Con el paso del tiempo el concepto pareja tal y como se conocía en España ha ido variando. Lo que era el prototipo convencional de relación amorosa, hombre y mujer, ha dejado de ser la definición por antonomasia, abriendo paso a una amplia diversidad de significados derivados de esta misma palabra.
De hecho, muchas parejas ya no están conformadas únicamente por dos personas, sino que el amor se ha expandido a relaciones de tres o relaciones poliamorosas, donde no hay exclusividad íntima ni afectiva con una única persona, pudiendo establecer vínculos con varios individuos en un mismo período de tiempo.
Las relaciones de pareja españolas en datos
Junto a estos cambios del concepto de pareja, la tasa matrimonial también ha sufrido un descenso exponencial. En 2022 la cifra de casamientos era de 179.107, aunque se trata de un número que no se alcanzaba desde 2008, cuando hubo 197.216 enlaces.
Además, al retroceder un poco en el tiempo, podemos ver que en 1960 el porcentaje de nupcias era del 7,8%, menos de la mitad que el pasado 2022, con un 3,74%.
Y al descenso de enlaces matrimoniales se añade el aumento de divorcios. Solo en 2022 más de 84.000 parejas optaron por la nulidad, la separación y el divorcio. Sin embargo, tenemos que irnos hasta 1981, tras la aprobación de la Ley del Divorcio, para encontrar datos y es que, en aquel momento, tan solo fueron 9.483 las parejas que decidieron romper su relación.
Qué es el amor líquido
Fue el sociólogo y filósofo polaco, Zygmunt Bauman, quien inició la tendencia de 'lo líquido' allá por 1950. Bauman empleaba el término de modernidad líquida para referirse a la sociedad, el amor y los contextos difusos y cambiantes que vivimos en la actualidad.
El polaco acuñar esta terminología para expresar las incertezas en las que nos encontramos a diario. Aquello que se definía como relaciones sólidas, como el trabajo o el amor para toda la vida, ha dejado de serlo. Nos encontramos en la era de lo provisional, ansiosos por encontrar novedades en el día a día para satisfacer nuestras necesidades.
En este sentido, surge el concepto del amor líquido como la nueva tendencia que arrasa en España. Se trata del término para definir la fugacidad y temporalidad de las relaciones amorosas en la actualidad, donde triunfan las parejas volátiles y efímeras. Destaca el amor que huye del compromiso, con relaciones más frágiles y desechables que nunca antes.
Consecuencia de ello, de la ausencia de una estabilidad, ha aumentado la sensación de inseguridad y vulnerabilidad. Las relaciones han dejado de ser algo perdurable en el tiempo, para ser fácilmente descartable cuando no se cumplen las expectativas personales o cuando surgen conflictos.
Las características de las parejas con amor líquido
Este nuevo concepto de amor, cada vez más común en España, tiene una naturaleza centrada en el presente y en el individuo. Es decir, iniciamos relaciones porque nos permiten satisfacer ciertas necesidades o deseos, pero, en este caso, temporales.
Por ese motivo, cuando se califican como 'deseos satisfechos', nos sentimos con la libertad de desligarnos de esa persona, cumpliendo con la definición de relaciones efímeras y volátiles.
En contraste con las relaciones habituales pasadas, a menudo fundamentadas en bases estables, profundas y duraderas, el amor líquido se basa en la gratificación inmediata y en la ausencia de compromisos a largo plazo. Símbolo de su triunfo es el aumento de las relaciones informales, así como el aumento de divorcios.
Este tipo de amor también muestra su influencia en la forma en la que las personas perciben el compromiso y la fidelidad en las relaciones. En lugar de valorar la estabilidad y la lealtad a largo plazo, muchos prefieren mantener sus opciones abiertas. Una mentalidad que ha llevado consigo el aumento de las relaciones abiertas y poliamorosas, donde la monogamia tradicional ya no es la norma.