Esther García es la directora artística, escenógrafa y productora de la madrileña Mercedes Benz Fashion Week. Un trabajo que lleva haciendo desde su propia compañía ESMA, desde hace ya más de 25 años.
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Es la jefa del backstage, la que controla y coordina los horarios de los desfiles, la iluminación, la música, la escenografía, los ensayos, las pruebas y los tiempos de peluquería y maquillaje, entre otras muchas cosas. Esther y su equipo son los encargados de que todo el engranaje funcione de forma correcta.
No en vano, aparece ante nosotros, previo al desfile del diseñador Jorge Vázquez, con sus auriculares de diadema y micrófono a pleno rendimiento, dirigiendo a unos y otros. La perseguimos por los pasillos de la MBFW en un día de mucho ajetreo, de idas y venidas. Se deja retratar, pero es difícil captar una instantánea sin movimiento…
Hablamos con ella de la pasión por su trabajo, de su día a día, y de cómo ha logrado llegar hasta aquí.
“Somos la empresa que hace todo desde la dirección de arte hasta la coordinación de backstage, casting y desfile, con lo cual, trabajo en general para todos los diseñadores”, asegura Esther.
Y continúa: “Estamos en contacto permanente con cada uno de los diseñadores, que nos cuentan que les gustaría en escenografía, audiovisuales, tiempos de música, las coreografías de las modelos: si van a hacer la u, o el ocho, o por el contrario van a ir por el centro de la pasarela…”, confirma.
Tras la Mercedes, realizarás la 080 de Barcelona y Moda Cálida de Canarias.
Exacto. Es un trabajo que me apasiona. Llevo 30 años ahora realizando estos temas y me gustan mucho, porque sobre todo, lo que me gusta es sorprenderme incluso a mí misma. Cada temporada o cada época han tenido unas tendencias diferentes y me gusta plasmarlas y sorprender a los diseñadores, intentar mejorar siempre, adaptarnos y que todo fluya de la mejor manera posible. Me encanta conseguir un buen ambiente. Creo que entonces, los éxitos son más grandes.
Uno de tus cometidos es la elección o casting de las modelos, un sector que ha estado muy castigado en los últimos tiempos, y en el que todo el mundo opina. ¿Cuáles son los criterios que manejáis para seleccionar a quienes desfilarán?
Llevamos mucho tiempo trabajando por la diversidad en la pasarela, intentando conseguir diferentes perfiles. Para mí, lo imprescindible es que sean modelos. No todo vale. Me centro mucho en que son personas que tienen que tener un gran protagonismo con las cámaras. Evidentemente, ya doy por descontado que saben caminar y desfilar, tanto mujeres como hombres, porque también ellos hoy llevan ‘taconazos’. Tienen que saber defender lo que llevan sobre la pasarela, teniendo en cuenta que hoy ya no rige un estereotipo de modelo, sino que se busca que tenga personalidad propia y muestre la ropa a su estilo.
Me pongo en la piel de cada uno de los diseñadores para saber qué le puede gustar a Pablo Erroz, Annibal Laguna, Roberto Torretta, etc. Dentro de que hacemos un casting general muy amplio, luego con cada uno de ellos, acabamos definiendo sus diez o veinte modelos.
Entonces hago una recomendación, porque yo cada día veo modelos, y sé quién puede encajar mejor en las colecciones. Es muy importante que sean fotogénicos. Se tiene que percibir una imagen de belleza y salud. Entonces podemos tener diferentes perfiles de tallas, de edades, evidentemente razas, pero esto lo he dicho siempre, contamos con diferentes nacionalidades. Eso sí, con visados y todos sus papeles en regla. Pero no todo el mundo puede ser modelo... A mí me hubiera encantado ser Marie Curie...
Para desarrollar toda la escenografía, la iluminación, la música, los ensayos, el timing... Eres la encargada de que todo esto funcione ¿cómo lo haces?
