Carolina Herrera es una de las diseñadoras más famosas del mundo, cuyo estilo ha sido más coherente, ajeno a las modas y caprichos de las tendencias. Y, sin embargo, se diría que es una pura contradicción.
Su nombre es sinónimo de elegancia y estilo, mucho estilo e inconfundible, imitado y aplaudido en varios continentes. "Cada prenda que sale de este taller tiene que gustarme a mí. Hago una moda que me agrada para que las mujeres luzcan femeninas, sofisticadas, elegantes, refinadas y con glamour".
Su 'uniforme' es una camisa blanca impecable, a menudo con los puños vueltos hacia atrás, y una falda larga hasta el suelo, de cualquier color o material, pero es también una gran fan de los pantalones, que considera imprescindibles para una mujer que trabaja.
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Y en una época, la de los 90, en la que se impuso el "menos es más" y la moda unisex, de líneas muy rectas y sin adornos de ningún tipo, dejó claro que ella era otra cosa: “Aborrezco el minimalismo”.
Nació y se crió en Venezuela, pero se considera sin ninguna duda una diseñadora estadounidense. Pertenece a la jet set pero, según ella misma ha declarado, "soy una persona normal, no me paso el día en un avión, ni de fiesta, ni llevo siempre blusas blancas y jamás tomo champán. Prefiero tequila".
A sus 84 años, conserva una vitalidad que ya querrían muchas personas para sí, y todavía se la puede uno encontrar en un avión para ‘cruzar el charco’, cuando viene desde Nueva York, donde reside habitualmente, hasta Madrid, donde viven su hija Carolina y los hijos de esta.
En la capital se encuentra como en casa, pues es una ciudad que visitó por primera vez cuando tenía seis años. María Carolina Josefina Pacanins Niño nació el 8 de enero de 1939, en Caracas, en una familia descendiente de españoles que se instalaron en Venezuela hace ya varias generaciones.
Su padre era un militar del ejército del aire venezolano, y más tarde gobernador de Caracas y ministro de Asuntos Exteriores del país caribeño. Desde aquel primer viaje, en el que visitó el Museo del Prado con su niñera húngara (la misma que le enseñó inglés y francés) siempre que viene a Madrid se aloja en la misma suite del Hotel Ritz.
La vida de la joven Carolina Pacanis Niño transcurre entre fincas, caballos, tenis, perros y fiestas de gala. En 1952, con 13 años, asiste con su abuela a su primer desfile en París, nada más y nada menos que el de Cristóbal Balenciaga. De aquel día recordara que, a diferencia de los de ahora, en los que la música es atronadora, en aquel “reinaba un silencio total”.
En 1954, a sus 15 años, le encargan su primer vestido de alta costura en Lanvin 1954 y más tarde se hará otro en Dior, para acudir a algunas de las numerosas fiestas y galas a las que asiste con su familia. Así fue como, según declara ella misma, "mi ojo se acostumbró a ver cosas bonitas”.
Creció además viendo en la televisión las míticas películas del Hollywood de los años 40 y 50, con actrices icónicas como Greta Garbo o Marlene Dietrich, y soñando con lucir algún día modelos maravillosos como los que aparecían en la pantalla.
Recién cumplidos los 18, en 1957, se casa por primera vez, con el venezolano Guillermo Behrens, padre de sus dos primeras hijas, Mercedes y Ana Luisa. Tras su divorcio (en 1964), comenzará a trabajar en 1965, como publicista para Emilio Pucci, el marqués deportista convertido en diseñador que tenía tienda en Caracas.
En 1968 se casa con el aristócrata venezolano Reinaldo Herrera, entonces presentador de un popular programa matinal de televisión y después editor de proyectos especiales para la revista Vanity Fair, con quien tuvo otras dos hijas, Carolina Adriana y Patricia Cristina.
Su segundo vestido de novia, que diseñó ella misma, era un minivestido amarillo con apliques de flores de tela que ya apuntaba maneras por su originalidad y estilazo. Comienza una época cuyo tiempo reparte entre Manhattan y la Hacienda La Vega, la finca de la familia de Herrera.
Durante los 70 asiste en Nueva York a fiestas en la mítica discoteca Estudio 54, en las que se mezclan invitados de la alta sociedad estadounidense y artistas como Andy Warhol, actrices como Liza Minelli, diseñadores como Halston y modelos como Bianca Jagger.
En su estudio en la Séptima Avenida neoyorquina está colgado el retrato que el creador del ‘pop art’ le hizo, un privilegio del que muy pocos pueden presumir. Y cuenta la leyenda que al artista le encantó un lujoso bolso-joya de la firma Van Clef & Arpels que la diseñadora llevaba una noche, y le ofreció cambiárselo a cambio de un cuadro.
