Marie-Christine Osselin, la mujer tras la bodega del champán favorito de Napoleón y Tamara Falcó
- Moët & Chandon, que va camino de cumplir 282 años, ha sido el mejor aliado de reyes, aristócratas, alta burguesía, soldados y emperadores.
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Francia, 1743. En la pequeña villa de Vacoulers nace Madame du Barry, la última amante de Luis XV. En la ciudad de Fontainebleau se firma el Segundo Pacto de Familia entre el país luso y España. Mientras tanto, a 148 kilómetros al nordeste, en Épernay, en la región de Champagne, el brillante viticultor Claude Moët funda la Maison Moët, hoy mundialmente conocida como Moët & Chandon. El resto ya es historia.
El legendario champán, que va camino de cumplir 282 años, ha sido el mejor aliado de reyes, aristócratas, alta burguesía, soldados y emperadores. Tanto es así que cuenta la leyenda que fue el champán -o, mejor dicho, la ausencia de éste- lo que provocó la derrota de Napoleón en Waterloo.
Bonaparte, que bebía mínimo una botella al día, solía llevar un cargamento de vinos a las batallas que libraba y, por alguna razón, no llevó nada a Bélgica. "En la victoria me lo merezco, en la derrota lo necesito", pronunció en una ocasión, tal y como recuerda Marie-Christine Osselin, Responsable de Expérience Vins chez Moët & Chandon, en conversación con Magas.
La relación de Napoleón con los dueños de Moët & Chandon es legendaria. De hecho, el Impérial, el best seller de la firma, se creó en su honor. De esa versión se descorcha una botella por segundo en el mundo. La vida personal del emperador francés no se podría escribir sin la influencia de su íntimo amigo Jean-Rémy Moët, nieto del fundador de la casa, a quien conoció en la academia militar.
En sus mapas estratégicos, Napoleón siempre marcaba en rojo la ciudad de Épernay, donde paraba durante sus campañas para visitar y disfrutar de las bodegas de su camarada. Allí recogía sus cajas de champán para, a continuación, seguir con sus... planes. En uno de los pasadizos de estas cavas hay, todavía hoy, una enorme barrica personalizada con el siguiente mensaje: "Relámpago de roble del Algarve ofrecido al emperador Napoleón I. De Jean-Rémy durante su visita a Épernay en 1810".
Esta revista ha podido visitar y conocer el corazón del lujo: las entrañas de las bodegas de Moët & Chandon en Épernay. Con 28 kilómetros de galerías subterráneas a una temperatura media de 10-12 grados centígrados, aquí se da vida a uno de los champanes más famosos y consumidos del mundo. La época en la que más se produce, se distribuye y se bebe, sin duda, es la Navidad.
Es precisamente en esta temporada donde Moët & Chandon inicia su gran campaña. Lo hace, además, en el increíble Château de Saran, el telón de fondo de los rituales esenciales para una celebración inolvidable. Los vinos insignia de la maison, junto a un exquisito menú inspirado en la cena de Navidad perfecta fueron los protagonistas de una velada mágica.
El Château de Saran, que destaca por su rica historia y su arquitectura deslumbrante, se transformó en un auténtico cuento de hadas navideño. Los espacios fueron decorados para crear experiencias inmersivas con sorpresas encantadoras que hicieron sentir a los invitados protagonistas de un encuentro especial.
Un escenario perfecto para demostrar el art-de-vivre francés: elegir el champagne más adecuado según la ocasión, asegurar una temperatura impecable de servicio, utilizar una cristalería perfectamente adaptada, disfrutar de exquisitos maridajes y apreciar la elegancia del art de la table francés para vestir la mesa.
Moët & Chandon creó una magnífica atmósfera de celebración, destacando uno de los rituales más icónicos e identificativos de la maison: la torre de copas de champán, un espectáculo visual que añadió un toque especial a la velada.
La noche comenzó con una cálida bienvenida junto a una copa de Moët Impérial, el icónico champán de las celebraciones más memorables desde 1869, que acompañó una cuidada selección de exquisitos bocados inspirados en anécdotas relacionadas con la historia de la maison. Presidiendo la mesa por el centro, como manda el protocolo francés, estaba Marie-Christine Osselin, con quien esta revista pudo charlar tranquilamente.
"¿Definir a Moët & Chadon en tres palabras? Yo diría elegancia, generosidad e innovación. Estamos trabajando muy duro en la innovación, es cierto, pero sin olvidar nuestra herencia. Moët & Chandon se fundó en 1743 y por ello tenemos un fuerte respeto por nuestra historia. Es muy importante tener este lugar y seguir estando en Épernay, en las mismas bodegas desde el comienzo. Pero también con los ojos puestos en el futuro, trabajando en soluciones innovadoras. Eso incluye pensar en el champán del mañana y en la forma de gestionar los viñedos frente a los miles de desafíos que surgen, como el calentamiento global. Sí, sí... Tres palabras: elegancia, generosidad e innovación con una base sólida", declara a esta revista.
