Raquel Revuelta: "El vestido de flamenca lo inventaron las gitanas que iban a la feria con ganado”
Al frente de SIMOF, la Semana Internacional de la Moda Flamenca, la empresaria sevillana se viste para magasIN con algunas de las piezas que desfilaron en la pasarela andaluza más internacional que nunca.
2 marzo, 2023 02:22La modelo, presentadora, actriz y ahora, empresaria de éxito, Raquel Revuelta es una firme defensora de la moda flamenca, de sus raíces, de su iconografía, de su historia... y a ella le consagra todos sus esfuerzos.
Se alzó con el título de Miss España en 1989, lo que le llevó a convertirse en una cara popular que se asomaba desde la pequeña pantalla (programas de televisión, publicidad y presentación de eventos) hasta que un día decidió dejarlo todo, y volver a su Sevilla natal, para ponerse al frente de SIMOF, el salón internacional de la moda flamenca.
En el hotel InterContinental de Madrid, la empresaria nos ofrece una 'masterclass' sobre moda flamenca y cómo llevarla con gracia y estilo. Entre posado y posado, nos cuenta cómo ha evolucionado la moda andaluza.
"La moda flamenca ha evolucionado y mucho. Vaya por delante, que el traje de flamenca es el único traje regional que evoluciona con el paso de los años. Desde que en 1929 se decide que el traje regional de Andalucía sea el traje de flamenca -esto lo recojo en mi libro, 'Flamenca, un recorrido por la moda del sur' (Fundación Cajasol, 2019)-, que ocurre con la Exposición Iberoamericana que se llevó a cabo en Sevilla, ahí arranca su evolución de forma lenta, con el cambio del tamaño de los lunares o la dimensión de los volantes en el vestido. Pequeños cambios que tardaron en suceder entre cinco y diez años", asegura Raquel Revuelta.
Y continúa: "Si que es verdad, que desde que creamos el Salón Internacional de Moda Flamenca, SIMOF, que actualmente ya es Semana Internacional de la Moda Flamenca, se ha producido un salto cualitativo y ha supuesto la revolución de esta moda, porque ya podemos denominarla 'moda flamenca', entendiendo que está sujeta a diseño y sujeta a tendencias", confirma.
"En el año 29 había un patrón y un tejido, y había muy poca variedad en ese sentido. Ahora nuestros diseñadores son muy arriesgados y valientes y se atreven a probar con otro tipo de tejidos. También se atreven a jugar con el patrón, que es muy difícil porque hay que encontrar ese equilibrio para que siempre sea un traje de flamenca y no otra cosa. Pero esto aporta valor y por ejemplo, los tejidos ahora se personalizan cada vez más. Ellos diseñan sus propios estampados, y esto concede un valor añadido también al traje", afirma la sevillana.
"Y ahora, la evolución natural pasa de ser un traje regional, a ser moda flamenca y de ahí, a ser moda con inspiración flamenca. Todos los diseñadores, incluso los internacionales, se atreven en algún momento y se inspiran en todas nuestras señas de identidad, en nuestra idiosincrasia, en ese imaginario tan amplio que tiene la moda flamenca y utilizan nuestra simbología en sus propuestas, en las tendencias que marcan para la temporada", concluye.
Este tipo de eventos como SIMOF no sólo influye en las empresas, sino también en la ciudad de Sevilla y en Andalucía en general, porque un traje de flamenca es icono, es cultura...
La moda es cultura y a mí no me cabe ninguna duda, porque es una manera de expresarse, y claro que favorece a nuestra tierra. Ahora que recientemente ha sido SIMOF hay imágenes de mujeres vestidas de flamenca que han dado la vuelta al mundo. Es una manera de vender nuestra tierra, de poner el foco en Andalucía, y en Sevilla, en concreto.
Finalizó la Semana Internacional de la Moda Flamenca con mucho éxito. Cuéntanos cuáles han sido tus percepciones en esta edición
La sensación que tengo es que esta edición ha supuesto un antes y un después de SIMOF. Se ha producido un punto de inflexión en el que el Ayuntamiento manifestó su interés por que nos enfocaremos en la internacionalización del evento y de la industria de la moda flamenca, habida cuenta de que ellos querían que fuera una herramienta también práctica, no sólo para favorecer a la industria de la moda flamenca, sino también para vender como herramienta turística, para vender, en este caso, Sevilla. Y sobre todo, ha sido un gran revulsivo para posicionar la artesanía donde debió de estar siempre, que ocurrió a partir del desfile de Dior...
