Elegir cada día las prendas con las que nos vestiremos, es un gesto aparentemente inocente e intrascedente. Sin embargo, la forma como nos vestimos dice mucho de nosotros.
En algunas ocasiones, es una manera de demostrar nuestro respeto hacia ciertas circunstancias, y en otras situaciones se trata de transmitir un mensaje.
Cuando acudimos a una cita, que puede ser desde una ceremonia a una cena en casa de unos amigos, ir “bien vestido”, -cada cual que considere que es estar bien-, significa que le estamos concediendo importancia a esa cita.
Más allá de las posibilidades de cada uno, se trata de poner dedicación en ello, ya que consideramos que la situación es tan valiosa como para esforzarnos en dedicarle tiempo al “cómo” nos vestimos para la ocasión.
El diseñador Alejandro de Miguel conoce bien el lenguaje de la moda. A él acuden personalidades y clientas de toda la vida para pedirle que dibuje y construya el vestido perfecto para cada ocasión.
“Lo primero que le pregunto a quien entra por la puerta, es a qué hora va a ser el evento. Porque lo que hay que decidir en principio es si el vestido será largo, corto o midi. Pamela, tocado o nada. Y después les pregunto por el lugar. Ya que no es lo mismo una boda en el campo, que un evento en el Casino de Madrid”, asegura el experto.
El diseñador manchego ha realizado un alarde entre la Arquitectura y el Arte en una de sus últimas creaciones. En esta ocasión, el modelo lo lucía la Vicepresidenta de El Español, Cruz Sánchez de Lara, con motivo de la celebración del Corpus Christi en Toledo.
“Quería hacer un homenaje a los toledanos con un guiño bonito, pero a la vez elegante. Le di muchas vueltas y al final, pensé hacer algo blanco, por aquello del cuerpo de Cristo, algo muy puro y muy limpio”, confirma.
Y añade: “Se me ocurrió representar nada más y nada menos, que la custodia, que se guarda en la catedral de Toledo. Sí, esa especie de torre gótica con grandes agujas. Lo he bordado con hilo dorado en el cuerpo. Lleva un cuello halter que en la parte de arriba se corona con una cruz. Incluye un chaleco en crepe de seda con aberturas laterales y un pantalón palazzo. Estaba espectacular”, concluye.
La imagen de cada uno dice mucho más de lo que nosotros mismos estamos dispuestos a expresar, y la ropa se convierte en un medio de comunicación. Este es sin duda, uno de los pilares de la comunicación no verbal. Nuestro aspecto y la imagen que proyectamos.
Alejandro de Miguel asegura que disfruta mucho de su profesión cada vez que alguien le pide un “modelo con mensaje que comunique”.
“Recuerdo que le hice a Nieves Herrero un traje para unos premios en la Comunidad de Madrid. Se trataba de homenajear la bandera de la Comunidad Autónoma con las siete estrellas. Así que le hice una capa a modo de sari, subía al escenario junto a la presidenta de la Comunidad y tiraba de la capa y dejaba al descubierto un vestido con las siete estrellas”, confirma orgulloso. “El modelo fue muy alabado”, asegura.
“Me gusta pensar que he realizado piezas históricas en la moda, o también para el cine o el teatro. Me acuerdo que le hice a Irma Soriano un vestido para celebrar el 25 aniversario de Antena 3, como presentadora estrella de la cadena, además una de mis grandes amigas”, asegura.
Y añade: “Llevaba en el escote el logotipo de Antena 3 troquelado y quedó muy bonito”, concluye.
La ropa cumple sin duda, con la función básica de protegernos de la temperatura ambiente. Sin embargo, hoy en nuestra sociedad tiene otras muchas funciones. Entre ellas, cumple con una clara función estética consiguiendo que nos sintamos más seguros y atractivos. Y por supuesto, una carga simbólica porque la forma de vestir lleva implícito un mensaje, cuenta algo de cada persona.
La forma de vestir desprende códigos de información. Esta poderosa herramienta de comunicación personal se puede utilizar como aliada en la consecución de nuestros objetivos personales y profesionales.
Todas las prendas de vestir, así como los complementos, tienen una serie de características (líneas, formas, tejidos, colores…) que en función de cómo sean, harán que quien los lleve transmita seriedad, cercanía, seguridad, distanciamiento…
Somos nosotros, en función de lo que decidamos ponernos cada día, los que podemos acercarnos a una u otra, para que así nos perciba el resto.