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Desde que nacemos, la felicidad se establece como un objetivo principal. A lo largo de nuestra vida, vamos recibiendo enseñanzas y nuevos pensamientos que nos ayudan a mejorar como personas, a tomar de decisiones en determinadas situaciones o a mirar a nuestro alrededor con otra perspectiva, con el fin de no sufrir, ayudar a los demás y sentir ese bienestar pleno que nos haga pensar que disfrutamos de lo que vivimos.

Hace miles de años también ocurría, los filósofos trataban de buscar respuesta a la preocupación por la existencia, la naturaleza y el logro de la felicidad. Con el paso del tiempo, la ciencia y los grandes expertos como Arthur Brooks dedicaron parte de su tiempo a lo mismo: llegar a esa meta, para poder explicar qué es la felicidad.

Sin embargo, con el paso del tiempo se descubrió que la felicidad no es una meta, sino una dirección: debemos aspirar a vivir una vida más feliz, no a alcanzar un estado de felicidad que, por muchos y variados motivos, no es permanente. Para ello, debemos prestar atención a cuatro simples claves: fe, amigos, familia y trabajo.

La fe o la filosofía de la vida

Arthur C. Brooks, un renombrado científico de la Universidad de Harvard, define la felicidad como el resultado de satisfacer unos aspectos básicos durante nuestra vida cotidiana. El experto confiesa que todos nosotros tenemos cuatro malos hábitos: el dinero, el poder, el placer y la fama. 

Todos ellos son hábitos que nos hacen felices a corto plazo, que nos hacen sentir bien durante un periodo específico de tiempo; sin embargo, son efímeros. En cambio, la fe, la familia, los amigos y un trabajo que sirva a otras personas son hábitos que nos hacen sentir satisfechos.

"Como científico social", dice Arthur, "la fe o la filosofía de vida simplemente significa algo trascendental para tu vida individual".  Una de las mayores razones de la frustración que podemos sentir es que pasamos tanto tiempo concentrados en aspectos concretos, como llevar los niños a la escuela o ese mal día en el trabajo, no nos tomamos el tiempo de alejarnos para obtener perspectiva y la paz que eso conlleva.

Según él, estas creencias no necesariamente deben estar ligadas a la religión tradicional, sino que representan cualquier sistema de valores o significado que permita a las personas encontrar propósito más allá de los desafíos inmediatos.

Arthur señala que, en nuestra vida cotidiana, pocas personas se toman el tiempo para conectar con algo más profundo. "No saben lo que realmente creen", afirma, sugiriendo que la falta de introspección y conexión con valores puede ser una de las razones de la infelicidad generalizada.

Familia

La familia es uno de los pilares fundamentales para alcanzar la felicidad, gracias a representar una fuente inagotable de apoyo, amor y pertenencia. A pesar de ello, el experto asegura que en el país en el que vive, "uno de cada seis no habla con un miembro de su familia en estos momentos por motivos políticos".

El apoyo familiar no solo nos proporciona un sentido de identidad, sino que también fomenta la estabilidad emocional a través de relaciones profundas y duraderas. El experto confiesa que, no hablarte con tu familia por temas tan superficiales como la política, "es completamente irracional".

Brooks argumenta que el amor entre familiares debe superar cualquier conflicto ideológico porque, al final, lo que realmente importa es la capacidad de estar allí para los demás en los momentos críticos.

En su visión, el amor familiar y la lealtad son los factores que realmente importan, mientras que las disputas políticas son pasajeras y secundarias en comparación con la "riqueza emocional" que brinda la familia.

Amigos

Según un estudio de Harvard, la riqueza no es el factor determinante de la felicidad, sino las relaciones personales. Los resultados de las investigaciones mostraron que, a pesar de las diferentes circunstancias económicas que rodeaban a los sujetos estudiados, los investigadores demostraron que la clave de la felicidad se encontrarían en las conexiones interpersonales.

¿Puede nombrar a alguien a quien podría llamar en caso de necesidad? Esta pregunta fue uno de los indicadores claves en el que se respaldaron las conclusiones.

Aquellos participantes que podían mencionar al menos un nombre demostraron tener un vínculo que se destacó como esencial para mantener nuestra salud y felicidad, según el hallazgo de los investigadores. Incluso, se vio una posible relación entre estos participantes con una mejor salud a lo largo de las décadas.

Imagen de unos amigos riéndose. IStock.

Además, esta conexión no siempre se basa en el gran número de amigos que podemos tener, sino que "la cantidad de amigos es menos importante que la intensidad", dice Arthur, enfatizando en la importancia de tener personas reales en tu vida, y no dedicadas a un sector, como el trabajo.

"La razón por la que los directores ejecutivos se sienten tan solos es que solo tienen amigos de negocios", confiesa el experto. "Si eres el jefe, necesitas un amigo externo. Tu amigo de verdad no puede despedirte y tú no puedes despedirlo".

Un trabajo con éxito y servicial para los demás

Arthur C. Brooks era un adicto al trabajo. Era de aquellos jefes que trabajaba 80 horas a la semana y esperaba que todos sus subordinados hicieran lo mismo. Le gustaba el éxito y eso le dejaba poco margen para dedicar tiempo a sus amigos y familiares. Sin embargo, hubo un momento en el que se dio cuenta de que echaba de menos ver crecer a sus hijos. 

Por ello, decidió abandonar su anterior vida y comenzar a estudiar la felicidad, donde descubrió que si todo lo que hacemos por nuestra felicidad es trabajar, cometemos un gran error de base. Al contrario, tenemos que encontrar el bienestar dentro de este momento de nuestra vida y hay dos claves fundamentales: el éxito ganado y el servicio a los demás.

"Las personas que obtienen la mayor felicidad del trabajo sienten que se están ganando su éxito, es decir, que están creando valor con sus vidas y con sus vidas laborales, que sus logros están moviendo la aguja y que están siendo reconocidos por esos logros. Y en segundo lugar, sienten que están sirviendo a la gente para que les necesiten. Estas son las dos grandes cosas", explica a Harvard.

La primera clave para alcanzar la felicidad laboral, según el profesor, es el éxito que has ganado con tu propio esfuerzo. Esto es, que hayas sido capaz de producir algo valioso para ti mismo y para los demás. Y es que para Brooks la felicidad en el trabajo no viene determinada por nuestro puesto o las ventajas que podamos obtener, sino por lo que hacemos en nuestro día a día. 

En pocas palabras, no hay que escatimar en esfuerzos en el trabajo que realizamos diariamente. No obstante, el consejo de Brooks no se refiere al rendimiento o cualquier otra medida tradicional de productividad laboral, sino de hacer nuestro trabajo sin tomar atajos. Se trata de una medida de compromiso con nosotros mismos y con los demás, y no sólo una táctica para ascender en nuestra carrera profesional. 

La otra cuestión a tener en cuenta para alcanzar la felicidad en el ámbito laboral según Brooks es no centrar nuestra atención en nosotros mismos, sino también en los demás. Y es que si consideramos nuestro trabajo como un servicio a los demás, conseguiremos una satisfacción mucho más profunda

No se trata, no obstante, de tener que trabajar en una oenegé o en una iniciativa social. Cualquier trabajo, por ordinario que sea, indica Brooks, puede ejercer una función social. Para el profesor, corresponde a los individuos preocuparse por los demás y eso puede aplicarse en el trabajo diario. Un ejemplo que pone en un artículo de The Atlantic es un alumno suyo que decidió dejarlo todo para ser camarero en Barcelona, ya que para él todos sus clientes eran igual de importantes.