Dior puso a Sevilla en el foco internacional...
Eso es. Ocurrió en junio del pasado año. Con la globalización, podemos encontrar y comprar de todo en cualquier parte del mundo, ya sea en Sevilla o en Nueva York, por lo que la artesanía es lo que le da valor y hace exclusiva a una prenda.
Afortunadamente nosotros, en el sur, tenemos muchísimos artesanos que estaban abocados quizás a desaparecer, porque ya las nuevas generaciones que venían detrás, hijos y nietos de artesanos, entendían que no era práctico dedicarse a esto, ya que es un trabajo arduo y tremendo. Son muchas horas y son muchas puntadas.
Todo lo que vimos en la colección Crucero que presentó Christian Dior en Sevilla, ya fueran una botas de cuero, los bolsos, los sombreros, las chaquetillas de inspiración taurina, los mantones, los bordados, los enrejados del mantón..., todo se hizo en Andalucía.
A los artesanos que participaron, esta experiencia les ha posicionado y están ahora en el foco de la moda, y es que la moda flamenca es pura artesanía, y es costura a medida.
Volviendo a SIMOF, ¿en esta edición se ha estrenado nuevo logo y nuevo concepto de imagen?
Sí. Antes hemos hablado de la evolución del traje regional, que tenía un patrón y que prácticamente siempre se trabajaba en popelín, y cómo se ha reinventado y se ha revisionado hasta posicionarlo donde está actualmente, nosotros pensamos que el salón tenía que ir en la misma dirección y favorecer la industria de la moda flamenca, pero atendiendo a los mismos pautas y al mismo criterio.
También responde al interés por parte del Ayuntamiento de Sevilla de que fuera un evento que creara muchísima expectación y que viajara a lo largo y ancho del mundo y del tiempo.
No nos queremos quedar solamente en la semana en la que se celebra. Por supuesto se ha dado un giro a la imagen, que por supuesto, seguimos con el clavel pero con una vuelta de tuerca, y con cambio de color atendiendo a las tendencias de cada año. Una de las acciones que se han puesto en marcha es crear SIMOF la revista, que recoge la esencia del salón, pero no solamente lo que a moda o a flamenco se refiere, sino a todo lo que es la singularidad que tiene el sur de España. Con un espacio para nuestra manera de vivir, como entendemos la vida, nuestra alegría...
Has contado con una embajadora de excepción este año, con Olivia Palermo un referente de la moda internacional ¿que ha supuesto para el salón su presencia?
Ha sido determinante. Le ha dado esa internacionalización que buscábamos, no podíamos haber tenido una mejor embajadora que ella. Para los que amamos la moda es que no hay profesional, que no le encante Olivia Palermo. Que accediera a ser nuestra embajadora con lo que eso supone, de apoyar a la moda flamenca pues ha sido definitivo para dar ese salto internacional que perseguíamos.
¿Qué le ha parecido SIMOF a la 'influencer'?
Me habló del vínculo que tiene con España, me habló de lo que le gusta Andalucía, la emoción que sentía cuando venía, y cuando veía nuestra moda flamenca y de inspiración flamenca y de la muchísimas ganas que tenía de venir a la Feria de Abril.
Pronto llega la Feria de Abril, ¿tú eres de vivirla en familia?
Yo creo que la Feria desde hace pocos años es más larga que nunca, y que hay tiempo para todo. Arrancamos con muchísima fuerza y muchas ganas, incluso antes de que se inaugure con 'la noche del pescaíto', pero luego nos vamos agotando, entonces ya empezamos a vivirla de otra manera, mucho más serena, más relajada, porque que la Feria hay que vivirla y no hay que perder detalle: Desde el paseo a caballo, con esos arreglos tan bonitos, a esas mujeres vestidas de amazonas, y mujeres también vestidas de flamenca. Es que es belleza, es color y es alegría, y es la actitud del que va a la Feria, que siempre va con buen ánimo, con ganas de pasar un buen rato y con ganas de hacer negocio...
Porque no olvidemos el carácter en origen de esta Feria de Abril, que es una feria, inicialmente, de ganado, donde se hacían tratos y de ahí viene precisamente el traje de flamenca. Eran los trajes de faena que llevaban las gitanas que acompañaban a los campesinos a vender el ganado, y entonces llevaban una bata de faenar que era una pieza con volantes en el bajo.
Las mujeres de clase alta se fijaron en esta prenda y la hicieron suya. Y ya en el 29 la mejoran y es cuando se considera traje regional. La Feria sigue siendo un momento que los sevillanos utilizamos también para hacer negocio y para atender a nuestros clientes.
