Los amantes de la moda y más concretamente de la maison Dior pueden prepararse: el viernes 9 de diciembre llega a la gran pantalla la película El viaje a París de la señora Harris, presentada por Focus Features, en asociación con eOne y el Instituto Nacional del Cine de Hungría.
[Así se hace un vestido que cuesta lo mismo que un piso: la leyenda de la 'maison' Dior]
La cinta, ambientada en los años 50, se presenta como un cóctel de emoción y de estilo. Así nos lo adelanta su sinopsis: en el Londres de la posguerra de la II Guerra Mundial, Ada Harris (Lesley Manville, nominada al Oscar) se gana la vida limpiando casas. Se ha sentido muy sola desde que su amado marido Eddie desapareció en combate, pero no es de esas personas que se obsesionan con las desgracias o se quejan de sus circunstancias.
Descubre, en exclusiva, una escena de la película:
Sin embargo, cuando la muy pragmática Ada descubre un maravilloso e increíble vestido de Christian Dior colgado en el dormitorio de una rica clienta, se sorprende al sentir una punzada de deseo. Poseer algo tan etéreo, tan bonito, una auténtica obra de arte, eso sí puede cambiar la vida de alguien.
Después de hacer muchas horas extras y de ahorrar todo lo posible y más – incluso de probar suerte en las carreras de caballos –, Ada tiene bastante dinero para comprarse un modelo Dior. Se despide de sus dos mejores amigos, Vi (Ellen Thomas) y Archie (Jason Isaacs), y se va a París para visitar la prestigiosa Casa Dior y hacer realidad su sueño.
Pero al llegar, debe enfrentarse a una serie de sorprendentes reveses, uno de ellos personificado en la amedrentadora Madame Colbert (Isabelle Huppert, nominada al Oscar), que se enfurece solo de pensar que una mujer de la limpieza pueda vestir alta costura. Aun así, a pesar de todos los obstáculos que se cruzan en su camino, Ada rehúsa irse de París sin comprarse el vestido. Su inquebrantable decisión conquista a André (Lucas Bravo), el idealista contable de la casa Dior, a la generosa modelo Natasha (Alba Baptista) y al aristócrata marqués de Chassagne (Lambert Wilson), el soltero de oro de París.
Ada no tarda en descubrir que al cambiar su vida, empieza a cambiar la vida de los que la rodean. E incluso puede que ayude a salvar a la mismísima casa Dior.
Esta apasionante propuesta cinematográfica, guionizada y dirigida por Anthony Fabian, es una adaptación de la novela Flores para la Sra. Harris (Mrs. Harris Goes to Paris), de Paul Gallico.
Para esta adaptación, Anthony Fabian estaba decidido a dejar muy claro por
qué la Sra. Harris se había obsesionado con conseguir una maravillosa prenda de alta costura. “El libro nos da los huesos de la historia, pero falta la carne”, explica. “Nunca se explica por qué la Sra. Harris está empeñada en tener ese vestido – o si lo hace, es de un modo frívolo y superficial –, pero siempre pensé que debía haber algo más profundo. Se me ocurrió sugerir que el corazón de Ada Harris se cura por fin en este viaje. Es viuda y ha dejado de lado a su corazón. Puede amar un vestido con pasión, es un objeto inanimado, sin ser infiel a su marido. De algún modo, el vestido es el catalizador que abre su corazón y le permite volver a amar”.
Homenaje a la maison Dior
La película se presentaba entonces como un doble reto: plasmar la búsqueda interior de la protagonista pero también recrear de forma fiel el vestuario de la época y sobre todo de la casa Dior, protagonista por si sola.
“La película gira en torno a Dior”, añade Guillaume Benski, también productor. “Dior está en casi todas las escenas, es la textura de la película. Aunque no se vea mucho a Christian Dior, todo se basa en lo que representa la marca”. Anthony Fabian y los otros productores escribieron a la emblemática casa. Olivier Bialobos, el director de Comunicaciones Internacionales de Christian Dior Couture, fue, en este sentido, un aliado muy valioso.
“El proyecto tenía mucho sentido para la marca”, sigue diciendo Guillaume Benski. “Representa sus valores, además de plasmar la belleza y el lujo de la Casa Dior”. Los cineastas aprovecharon para ir a la exposición “Christian Dior: Diseñador de sueños”, que pudo verse del 2 de febrero al 1 de septiembre de 2019 en el Museo Victoria y Alberto de Londres, y que contaba con más de 500 objetos, entre los que había 200 vestidos de alta costura, fotografías, ilustraciones, perfumes, accesorios y... la novela de Paul Gallico. “El libro estaba en una de las primeras vitrinas”, recuerda Xavier Marchand. “Me di cuenta de que formaba parte de la historia y del ADN de Dior”.
Sus diseños
En total, se pueden observar 16 looks históricos de la casa en la película. Su elección y recreación quedó en manos de una de las mejores diseñadoras de la industria, concretamente Jenny Beavan, ganadora de tres Oscar (Cruella, Mad Max: Furia en la carretera, Una habitación con vistas).
