Numerosas asistentes -mucha magistrada- y algunos hombres abarrotaban ayer tarde la sala de lectura del Ateneo madrileño. Habían sido convocados por Carmen Calvo, Paquita Sauquillo, Concha Gutiérrez y María Luisa Balaguer, entre otras amigas. Nadie sabía exactamente a qué iba. Algunos recibimos el cartel de la convocatoria: "Ateneo de Madrid. Sección de Derechos Civiles. "Celebramos la Constitución, pensamos en su futuro".
La idea de la convocatoria surgió -explican Carmen y Paquita a los oyentes- en una cena de amigas. Al darse cuenta de que pronto la Constitución cumpliría 50 años, se plantearon qué hacer para tan señalado aniversario. Se les ocurrió, entonces, trabajar juntas en una propuesta para modificar la Constitución.
Soledad Gallego-Díaz, Mariola Urrea Corres, Meritxell Batet, Teresa Peramato Martín, Argelia Queralt Jiménez, Cruz Sánchez de Lara… Carmen Calvo va nombrando a algunas de las concurrentes: "Siempre ha habido mujeres singulares, pioneras, pero esta expansión de miles y miles de ellas tan cualificadas, es un hito. El movimiento feminista es un patrimonio. Siendo diversas en perfiles y posiciones ideológicas entre nosotras, todas somos demócratas".
Haber sido capaces de vivir juntos durante 46 años con ideologías diferentes era una asignatura pendiente en la Historia de España, pero hay que preparar a la Constitución para los siguientes 50 años, asegura Carmen.
"Hay generaciones que la sienten lejana. Cuando llegue el momento, las mujeres de este país tendremos las propuestas hechas para hablar en cada sílaba de la Constitución. Una sociedad madura no tiene que esperar a los partidos políticos", proclama.
Ambas anfitrionas, agradeciendo la asistencia del público -"en aquella cena no podíamos imaginar una sala tan llena"-, dan comienzo al debate. Las participantes se van sumando para plasmar algunas de sus propuestas.
Beatriz Sánchez Álvarez, fiscal de sala coordinadora de la Unidad de Trata de Personas y Extranjería de la Fiscalía General del Estado, sube al estrado donde están sentadas Carmen y Paquita. Propone incluir en la Constitución la perspectiva de género para que se reflejen los 46 años que han pasado. Por ejemplo, el artículo 10 que habla de la dignidad de las personas, podría ser más específico y prohibir la explotación de los cuerpos de las mujeres.
El artículo 32 no niega explícitamente el matrimonio forzoso y debería, según explica: "Son pequeños detalles que se tendrían que añadir para que disminuya esa brecha de género, porque está demostrado que el sexo es una de las mayores circunstancias que producen desigualdad entre hombres y mujeres".
Soledad Gallego-Díaz asistió como periodista a las Cortes Constituyentes. Le llamó la atención las pocas mujeres que había y la facilidad con la que se ponían de acuerdo al ser de grupos parlamentarios distintos. Del texto de la Constitución, cambiaría el vocabulario "porque es masculino". Por ejemplo, donde dice individuos, ella pondría personas. No cree que hubiera problema en incorporar expresiones más neutras.
Nuevas generaciones
Carmen Calvo precisa que se debería exigir ya una reforma del lenguaje, porque no supone una reforma de la Constitución en el sentido estricto.
La magistrada del Tribunal Constitucional y convocante de esta reunión, María Luisa Balaguer, tras agradecer la felicidad del momento, entra de lleno en materia. No quiere que las nuevas generaciones tengan que sufrir lo que la suya. Ha tenido que demostrar el doble que los hombres para acceder a una oposición: "No hay que culpar a nadie, pero sí hay que erradicar el sistema patriarcal que atiende a prejuicios por razón de género".
La Constitución fue fruto de su tiempo y, a partir del constitucionalismo constructivista, explica que empezaría cambiando el lenguaje. Luego, incluiría en el artículo 15 el derecho al propio cuerpo de las mujeres y el derecho al aborto. Y en el 43, que hace referencia a la salud, propone introducir la perspectiva de género y proteger a la mujer de la violencia obstétrica. Podría seguir, pero deja la palabra a otras compañeras.
Le toca el turno a Meritxell Batet. Agradece que hayan contado con ella entre tanta mujer admirable: "Nos sentimos orgullosas de todo lo hecho. Somos conscientes de que queda mucho por hacer. Hemos llegado a todos los sitios, pero no en igualdad. Nuestra mochila pesa más, hay más renuncia y sacrificio". Propone modificar artículos, empezando por el 14 y el 9.2.
