La memoria es una de las funciones cognitivas más valiosas del ser humano. Gracias a ella recordamos dónde vivimos, quienes son nuestros familiares e, incluso, quienes somos nosotros mismos. Sin embargo, y a pesar de su importancia, esta capacidad es también una de las más vulnerables al paso del tiempo y a las condiciones del día a día.
El cerebro, al igual que cualquier otro órgano, sufre un desgaste con el paso de los años. Especialmente entre los 40 y los 50 años (lo que los médicos llaman la quinta década) en varios órganos de nuestro cuerpo comienza un proceso de deterioro y, así como nuestro cuerpo envejece, nuestro hipocampo comienza a sufrir despistes, dificultad para rescatar sucesos del pasado u olvidos inusuales.
La psicóloga Laura Vera, experta en desarrollo personal, recuerda a COPE que la pérdida de memoria no siempre está vinculada a enfermedades neurodegenerativas, sino que muchas veces es una consecuencia de factores como el estrés, la fatiga o la falta de atención. Por ello, nunca está de mal ejercitarlo, y uno de sus ejercicios recomendados es observar un escaparate durante un minuto.
El ejercicio de la psicóloga para cuidar la memoria
Lo primero que explica la psicóloga a COPE es que para preservar la memoria y evitar los olvidos recurrentes, es fundamental adoptar un estilo de vida saludable. La alimentación equilibrada, el descanso reparador y la gestión del estrés juegan un papel crucial en el mantenimiento de las funciones cerebrales.
Durante el sueño profundo, por ejemplo, el cerebro consolida los recuerdos y refuerza las conexiones neuronales. Un descanso deficiente puede traducirse en una menor capacidad de retención y en una mayor tendencia a los despistes. Sin embargo, el aspecto que más destaca la psicóloga Laura Vera es la necesidad de ejercitar la mente del mismo modo en que ejercitamos el cuerpo.
La gimnasia cerebral es clave para mantener la memoria activa y evitar el estancamiento cognitivo. Resolver pasatiempos puede ser útil, pero si siempre realizamos los mismos tipos de ejercicios, el cerebro se acostumbra y deja de recibir estímulos novedosos. Lo importante es la variabilidad: enfrentarse a desafíos nuevos y salir de la rutina mental para fomentar la creación de nuevas conexiones.
Uno de los ejercicios más simples y efectivos que recomienda Vera para fortalecer la memoria es "observar un escaparate durante un minuto". Este método, basado en la memoria fotográfica, es fácil de incorporar en la vida cotidiana y puede realizarse en cualquier momento del día.
Escaparates.
La técnica consiste en detenerse frente a un escaparate y dedicar un minuto a observarlo con atención. Se debe prestar especial cuidado a los detalles: los productos expuestos, la forma en que están organizados, los colores predominantes, los precios visibles y cualquier otro elemento relevante.
Una vez que la persona se ha alejado del escaparate, el siguiente paso es tratar de recordar la mayor cantidad de detalles posible. Se puede hacer mentalmente o anotando todo lo que venga a la mente. Lo ideal es repetir el ejercicio con frecuencia y con escaparates distintos, para evitar que la memoria se acomode y el esfuerzo se reduzca. Con el tiempo, la capacidad de retención mejora y el cerebro se acostumbra a fijar la información de manera más eficiente.
Este ejercicio es especialmente beneficioso porque activa múltiples áreas del cerebro al mismo tiempo. No solo se trabaja la memoria visual, sino también la capacidad de atención y la concentración. Además, al requerir un esfuerzo consciente para recordar los detalles, se refuerzan las conexiones neuronales y se mejora la agilidad mental.
Es una actividad que cualquier persona puede realizar sin necesidad de herramientas especiales y que, con la práctica constante, puede marcar una diferencia en la capacidad de recordar información cotidiana.