Yo siempre intento en estos días tener un poquito de tiempo para todo. Siempre hacemos comida familiar, con los abuelos, los hijos... Siempre hay un día a la semana que juntamos a toda la familia y luego otro con los amigos…
¿Recuerdas cuál fue tu primer traje de flamenca?
No andaba aún, pero mi abuela Lolín, que era una mujer muy atrevida y muy moderna para su tiempo encargó un traje de flamenca para mí. Y no sólo eso, sino también unos zapatos de cuero a juego. A mí 'no me faltaba un perejil', iba hasta con mi caracolillo en la frente, mis pulseras, y mis pendientes.
Luego ya con nuevo o diez años, ya tengo conciencia de un traje de flamenco blanco con volantes verdes y lunares blancos, que me hizo Justo Salao, uno de los grandes y pocos diseñadores, que existían y que eran conocidos, porque los que existían eran costureras y modistas clandestinas que nos atendían a las clientas en sus casas.
En esa época había muy pocos diseñadores de vestido flamenco. Además de Justo, la maestra Lina, las Pardal, Pilar Vera que vino después...
¿Qué trajes tienes preparados para este año para lucir allí?
La Feria dura muchísimo, siete días... Yo siempre intento vestirme cuanto más días mejor. Son trajes maravillosos que nos sientan bien a todas, porque ese quizá sea el secreto del traje de flamenca que estiliza, nos sentimos favorecidas y nos sentimos bien. Y eso te da una seguridad que vas empoderada, con una actitud ahí pisando fuerte. A mí me encanta ir de flamenca.
Tengo muchísimos vestidos, soy muy afortunada. Ya en los últimos años, los diseñadores me prestan los trajes, para no acumularlos en el armario.
Son vestidos muy especiales que pasan de generación en generación. Es algo muy tradicional y muy nuestro.
¿Ya le has prestado alguno a tu hija?
Claro que sí, por supuesto. Claudia tiene 27 años y nos los cambiamos.
¿Quiénes se visten ahora de flamenca y cómo lo hacen?
Depende un poco de del ánimo y de la voluntad de cada una. Porque hay muchas mujeres que vienen a tener una experiencia de 360 grados, se quieren sumergir directamente en esa experiencia y quieren vestirse de flamenca con todo lo que eso conlleva y lo pasan genial. Pero hay quien se siente disfrazada, no sólo de otros países, sino incluso españolas, que no se sienten cómodas con un traje de flamenca, aunque sí que les apetece venir de alguna manera aflamencadas.
Si algo de bueno tuvo la pandemia para esta industria de la moda, es que nuestros diseñadores desarrollaron una línea más aflamencada, 'de inspiración flamenca'. Y es esa línea, la que ahora a muchísimas mujeres les apetece llevar, con detalles de flamenco o vestirte normal. Con llevar un mantón de manila y una flor en el pelo, ya tienes tu toque de flamenca.
Los trajes que luces hoy para este reportaje son de inspiración flamenca...
Efectivamente. Algunos son de diseñadores de SIMOF. Tuvimos un desfile especialmente emotivo que se llamaba 'Icónico flamenco' y cada uno hizo una propuesta de inspiración flamenca. Todo lo que se recaudó en ese desfile se donó al Banco de Alimentos de Sevilla. Un desfile muy especial porque cada uno tiene su estilo personal y se reflejaba en esta inspiración flamenca.
Algunas piezas son las que llevo en las fotos que hemos hecho hoy, y hay una firma de Madrid que también me apetecía traerla porque demuestra cómo trasciende ya esa moda aflamencada a diseñadores que no se dedican a esto.
Diseñadores nacionales e internacionales han utilizado el lunar o el encaje en sus creaciones, y a mi me encanta que ocurra porque posiciona nuestra moda. En la mayoría de las ocasiones, somos tan poco hábiles, que renegamos de nuestras señas de identidad y no sabemos aprovechar los momentos, ni las oportunidades, como nos ocurrió con el aceite de oliva. Reivindicar siempre lo nuestro y que se sepa cuál es el lugar de origen. Lo prestamos, pero que se sepa de dónde vienen los lunares, los volantes y los encajes.
¿Cuándo surgió tu gusto por la moda, porque en tu casa más bien la influencia era del entorno sanitario?
