Siempre el mismo día ha sido tendencia en Netflix los últimos meses. Inspirada en la película con su mismo nombre, pero transformada en una miniserie, ha conseguido que millones de personas estén enganchadas al televisor. Incluso a aquellas personas que confiesan no ser aficionados de las novelas románticas.
En un primer momento, la historia parece la misma de siempre: dos adolescentes, uno más rebelde y el otro dispuesto a ponerle los pies sobre la tierra. Sin embargo, el paso de los capítulos nos demuestra todas las variantes del amor, el cual puede cambiar, incluso viéndose un día al año, pero que siempre está ahí.
El síndrome de siempre el mismo día no es una patología diagnosticada por los expertos, sino una tendencia que acompaña a millones de personas, atrapadas en una situación que les impide pasar página: las relaciones de segundo plano o cómo esperamos eternamente a que esa persona nos diga por fin que sí.
El síndrome de 'siempre el mismo día'
Conocido también como relaciones back-burners o relaciones de segundo plano, el síndrome siempre el mismo día nos recuerda que el amor no correspondido puede durar hasta que la otra persona decida si quiere estar con nosotros o no.
Durante ese periodo de tiempo, esperamos a la respuesta. Parece que estamos haciendo nuestra vida normal, de hecho, se lo recalcamos a nuestros amigos, pero lo cierto es que en un segundo plano estamos pensando cómo será el día en el que la otra persona se decida.
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Muchos de nosotros simplemente no podemos separarnos de las personas de nuestro pasado, y un estudio psicológico de 2014 le dio un nombre a estas interacciones, calificándolas de relaciones back-burners, la misma que se da en la miniserie.
Según el estudio, un back-burner es "una persona con la que no estamos comprometidos actualmente, pero con la que mantenemos algún grado de comunicación para mantener o establecer la posibilidad de una futura relación romántica".
Un segundo plano, para los expertos, no es únicamente alguien en quien piensas de vez en cuando: sino una persona a la que realmente te acercas, ya sea estando solteros o, incluso, en una relación. Un estudio de 2021 de 397 adultos en relaciones a largo plazo encontró que al menos el 62% mantenía a alguien en un segundo plano.
Esta tendencia consigue que mantengamos una puerta abierta a la posibilidad de una relación con alguien de nuestro pasado. Cuando estamos solteros, realmente nos da una esperanza en el amor; sin embargo, en muchas ocasiones, nos impide prosperar, conocer románticamente a otras personas y quedarnos estancados en que nunca encontraremos a nadie igual.
En pareja, también sucede. Los investigadores del primer estudio nombrado encontraron que la mayoría de los encuestados admitieron haber tenido una persona en segundo plano durante una relación.
Cuando esta tendencia se da en pareja, la persona mantiene a otra persona en su vida como una posible opción de reserva. Pueden llegar incluso a evitar activamente el cierre de la relación para tener a la otra persona fantaseando con posibilidades que no existen o no se materializan.
Por qué mantenemos relaciones en segundo plano
Existen diferentes motivos por los que mantenemos las relaciones en segundo plano y, por tanto, vivimos estancados en el síndrome de siempre el mismo día. La primera de ellas puede darse debido a que estando en una relación, esta tendencia nos permite una especie de seguro, el cual nos garantiza no quedarnos solteros bajo ningún concepto.
Hay quienes mantienen este tipo de situaciones para evitar un compromiso real en su relación actual. Mientras mantengan esas conexiones externas, en su mente no están completamente involucrados emocionalmente con nadie.
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Diferentes expertos también aseguran que hay quienes mantienen este tipo de tendencia por miedo a perderse algo mejor, incluso aunque en su relación actual vaya bien.
Esta tendencia se ha visto incrementada con las redes sociales, donde es mucho más fácil desarrollarlas. Desde viejos amores hasta mantenerse en contacto con citas anteriores, cuando hay un repentino aumento de interés por parte de una persona que hemos conocido en el pasado (comienza a darle me gusta a nuestras fotos), puede aumentar nuestra confianza lo suficiente como para enviarle un mensaje.
Hay quienes mantienen este tipo de relaciones porque se sienten bien con ellas, incluso pueden desarrollar sentimientos. Con la otra persona no tienen los conflictos cotidianos que con la pareja estable actual o simplemente se sienten más libres de expresarse o escuchados sin juicios o críticas.
Aunque en un primer momento esta situación pueda parecer atractiva e inofensiva, cuando estamos en un segundo plano, constantemente esperamos una eventual relación con alguien que no está disponible emocionalmente. Esto puede dejarnos indisponibles para relaciones reales, además de poder sentir tristeza o incluso, ansiedad.