Transmitir un mensaje de manera efectiva es tan crucial como el lenguaje no verbal que lo acompaña. Por esta razón, numerosos estudios de psicología, desde la aparición de esta disciplina en el ámbito de la salud, se han enfocado en cómo lograr una comunicación adecuada.

Uno de los escenarios más frustrantes suele ocurrir en las relaciones sentimentales, cuando las diferencias de opinión entre las partes dificultan el entendimiento. No obstante, en la mayoría de los casos, lo que falla no son las opiniones en sí, sino la manera en que expresamos nuestro punto de vista.

En la década de 1970, el psicólogo e investigador Albert Mehrabian llevó a cabo dos importantes experimentos para analizar el lenguaje no verbal en las personas. A partir de sus estudios, surgió la regla 7-38-55, la cual destacaba la importancia de tres elementos fundamentales en la comunicación: las palabras, el tono de voz y el lenguaje corporal.

Este experto, además de ser antropólogo y profesor en la Universidad de California, Los Ángeles, ha dedicado gran parte de su carrera al desarrollo de estudios pioneros en el campo de la comunicación no verbal. Entre sus investigaciones más destacadas se encuentra la regla que ha sido ampliamente aplicada tanto en el ámbito de la inteligencia emocional como en la comunicación en general.

Sin duda, es una técnica sencilla que podemos implementar en nuestra vida cotidiana, ayudándonos a mejorar la interacción con las personas cercanas, evitando discusiones innecesarias y contribuyendo a un estilo de vida más armonioso.

Qué es la regla 7-38-55

La regla creada por Mehrabian, junto con otros colegas, destaca la relevancia de comprender el mensaje, más allá de las palabras, poniendo énfasis en el lenguaje no verbal con el que se transmite.

Para fundamentar esta idea, el psicólogo llevó a cabo dos estudios. El primero, realizado en colaboración con Wiener, aborda la importancia relativa de las palabras en comparación con el tono de voz utilizado. En el segundo, desarrollado junto a Ferris, se establece una comparación entre el tono de voz y las expresiones faciales, subrayando la influencia de ambos elementos en la comunicación.

Regla del 7-38-55 en las parejas.

Basándonos en estas teorías, el 93% de la correcta interpretación de un mensaje depende de la comunicación no verbal, mientras que solo el 7% corresponde al contenido del mensaje en sí.

La comunicación no verbal incluye los gestos, las expresiones faciales (sean conscientes o inconscientes) y la postura que adoptamos al hablar, representando un 55% de la efectividad comunicativa. Además, el tono de voz, la entonación que utilizamos durante la conversación y los llamados códigos paraverbales constituyen el 38% restante, reflejando la importancia del cómo se dice, más allá de las palabras.

Cómo aplicar la regla 7-38-55

La regla 7-38-55 no se aplica a todos los tipos de conversaciones, sino que está especialmente dirigida a aquellas de carácter emocional, donde expresamos sentimientos o actitudes.

Esto se debe a que, en este tipo de interacciones, nuestros sentimientos están más involucrados, y es común que las palabras no coincidan plenamente con el lenguaje no verbal que utilizamos, lo que puede generar discrepancias entre lo que decimos y cómo lo expresamos.

Pareja charlando tumbados sobre un cojín. iStock

En este tipo de conversaciones sentimentales, según el estudio de Mehrabian, la credibilidad del mensaje dependerá de cómo nos llegue a través de los tres principales elementos de esta técnica: canal verbal (palabras), canal vocal (tono de voz) y canal visual (lenguaje corporal).

El estudio asegura que si no llegan a concordar lo transmitido con el tono de voz y con el lenguaje no verbal, priorizará lo que se percibe a través de los canales no verbales.

Pareja riéndose mientras toman una copa de vino. iStock

Que esta regla resulte más efectiva en conversaciones sentimentales no lo hace menos importante, ya que son las comunicaciones más comunes en nuestra vida cotidiana.

Pero también se puede aplicar a situaciones de liderazgo, negociaciones o resolución de conflictos donde los sentimientos suelen estar más presentes.