El avance de los derechos de la mujer a través de la moda: las prendas más reivindicativas
El éxito de ropa como la minifalda o el smoking femenino cambiaron la historia de la ropa de mujer y ayudaron a defender el feminismo.
13 mayo, 2022 04:20Noticias relacionadas
Hay quienes intentan utilizar la forma de vestir para restringir los derechos y libertades del género femenino. Desde la semana pasada, los talibanes han vuelto a imponer el burka 20 años después para "evitar la provocación". Un paso hacia atrás en el avance por la vida íntegra de las mujeres de Afganistán.
Estas decisiones políticas no deben empañar la importancia que ha tenido la moda para el feminismo. Y la historia da muestra de ello. El 7 de septiembre de 1968 se celebraron unas protestas en Estados Unidos para manifestarse en contra del discurso de Miss America. A partir de ahí, los medios de comunicación más cercanos comenzaron a publicar una noticia falsa que indicaba que las mujeres habían realizado una quema de sujetadores.
En realidad, lo que ocurrió fue que varias de las asistentes se quitaron sus sujetadores y los tiraron dentro de un cubo de basura. Este es uno de los momentos más reseñables en la historia del movimiento feminista. Una lucha que se ha trasladado desde las calles hasta los talleres de los genios del mundo de la moda para gritar, a través de la ropa, que las mujeres no querían estar más encorsetadas.
A través de las tendencias de todas las décadas pasadas podemos comprobar cómo la libertad de la mujer se ha ido abriendo camino y cómo, en muchos casos, se ha conseguido derribar ciertos estereotipos asentados desde hace mucho tiempo en el imaginario colectivo.
El traje femenino
Hasta los años 30, nadie se había atrevido antes a considerar que el traje masculino podía ser también llevado por mujeres. La chaqueta y el pantalón eran prendas de hombre y a ellas, solo les quedaban las faldas y vestidos. Fue Marlene Dietrich, la actriz estrella de Hollywood de la época, una de las pioneras en iniciar el cambio.
Aunque la escritora francesa, George Sand, ya los utilizaba en el siglo XIX, fue la artista de la gran pantalla quien protagonizó uno de los momentos más destacados. A pesar de haber aparecido con pantalones en una película, las autoridades se negaban a que las mujeres llevaran esta prenda por la calle. Por ello, antes de llegar a París, la actriz fue avisada de que sería detenida si no se cambiaba de ropa.
Marlene Dietrich hizo caso omiso y apareció en la capital francesa con un traje, un abrigo masculino, boina y gafas de sol. Pese a su actitud desafiante, no fue detenida y consiguió salir airosa de ello.
No fue hasta la década de los 60 cuando, de nuevo, la sastrería volvió a encontrar su mejor aliado en las mujeres. Yves Saint Laurent presentó oficialmente en 1966 su icónico Le Smoking, el primer traje sastre para mujeres que incluía un pantalón. La fama y el prestigio con el que contaba el diseñador francés consiguieron asentar este conjunto como icono de estilo femenino.
Del bañador al bikini
En la historia de la opresión femenina, la exhibición del cuerpo de las mujeres ha sido una de las cuestiones centrales. El movimiento feminista ha perseguido durante décadas la liberación de estos cuerpos sin que eso significase tener que recibir insultos y comentarios degradantes.
La moda de baño ha sido una buena representación de ello. Hasta las primeras décadas del siglo XX, las mujeres vestían bañadores que pretendían ocultar la mayor parte de cuerpo posible. Fue después de la Segunda Guerra Mundial, cuando comenzaron a diseñar modelos de dos piezas. Celebrities del momento como Ava Gardner o Marilyn Monroe posaron con ellos, adelantando al momento bikini que vendría después.
No obstante, este diseño era aún recatado, con una parte inferior que llegaba a tapar el ombligo, censurado en esos años. El verdadero bikini llegaría de la mano de Louis Réard, que creó una braga más pequeña, dejando más parte del cuerpo a la vista. La modelo Micheline Bernardini fue de las primeras que se atrevió a posar con él.
Ni corsé ni sujetador
La Belle Époque marcó tanto al mundo de la moda, que las figuras instituidas en ella dejaron un legado difícil de olvidar. Coco Chanel fue una de las niñas que nació justo en esa época. Sin embargo, decidió no seguir los esquemas que dictaba el momento. Cambió las reglas del juego y logró librar a las mujeres del famoso corsé.
Su espíritu feminista y rebelde para su época, la llevó a ser criticada y cuestionada en innumerables ocasiones. Pero, esto no supuso ningún obstáculo para ella. Sus diseños eran seguidos tanto por la clase popular como por la clase alta, que dejó de vestir los clásicos trajes para llevar unos diseños más cómodos.
Del adiós al corsé al adiós al sujetador. El grito #Freethenipple comenzó hace mucho tiempo. A lo largo de la historia, miles de mujeres se han mostrado en contra de utilizar esta prenda que para muchas, resulta ser bastante incómoda.
Su eliminación siempre ha estado ensombrecida por la sexualización del cuerpo de la mujer, otra de las grandes lastras del patriarcado. Llevar una camiseta sin sujetador ha provocado la crítica de muchos, que lo veían como una provocación. No obstante, cada vez más mujeres se atreven a hacerlo.
Como estos momentos, podemos describir muchos más. La histórica minifalda de Mary Quant, primeramente considerada como un invento sexy, no era sino otro diseño más que pretendía liberar y acomodar a las mujeres en su día a día.
La moda es arte, pero también es actualidad. Se utiliza como arma para avanzar, y por desgracia, para retroceder. Los diseñadores crean prendas que posteriormente serán utilizadas políticamente. Por ello, cuando observamos un estilismo, siempre encontraremos un significado detrás, una intención que revele mucho más que la primera capa más superficial.