La diseñadora ya se había ocupado del vestuario de Lesley Manville en la miniserie Cranford y había trabajado con Luciana Arrighi en seis ocasiones. Jenny Beavan acababa además de terminar el diseño del complicado vestuario de Cruella (por la que ganó su tercer Oscar), que también transcurre en el mundo de la moda.
“Me interesé por Dior, leí cosas sobre él, su vida y la extraordinaria relación que tenía con sus modelos. Hay muchísimos desfiles suyos en YouTube, maravillosas imágenes de las modelos de Dior hablando de lo que significaba trabajar con él. Me empapé de todo esto” explica la diseñadora.
Jenny Beavan también tuvo la oportunidad de trabajar directamente con representantes de Dior, que le dieron acceso a archivos históricos con los dibujos originales, muestras de las telas y otras cosas.
“Era fascinante”, recuerda la diseñadora. “Me traían un montón de información: ‘Jenny, espera, esto te va a encantar. Fíjate, así es como trabajaba, te interesará’”. La diseñadora sirvió de enlace entre Dior y los productores. “Sin Jenny no habría salido tan bien”, reconoce Guillaume Benski. “Se aseguró de que los vestidos fueran del todo auténticos, lo más parecidos posible a los originales”.
El productor Xavier Marchand añade: “Hizo maravillas. Con las joyas, los sombreros y zapatos que nos prestó la empresa Dior, pudimos replicar con exactitud lo que era la Casa Dior”. Pero cuando el público ve a Ada por primera vez, ella ni siquiera sabe lo que es la Casa Dior. Pertenece a la clase obrera británica y tiene un número limitado de vestidos sumamente prácticos con motivos florales, pero aun así, se esmera en mejorar su apariencia.
La actriz, con la ayuda de Jenny Beavan y la diseñadora de maquillaje Csilla Horvath, se basó en fotos de su madre hechas en los años 50 para replicar el look de entonces. “Mi madre era ama de casa, pero tenía un lado glamuroso”, recuerda. “Llevaba el pelo corto e iba a la peluquería una vez a la semana. Le duraba siete días si se ponía rulos para mantener el peinado. Sabía lo que hacían las mujeres en esa época. Ada es meticulosa y cuida de su apariencia. No tiene dinero para gastar en ropa, pero siempre va limpia y bien arreglada”.
Dior prestó cinco trajes de su colección a la producción. Jenny Beavan y su equipo debieron ocuparse de todo el resto del vestuario que sale en la película. Para conseguirlo, la diseñadora recurrió a dos vestuaristas londinenses, John Bright, con el que trabaja desde la época de los dramas de Merchant Ivory, y Jane Law, con la que colaboró en Cruella. “No hay nadie mejor que John para la ropa de época y Jane es una de mis vestuaristas favoritas. Me ayudaron muchísimo en la realización del resto del vestuario”, reconoce la diseñadora, quien trabajó estrechamente con la responsable de archivos, Soizic Pfaff.
Pero plasmarlo en pantalla no fue tan fácil como parecía: “Encontrar la cantidad de tela necesaria para los vestidos ya requería bastante ingenuidad”, recuerda el director. “La sensación que da el ‘New Look’ de Dior es que hacen falta metros y metros de tela para cada prenda. Siempre que hablábamos de uno de los vestidos, Jenny me decía que había encontrado una tela maravillosa, pero que no había bastante. Necesitaba muchos metros para cada vestido. Dior ofreció una lujosa explosión a una Europa de posguerra hambrienta de moda, y parte de su éxito se basa en esto”.
Para los dos vestidos que más gustan a la Sra. Harris, Tentación y Venus, Jenny Beavan basó el primero en el elegante Diablotine, un traje de noche rojo que Dior diseñó para la primera supermodelo del mundo, Victoire Doutreleau.
El segundo es un vestido largo verde sin tirantes decorado con un amplio volante asimétrico inspirado parcialmente en un vestido llamado Miss Dior (Dior diseñó un vestido sin tirantes para su colección de 1949-50, pero plateado y perlado en vez de verde). “A menudo añadía un volante inesperado que era el toque perfecto para ese vestido”, dice Jenny Beavan. “Fue muy estresante honrar a Dior y asegurarme de que el equipo actual de la Casa Dior estuviera satisfecho con lo que habíamos hecho”.
También se puede apreciar el modelo Ravissante, una creación de línea A con cinturón sin tirantes, intrincadamente bordada con delicadas aplicaciones florales, presentada en 1949 y también parte de la historia de la casa.
Otro modelo que se puede apreciar es Porto Rico, el vestido de lunares azul marino y blanco, presentado en 1954, y el look más representativo del New Look, una falda con volumen, de un tejido de tafetán cresponado de algodón negro, coronada por una chaqueta extremadamente ceñida en la cintura y realizada en un llamativo shantung color marfil, la chaqueta Bar.