adaptación

Para Ana, el papel del cerebro en la adaptación a lo desconocido es fundamental. "La mente puede decidir si vives un desafío como una amenaza continua o como un reto que te permita sacar lo mejor de ti. Esto no significa que debas sentirte bien todo el tiempo, pero sí que puedes encontrar formas de avanzar, pedir ayuda cuando lo necesites, y encontrar apoyo en la energía de la gente que tienes alrededor, manteniendo la esperanza". Porque, señala: "Tu cerebro puede ser tu aliado, ayudarte a levantarte cuando caes y dar pasos hacia adelante. Y eso es fundamental".

Legado de fortaleza y esperanza

"Para mí, estas mujeres son un ejemplo de fortaleza y esperanza. Han demostrado el poder del mundo femenino para superar adversidades y salir incluso más fuertes. Valoran más la vida y ponen esa fuerza al servicio de los demás. Me han llenado de energía y me siento parte de lo que transmiten", concluye Ana.

Expedicionarias en la Antártida Cedida

Un viaje fuera del mundo

Ibáñez describe la Antártida como "un lugar fuera del mundo, con colores, olores y sonidos diferentes, como entrar en una burbuja aparte de la realidad". Para ella, es un lugar mágico, histórico y épico. Sentía una enorme ilusión al saber que las expedicionarias vivirían esa experiencia única que ella misma tuvo la suerte de vivir.

El mensaje más importante

Desde hace una década, Pelayo Seguros impulsa esta iniciativa que se ha convertido en un referente de superación y esperanza para miles de mujeres que padecen o han padecido cáncer. Y es que el Reto Pelayo Vida es mucho más que una expedición. Es una oportunidad de demostrar que los límites están para ser superados, y que la fuerza de la mente es capaz de derribar cualquier barrera que nos aparta de nuestros sueños.

En palabras de Ana Ibáñez: "A veces, la vida te da un revés que te hace sentir vulnerable, pero te das cuenta de que puedes seguir adelante y lograr cosas que antes ni siquiera habrías imaginado. Las cinco expedicionarias son un ejemplo de ello".