Hay personas en el equipo que llevan conmigo ya 30 años y además, gente joven. Me gusta estar rodeada de gente más joven porque le imprimen mucha ilusión al trabajo, y se siente su pasión por el sector de la moda.
Además de contar con diseñadores, arquitectos, ingenieros, etc., que se encargan de hacer planos, renders, construcciones...
He pasado muchos años por ejemplo, buscando el mejor iluminador, el mejor Dj… y formar un equipo con el que me sienta muy a gusto. Igual que con el equipo de maquillaje y peluquería de L'Oreal Paris que con una mirada nos entendemos y no hace falta ya diálogo. Es importante contar con un gran equipo.
¿Con cuánta antelación trabajas para los desfiles?
Realmente con MBFW trabajamos prácticamente todo el año. Desde que estoy en el comité viviendo las propuestas de los diseñadores nuevos de cada temporada. Hay un diálogo constante con la organización y luego el cásting unos dos meses antes que se cierra con muy pocas semanas de antelación. Asi que lo primero son los programas de los diseñadores, las filosofías de la colecciones... Hay un diálogo constante con IFEMA y con los creadores.
Tu relación con el mundo de la moda ocurrió por casualidad...
Ya desde que era pequeña me encantaba la ropa y todo lo que envolvía al mundo de la moda. Mi madre compraba el Vogue y el Hola! y me apasionaba, pero no tenía ni idea porque yo soy de Andorra y allí había poco de todo esto.
Tras bajarme del autobús del cole cada día me iba corriendo a casa a cambiarme porque algo me chirriaba de mi aspecto... Y entonces estudié moda, pero sabiendo que yo no quería ser diseñadora. Casualidades de la vida, una amiga me dijo que una empresa dedicada a eventos estaba reclutando gente para montar sobres para invitaciones. Fue entrar y quedarme en la puerta, y una señora me dijo: ¡tú espérate! Y me llevó al departamento de casting, y allí conocí lo que sería mi futuro.
Seguí estudiando, me quedé en Londres a vivir, y tras una temporada volví y me llamaron para trabajar con ellos, hasta que hace justo 25 años ahora que decidí montar mi propia empresa.
Entonces desarrollé mucho toda la parte artística, porque a mí lo que me apasionaba era la iluminación que en aquellos momentos no se trabajaba en España. El tema de transmitir emociones a través de las luces y de los montajes. Empezamos a realizar eventos y para mi, da igual el presupuesto que tengas, que los invitados se tienen que sentir especiales. Pero no sólo con un photocall, sino tiene que haber un poco de magia. Son todos pequeños detalles que incluye desde el olor a la iluminación, pasando por la música también, que sea un montaje único y que perdure en el tiempo. A mí me gusta cuando miro archivos de fotografías y videos de cosas que hemos hecho y dices esto podía haber sido ayer...
Naciste en Andorra, un lugar donde la naturaleza está por todos los rincones. ¿Cómo nfluye esta naturaleza en tu trabajo?
Realmente influye muchísimo. En mi casa, vivíamos en la montaña y cuando era pequeña jamás bajaba la persiana y hoy en día sigo haciendo lo mismo. Me chifla percibir la luz, ver el verde de los paisajes. Soy una persona que estoy todo el día mirando con los ojos muy abiertos. No quiero que un foco me ilumine, sino que me hable.
El arte, las galerías y los museos son importantes para mí. Si voy al mejor restaurante del mundo, pero hay una luz blanca que me chirría, ya me da igual la comida...
¿Qué te motivó para crear tu propia empresa, que por cierto, está ubicada en un precioso edificio modernista en Barcelona.
Pues fue la mezcla de varios temas. Por un lado, en la empresa en la que estaba veía poco futuro y a mi me apasionaba lo que hacía, y entregaba mi vida. Y cuando ves, que los clientes te llaman directamente a tí. Entonces tenía 27 años y me tiré a la piscina.
