Ana Martín lleva más de 20 años al frente de su firma Anmargo, vistiendo a una mujer elegante y alegre. Con la llegada de la temporada BBC (bodas, bautizos y comuniones), su taller es una locura. “Poco a poco comenzamos a sentir lo que nos faltaba, la alegría de vivir y celebrar. La gente tiene ganas de hacer todo lo que se ha perdido durante la pandemia", asegura.
Tras dos años a 'medio gas' y con todos los eventos cancelados, la diseñadora asegura que “no fue fácil. Sin movimiento alguno, hemos pasado momentos bastante complicados cerrados y con ERTE durante mucho tiempo. No sólo por mí, sino por todos los que están a mi alrededor y me dió mucho vértigo”, confirma a MagasIN.
“Durante los meses del confinamiento, aquellos en los que todo el mundo estaba arreglando armarios, nosotros estábamos haciendo batas y mascarillas para los sanitarios. Llegó un momento en el que ya no podíamos más. Incluso yo, que hacía 15 años que no me sentaba en una máquina de coser. Me acuerdo que no tenía ni agujas de máquina. Ya sabes el refrán: En casa de herrero cuchillo de palo... Cuando ya llegó a España el material sanitario necesario, lo dejé y comencé a hacer una nueva colección.
PREGUNTA: ¿Estaba enfocada hacia la Arquitectura en lugar del diseño?
RESPUESTA: Siempre me ha gustado la Arquitectura. Guardaba todos los folletos de planos de casas y me encantaba la decoración. Cuando era pequeña, en el campamento me dieron un premio porque teníamos que ponerlo todo bonito... Siempre me ha llamado la atención la Arquitectura, pero lo otro lo tenía más cerca, más fácil y con 9 años me clavé una aguja cosiendo y a partir de ahí, siempre digo que lo llevo en vena.
Sigo admirando a los arquitectos y veo similitudes entre ambos mundos. Me he quedado con mis trapitos y me gustan mucho los colores. Soy capaz de enamorarme de un blanco. Sí, le veo los matices al blanco...
En 1999 inició su andadura con el lanzamiento de Anmargo, ¿cómo ha cambiado el mundo de la moda en estos 20 años?
Ha cambiado mucho el mundo de la moda y en general para mejor. Pero también veo el lado en el que se está perdiendo la profesión. Todo está más industrializado y más globalizado y estamos perdiendo la esencia de la prenda, la que se adapta al cuerpo.
Creo que en nuestra parte, que es más de vestido de fiesta, hemos mejorado. Hoy en el día a día queremos ir funcionales, pero en un evento o en una celebración queremos vernos guapísimas. Además, cada vez nos cuidamos más.
¿Buscamos la personalización para que no nos ocurra como a la Reina Letizia en uno de sus últimos eventos?
Efectivamente, buscamos la individualidad. La Reina para ese evento se decidió por un vestido low cost y claro, es lo que puede pasar…
Nuestras clientas buscan la exclusividad. Aunque sea la boda de un amigo, no te gusta encontrarte con alguien ni parecido. Así que me imagino que el vestido sea igual, no sentará muy bien. Por eso, la gente se desmarca un poquito de esas firmas para los eventos.
¿Le concede mucha importancia al color y a la alegría por la fiesta?
A mi me parece importante la unión del tejido, el color y la forma. Este trío tiene que estar en cada prenda. El color te atrae, las formas te pulen y los tejidos son los que sientes.
Los colores por tendencia están ahí, como ocurre este año con el rosa. Al final todos nos subimos a ellos. A veces por tendencia y otras veces, porque es el color que te gusta como diseñadora.
¿En quién se inspira para hacer sus diseños?
Más que mujeres, me inspira la forma de ver la vida. Cuando diseño soy yo, mi maniquí y mis tejidos, y allí empiezo a crear. Aunque desde siempre me han gustado mucho el estilo de Audrey Hepburn, Grace Kelly y Jackie Kennedy. La elegancia era innata a ellas.
¿Dónde podemos comprar sus diseños?
El atelier-tienda los tenemos en Madrid. Pero también tenemos puntos de venta en tiendas multimarca.
Usted es una de las diseñadoras favoritas de las celebrities para los días y eventos señalados como las campanadas, festivales de Eurovision, etc., ¿disfruta de esa faceta?
Muchísimo. Me vuelco y me gusta ver mis vestidos en las celebrities porque siempre les hacemos algo muy especial y distinto a lo que se hace habitualmente: una abertura más alta, un escote más pronunciado, etc.
Me considero muy eurofan. Hemos realizado diseños para cuatro o cinco festivales de Eurovisión.
El primero que hicimos fue para el coro de Pastora Soler y el segundo vestido que llevaba ella. También le hicimos uno a Ruth Lorenzo, pero fue el del disgusto... Después el coro de Raquel del Rosario, y cuando fue el año de Miki me dije: ¡Este año no nos llaman! Y aún así, nos llamaron para hacerle el pantalón.
No le gustaba el pantalón de Armani que llevaba y me propusieron hacer un pantalón de hombre. Creo que no había hecho ninguno desde que estudié. Estuve en TVE para la prueba y aplaudieron el pantalón...
¿Disfrutará de Eurovisión y de Chanel?
Claro. No me lo pierdo nunca. Lo veo desde pequeña para ver los vestidos. Ojalá que con la similitud del Lalala consiga llevárselo este año. Nos puede sorprender con el estilismo. Ella es muy potente y atractiva.
¿A favor de la sostenibilidad? Como la aplica en su diseño, en su trabajo.
Con los tejidos es complicado. Utilizamos muchos tejidos naturales y este año en la colección teníamos un lino bio, pero es difícil con los tintes, etc. Intentamos apostar al máximo por la sostenibilidad siempre que podemos.
¿Cómo es su armario?
Es muy sencillo. Me gustan los colores, pero para mí soy muy neutra: beige, gris, negro... Como estoy todo el día metida entre colores, elijo para mi la sobriedad.
¿Sus próximos proyectos son...?
La vida me ha enseñado a no contarlos hasta que no pasan. Mi padre me llama 'lechera' porque soy muy soñadora...