La cena navideña, elaborada por el prestigioso chef Jean Michel Bardet, arrancó con tres delicadas creaciones que realzaron los aromas del mar y continuó con el carabinero maridado con Moët & Chandon Grand Vintage Rosé 2016. Un coupage de extraordinarias uvas Pinot Noir y Meunier que resultan un champán elegante, preciso y versátil.
El plato principal, aves de corral de la Cour d'Armoise en cazuela, fue acompañado por este vino. Una elaboración magistral, envejecida durante seis años en bodega. El viaje gastronómico terminó con un clásico postre navideño: la Bûche de Noël. Un dulce típico francés, elaborado a base de bizcocho y mousse de avellanas y cacao, que rinde homenaje a la tradición de reunir a la familia para estas fechas tan especiales.
Un delicioso final maridado con Moët & Chandon Nectar Impérial, un champán que se distingue por sus notas de fruta viva, un paladar seductor y una madurez elegante. Obras gastronómicas muy cuidadas que celebraron la época más mágica del año y que elevaron la efervescencia de los champanes insignia de Moët & Chandon. Una muestra del savoir-faire y savoir-vin de una de las maisons con más herencia enológica de la región de Champagne.
Una celebración llena de elegancia y sofisticación que resultó la máxima expresión del art-de-vivre al estilo Moët & Chandon. Emotivos brindis y risas compartidas resonaron entre los asistentes, creando recuerdos que perdurarán mucho más allá del momento. Un tributo al legado de Jean-Remy Moët, nieto de fundador de la maison, cuyo sueño era "compartir la magia del champán con el mundo".
Semanas atrás disfrutaron de esta misma experiencia en el Château de Saran algunos de los embajadores como la marquesa de Griñón, Tamara Falcó; los actores Álex González, Hiba Abouk y Miguel Bernardeau; la medallista olímpica Ana Peleteiro o la actriz internacional Kelly Rutherford. La exclusividad de esta vivencia alcanza cotas altísimas al tratarse de una actividad estrictamente privada. Nadie puede pagar para acceder a ella. Solo se vivirá si Moët & Chandon tiene a bien extenderte una invitación personal e intransferible. Puro lujo.
El champán y la mujer
La historia de Moët & Chandon está profundamente influida por figuras femeninas. Madame de Pompadour, cuyos retratos presiden varias salas del Château de Saran, verbi gratia, fue quien llevó por primera vez el champán al Palacio de Versalles. Esta aristócrata, defensora de las ideas ilustradas y con gran influencia en las artes, la moda, el teatro y la música, dijo que el champán era "el único vino que embellece a las mujeres después de beberlo".
La actriz Marlene Dietrich destacaba que una copa de champán "hace que parezca domingo, y que se acerquen tiempos mejores". Hasta Freddie Mercury escribió sobre la mujer y el champán en su tema Killer Queen: "She keeps her Moët et Chandon in her pretty cabinet / 'Let them eat cake', she says just like Marie Antoinette" - [Ella guarda su Moët & Chandon en su pequeña vitriña. 'Que coman pastel', dice, como Marie Antoinette].
Pero, ¿cómo es la mujer que toma el Moët & Chandon?, pregunta Magas a Osselin. "Creo que es una mujer moderna y que sabe lo que quiere y lo que quiere beber. Es una mujer elegante que quiere beber una buena copa de champán. Ya sabes, de una manera especial. Con champán se puede celebrar el pasado, pero es algo realmente contemporáneo. Sí, la mujer que bebe Moët & Chandon es una mujer que vive en su tiempo", responde Marie-Christine Osselin.
Marie-Christine Osselin fue nombrada Wine Quality Manager por Moët & Chandon en 2022. Entró a formar parte de la maison en 2016, ocupando el cargo de responsable de Calidad y Comunicación del vino. Pasados seis años creció dentro de la casa hasta llegar a ser directora de Experiencia del Vino.
Marie-Christine es parte integrante del equipo que trabaja en estrecha colaboración con el Chef de Cave Benoît Gouez, y se encarga de gestionar las experiencias enológicas -incluida la creación de maridajes de champán y comida con el Chef ejecutivo de Moët & Chandon- y de comunicar el savoir-faire y el savoir-vin de Moët & Chandon. Osselin reside en Épernay, ciudad sobre la que el literato Victor Hugo sentó cátedra al decir que era ésta –y no Reims, con quien había competencia en este sentido- la tierra del champán: "Épernay. Nada más, nada menos".