España es el país europeo con mayor esperanza de vida. Un dato que puede sorprender a miles de personas, ya que cuando hablamos de longevidad es muy posible que otros países se nos vengan a la mente, solo porque llevan años recordándonos todos los malos hábitos que normalizamos a lo largo de nuestra vida: el jamón, la siesta, las fiestas interminables…
Sin embargo, encabezamos el ranking con una media de 83,2 años, seguidos de Suecia (83,1), Italia y Luxemburgo (que tienen una media de 82,7 años). De todas las ciudades españolas, Galicia lidera la lista y según los datos, aspira a ser un modelo de longevidad en todo el mundo, hasta llegar incluso a formar parte de las famosas 'zonas azules'.
Estas zonas azules han resonado alrededor del mundo en los últimos años por ser zonas geográficas limitadas en las que su población tiene una longevidad excepcionalmente alta en donde se vive más de 100 años. Esto ha hecho que diferentes países hayan querido conocer sus secretos, incluida España, a pesar de tener una gran esperanza de vida.
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La isla de Cerdeña en Italia, Okinawa en Japón, Loma Linda en California, Estados Unidos, Nicoya en Costa Rica e Icaria en Grecia son las cinco zonas azules detectadas en el mundo. Esta última, una pequeña isla situada prácticamente en el centro del mar Egeo, tiene una esperanza de vida que supera los 90 años, incluso uno de cada tres habitantes en la isla vivirá más allá de esa cifra. Esto consigue una media 10 años superior a la europea.
Si oímos hablar sobre esto, es muy posible que pensemos que siguen un ritual de longevidad muy lejano al que seguimos en España. Que su ritmo de vida es diferente y posiblemente todos los malos hábitos comunes en nuestro país sean lo que ellos tienden a evitar; sin embargo, uno de ellos es su secreto.
Este es el hábito español que nos ayuda a vivir más
El investigador estadounidense Dan Buettner ha sido el encargado de desarrollar el fenómeno de las 'zonas azules'. Durante los últimos 20 años, ha viajado por todo el mundo para investigar las rutinas y costumbres de los países con mayor esperanza de vida. Gracias a ello, hasta él mismo ha aprendido a llevar una vida semejante, y conseguir convertirse en uno de los centenarios que tanto tiempo lleva estudiando.
Si bien es cierto que la genética desempeña un papel fundamental, el investigador descubrió los factores que tenían en común todas estas zonas, de los que podemos destacar los típicos, como mantener una vida saludable o algunos más sorprendentes, como consumir alcohol de forma moderada. De todos ellos, el experto en longevidad también descubrió que la siesta, esa costumbre española, forma parte del secreto de longevidad en Icaria.
Según escribe el investigador en el libro The Blue Zones, las personas que se echan la siesta regularmente tienen mucho menor riesgo de morir a causa de una enfermedad cardíaca, en concreto, un 35% menos. Lo cierto es que este famoso hábito valorado en España lleva muchos años siendo un interrogante, incluso para psicólogos y expertos, que llevan más de una década intentando determinar si realmente es beneficioso para la salud.
Y la respuesta lo tienen los centenarios de Icaria, quienes respetan estrictamente la 'hora de la siesta'. No solo en esta pequeña isla, sino que en toda Grecia, es una costumbre sagrada. Este pequeño descanso tiene el poder de reducir las alteraciones hormonales causadas por el estrés, lo que daría un respiro a nuestro corazón.
¿Cuánto dura la siesta perfecta?
Los estudios apuntan que las siestas cortas, de menos de 30 minutos, tienen efectos positivos evidentes, además de concluir que quienes la realizan regularmente muestran mayores beneficios que quienes la practican esporádicamente. Además, la Fundación Española del Corazón destaca entre sus ventajas que puede prevenir cardiopatías, reducir la tensión arterial, estimular la creatividad, fomentar la positividad y mejorar el estado de ánimo.
Sin embargo, a pesar de todas sus ventajas, esta siesta debe tener un tiempo limitado. Una siesta de 20 a 30 minutos, aunque nos parezca corta, puede devolvernos la suficiente energía sin dejarnos aturdidos y no alterará nuestro sueño por la noche, logrando así dormir con absoluta normalidad. Pero, cuando abusamos del tiempo, puede llegar a ser perjudicial.
Un estudio publicado en la revista Obesity señaló que el riesgo de obesidad aumenta un 23% cuando las siestas son largas. En cambio, las personas que hacen la siesta de tan solo unos minutos tienen menos riesgo de presión arterial alta.