"Que un grupo de mujeres ideológicamente distintas debatan desde el respeto, entendiendo las diferencias ajenas y asumiendo que, a veces, la que se sienta enfrente tiene parte de razón, es un chute de energía para el feminismo, pero sobre todo para la democracia del país. Ambos conceptos son indisociables", continúa.
A Meritxell le tocó ser presidenta del Congreso en un momento muy difícil, aclara Carmen. Woodrow Wilson dijo también que no se puede ser demócrata sin ser feminista.
Yolanda Gómez Sánchez fue directora del Centro de Estudios Políticos y Constitucionales. Está impresionada al ver desde el estrado la biblioteca llena: "Nuestros derechos no son opinables. Ahora tenemos que llevarlos a la letra impresa para que sean efectivos para todas nosotras". Ella fue la primera en su familia que cursó estudios universitarios y piensa que nuestra obligación es hacer "algo más de lo que hemos recibido".
La periodista Ana Pardo de Vera reivindicó la perspectiva de género en el periodismo. No se puede hacer este trabajo ignorando al 51% de la población: “La desinformación es la esclavitud que pretenden aquellos que quieren esclavizarnos. Democracia, feminismo y periodismo son indisolubles".
Ley de paridad
Tampoco Argelia Queralt Jiménez sabía a qué venía. "Cuando María Luisa dice ven, lo dejamos todo", bromea. Como vocal del Consejo General del Poder Judicial -hay 4 colegas en la sala-, da por sentado que hay que reformar la Constitución, pero mientras tanto hay que hacer efectiva la perspectiva de género. Si no, "no habrá un cambio real". En el mundo jurídico no se ha conseguido.
Por otro lado, anuncia que se acaba de publicar la ley de paridad y que, si se toma en serio, puede marcar una enorme diferencia. Las mujeres son el 57% en la magistratura, pero no llegan al 10% en el Tribunal Supremo o en los órganos de gobierno, donde la selección es discrecional. Sin embargo, hay mujeres preparadas con la antigüedad necesaria.
Mariola Urrea Corres sube al estrado y coge el micrófono. Es doctora en Derecho. Indica que la Constitución solo se ha reformado 3 veces y ninguna con el empeño y audacia que merecen una sociedad como la nuestra: "Hay que repensar el pacto de convivencia. Nos dirán que no hay consenso. Esta tarde tenemos que contestar que ese es precisamente es el punto de llegada; el de salida es la voluntad de alcanzarlo".
Emocionada está Dolores Delgado, y con muchas ganas de trabajar. Como fiscal de Derechos Humanos y Memoria Democrática, el artículo 10 le ha permitido encontrar muchas respuestas. Agradece a los padres de la Constitución, pero se sale del guion y anuncia que, en los próximos años, le gustaría hacer algún acto de reconocimiento a las víctimas del franquismo y de la guerra.
Teresa Peramato Martín, Fiscal de Sala Delegada de Violencia sobre la Mujer, no pensaba intervenir, pero no puede callar la impotencia que siente. En lo que va de año, 44 mujeres y 9 niños han sido asesinados. A diario ven casos de víctimas de este tipo de violencia machista. Desde la fiscalía no encuentran una respuesta efectiva. Está fallando la sociedad. La violencia de género se ha normalizado.
Por fin interviene una persona que no ha leído la Constitución, la doctora María Sáinz Martín, especialista en medicina preventiva. Promete venir a la próxima reunión con los deberes hechos y el texto en la mano: "Debería estudiarse en los colegios".
Carmen Calvo, que tiene facilidad para distender el ambiente, comenta un dato de hace cuatro años: solo el 54% de la población había leído la Constitución, y entre ellos, el 89% creía que es estupenda. "Significa que hay un sentimiento constitucional. Es fantástico, porque no lo hubo ni en el XIX, ni en gran parte del XX. Hay que cuidar ese modelo de convivencia, pero este país tiene que abrir un espacio de diálogo entre generaciones".
Aquí concluye la reunión. Las presentes -algunas han tenido que irse porque el acto se ha prolongado más de hora y media- quedan convocadas a la próxima. Para celebrarlo se hacen una foto en el único tramo de escalera del Ateneo que no está en obras. Tardan menos de ocho minutos en colocarse. Ha sido una tarde histórica.