¿Cómo percibes que ha cambiado el sector en estos 25 años?
Han cambiado mucho las tendencias. Yo empecé justo con los años 90, con el boom de las super top model, como Claudia Schiffer. Traje muchas veces a Claudia Schiffer, a Naomi Campbell, a Carla Bruni, Cindy Crawfor, Elle McPherson... Y luego nos fuimos a lo andrógino con Keit Moss y ese estilo de modelos, pero que siguen siendo muy importantes.
Pero luego hemos pasado, a una época en la que las modelos son completamente anónimas. Además es la época que más modelos, tanto mujeres como hombres españoles están trabajando fuera en grandes campañas y salen en desfiles como Dior, Valentino, Chanel, Gucci, Fendi, etcétera. Pero en España, no las conocen, porque no hay aquel interés que había entonces.
Incluso cuando pasamos la época de Judith Mascó, Verónica Blume, Laura Sánchez... todas ellas eran conocidas. Ahora hemos vivido la época en la que han entrado las influencers, que son muy comunicadoras del sector de la moda, y que mantienen al día a la gente joven, que ya no se compran revistas. Se trata de ir adaptándose a estas nuevas tecnologías, que también ya están en nuestras vidas y que todo suma, lo que pasa es que hay que saberlas administrarlas de alguna forma.
Uno de los cambios es la aparición de la tecnología en manos del público a través de los teléfonos móviles, porque tienen la posibilidad de realizar fotos y vídeos en todo momento...
Sí, en cada desfile me pongo en el lugar de una invitada y lo visualizo todo desde que llega hasta que se va... Entonces uno de mis traumas son los cables de luces. Hay toda una parte detrás de la producción que tienes que conseguir disimular, y el tema eléctrico es un presupuesto importante y no se pueden ver. Yo siempre decía tengo que vivir los focos inalámbricos que ya los tenemos pero para un desfile, necesitamos tanta potencia que es inviable.
Luego también nos preocupamos mucho por la sostenibilidad. Este año he estado en Costa Rica y lo he disfrutado un montón, porque lo tienen muy interiorizado. Desde hace diez años intentamos que todo lo que diseñamos se pueda transformar en otra cosa despues, porque claro, todos nuestros eventos, al final tienes que hacer crear cosas como únicas para aquel evento, porque es la filosofía de aquella colección, de aquel producto, de aquel bolso, de aquel perfume. Es solo para ellos. Pero luego hay que saber diseñarlo para transformarlo en otra cosa por ejemplo, las construcciones de madera. Hay que ser muy resolutivos y pensar en la reutilización. Y lo que no reutilizamos va a unas asociaciones.
Y cómo eres en tu trabajo ¿eres perfeccionista hasta la saciedad? ¿Cuando dices ya no toco más este proyecto?
Si que llega el momento que digo: ahora sí que ya. Lo veo, y tiene lógica, tiene coherencia, es contundente.
Hay una gran psicología en nuestro trabajo. Intento meterme en la piel del cliente y evidentemente tenemos clientes muy diversos. Se trata de desgranar y desgranar, para encontrar una esencia y que luego fluya la idea. Es todo un proceso hasta que das con el ‘wow’.
¿Esta profesión te ha permitido conciliar la vida personal y la profesional o ha sido difícil?
Mis hijos me conocieron así, yo ya era así... cuando los tuve. Era lo que había intentando estar muy presenta, aunque fuera por teléfono... He tenido la suerte de que toda mi familia ha estado muy bien de salud siempre y tienen un padre maravilloso, que él si ha estado muy presente. Al final, los niños también lo entienden.
Ahora te acompañan incluso...
Sí, ahora tengo a los dos que lo están viviendo desde dentro. Mi hija ya ha estado durante muchos años en la Fashion Week mientras estudiaba, y ahora desde noviembre se ha quedado. Y mi hijo tambien lo está viviendo ahora, y realmente es un lujo y una satisfacción contar con los dos.