Mi primera intención fue estudiar algo relacionado con la medicina. Creo que todo parte de mi abuela. Mi madre es del norte no es andaluza. Es vasca y nació en Mondragón. Mi padre es sevillano y cuando mi madre llegó a Sevilla llegó con otra mentalidad. Sus amigas me decían que era muy glamurosa y muy valiente, porque iba con sus vaqueros y con su pelo cortito como un chico, en una época en la que las mujeres no iban así.
Entonces eso también respondía quizás al carácter de mi abuela, su madre, que le encantaba transformar las prendas. Ella compraba ropa y la transformaba, la reciclaba. Ya fuera ropa o zapato.
Mi abuela se llamaba Filomena, pero como no le gustaba nada su nombre, se lo cambió, y en su DNI pone Lolin Fernández. No sabemos cómo lo hizo porque en esa época no te podías cambiar el nombre...
¿Qué supuso para tí ganar el título de Miss España en el 89?
Obviamente, supuso un cambio de enfoque, de vida radical. Acaba de terminar Turismo. La verdad es que siempre me había gustado el mundo de la moda y de la comunicación. De hecho había hecho algunas cositas en Sevilla y y surgió esta oportunidad. No le dije nada a mis padres, por supuesto, porque sabía que no lo iban a aprobar. Y ya cuando se lo conté era muy tarde y no podían decir que no.
Entonces había que pasar por Miss Sevilla, Miss Andalucía occidental y luego ya ibas a Miss España. Se lo conté cuando ya había sido Mis Sevilla y porque iba a salir en prensa. Mi madre estaba horrorizada, le daba muchísimo miedo y era un mundo que no estaba muy bien visto.
Yo no había manifestado nunca mi interés por este tipo de certámenes, pero mi padre sorprendentemente, que es mucho más abierto, tenía menos prejuicios y me apoyó. Se sentía muy orgulloso y decía que a partir de ese momento iba a ser el padre de Raquel Revuelta porque todos éramos los hijos del doctor Revuelta, que era una eminencia no solo en el sur, sino a nivel nacional. Eso me dio mucha seguridad, y se lo agradeceré siempre.
Cuando fui Miss España ya me vine a vivir a Madrid y trabajé en televisión. Empecé con María Teresa Campos, trabajé mucho como modelo y ya empezaron los preparativos de la Exposición Universal del 92.
Sevilla estaba en ebullición y yo estaba muy inquieta porque también me sentía muy incómoda, dependiendo de que mi éxito o mi fracaso dependiera de terceras personas, y eso me creaba una gran inquietud y decidí volver a Sevilla, y desde allí seguir trabajando en moda y en tele, pero creando mi propia empresa aprovechando la tesitura del 92 y la Exposición Universal. Y así lo hice.
¿Estás atravesando un gran momento personal y profesional?
Yo diría que sí, que estoy pasando por un buen momento, aunque mi condición de mujer inquieta no me permite estar del todo contenta, porque siempre estoy enredando y embarcándome en nuevos proyectos. Me gustan los retos, porque me motivan, me satisfacen y me llenan de orgullo. Acabamos de clausurar esta edición de SIMOF y ya estamos pensando en la siguiente y cómo vamos a extenderla en el tiempo este año.
Vamos a hacer una subasta solidaria donde van a participar muchas caras conocidas porque efectivamente éste era otro de los hitos a conseguir, hacer un SIMOF más solidario y más sostenible en todos los sentidos.
Y ahora tengo en la cabeza seguir formándome porque quise estudiar Bellas Artes, porque me gusta mucho pintar. Mi padre que es neurocirujano, yo siempre lo veía pintar en mi casa y yo durante una época de mi vida pinté mucho cuando tenía más tiempo, y quise estudiar Bellas Artes. Me quedó el gusanillo. Ahora estoy recibiendo clases de alfarería y de cerámica y quiero formarme más, y quiero hacer algo en esa dirección.
Estás embarcada en mil cosas, ¿qué haces en tu tiempo libre cuando no trabajas?
Si que tengo tiempo libre. Afortunadamente, tengo un equipazo, que hemos creado a lo largo de tantos años de profesionales magníficos que cada uno sabe muy bien cuál es su responsabilidad, y yo tengo la mía, también.
Y luego en la parte familiar, soy madre por vocación y en mis ratos libres soy muy familiar también y me encanta pasar el rato con mi familia. Y también el deporte, que juega un papel importante en mi vida. Practico padel, esquío, y en otra etapa también jugué al golf cuando tenía más tiempo.
En breve me gustaría hacer yoga o pilates que creo que me va a venir muy bien para conseguir serenidad y paz.