En 1972, a los 32 años, ya aparece en la lista de las mujeres mejor vestidas del mundo. Con la década de los 80, se plantea hacer diseño de tela y su amiga y mentora Diana Vreeland, mítica editora de moda de Harper's Bazaar y directora de Vogue durante años, la anima a crear una colección de vestidos.
En 1981 presenta su primera colección completa, en el exclusivo Metropolitan Club de Nueva York, con el apoyo financiero del editor Armando de Armas. En el front row se sentaban Andy Warhol y Bianca Jagger y la modelo Iman sobre la pasarela. Cuando se le pidió que describiera la estética de su primera colección, en 1981, Carolina Herrera respondió: "Es mi propio estilo".
Martha’s, la boutique más sofisticada de Park Avenue, le ofrece sus escaparates, y sus creaciones pronto se venderán en los exclusivos almacenes Neiman Marcus, Saks y Bergdorf Goodman. Había nacido Carolina Herrera, LTD, una compañía que en 2021 celebró su 40º aniversario, y suma y sigue.
Un éxito total para una mujer que entonces tenía 42 años, sin estudios de moda pero con una intuición y un ojo imbatible para saber lo que su clientela demandaba: "La moda es para agradar al ojo. Y yo tengo ojo. Sé lo que sienta bien".
En aquellos opulentos años 80, encajó perfectamente su gusto por las mangas esculturales, los vestidos de líneas barrocas; desde entonces, su obsesión por diferenciarse está presente en casi todas las colecciones.
El 29 de julio de 1981 asiste con su esposo a la boda del Príncipe Carlos y Lady Diana Spencer, y se alojarán en el Palacio de Kensington con la Princesa Margarita, amiga de la pareja, que pasó temporadas también la casa que la hermana de la reina de Inglaterra tenía en la isla caribeña de Mustique.
En 1983 empieza a perfilar su imagen personal, cortando su melena rubia, y haciendo gala de su particular estilo, que la convertirá en una de las diseñadoras más conocidas del mundo y en la mejor embajadora de su marca.
En 1986 Jacqueline Kennedy Onassis, muy amiga y vecina suya, le pide que diseñe el traje de novia de su hija Carolina Kennedy, lo que le abrirá las puertas del próspero negocio de la moda nupcial. A partir de entonces sus diseños para novias serán célebres en todo el mundo y llevados al cine.
En 1987 llega a un acuerdo con el grupo Puig para crear también sus propios perfumes; en 1988 lanza su primera fragancia Carolina Herrera, que huele a indio tuberosa, jazmín y albarico, y cuya caja luce lunares negros sobre fondo blanco, estampado que será otro de los clásicos de sus colecciones a lo largo de los años.
En 1988 llegará a las tiendas su primera colección completa de vestidos de novia. Asimismo, a finales de año, un retrato suyo se incluye en una polémica exposición del fotógrafo Robert Mapplethorpe The Perfect Moment.
Ha sido, desde siempre, una diseñadora convencida de que la moda debe cuidar el medioambiente. Por eso, en 1989 anuncia que deja de usar pieles en sus colecciones. Y siempre ha hablado de que la ropa buena debe durar en el armario, defendiendo la idea de repetir un vestido que te gusta y ponértelo una y otra vez.
En 1991 crea Herrera for Men, su primera fragancia masculina, que dará paso a otras tan conocidas como 212, CH, 212VIP, Good Girl, y así hasta más de 15 aromas con los que se abre a nuevos mercados y amplía su negocio internacionalmente.
En 1993 vestirá a Marla Maples para su boda con el entonces magnate inmobiliario Donald Trump. Pero tiene el récord con Ralph Lauren de haber vestido a muchas de las First Ladies (o ex primeras damas como Jacqueline Kennedy Onassis), desde Nancy Reagan, Hillary Clinton, Laura Bush y Michelle Obama.
Esta última se despidió de la presidencia de su marido luciendo un modelo de Carolina Herrera en la portada de Vogue. Y la vicepresidenta Kamala Harris también la escogió para su aparición, la noche electoral, tras ser elegida junto a Joe Biden.
En 1995 Puig se hace también con el total de acciones de la marca Carolina Herrera New York, y la diseñadora permanecerá como Directora Creativa. Ello le permitirá a la empresa seguir creciendo.
En 2000 abre su primera gran boutique en la exclusiva Avenida Madison de Manhattan. Y, en los años siguientes, abrirá sus cinco grandes tiendas de Estados Unidos: Los Ángeles, (2006), Dallas, Texas (2008), Florida (2008); y Las Vegas (2009) para comercializar su línea Carolina Herrera New York.
En 2001 nace una segunda marca, CH Carolina Herrera, una línea de lifestyle que, mucho antes de Michael Kors, hará de las iniciales estampadas en los bolsos un sinónimo de lujo a precios razonables.
Gracias a la alianza con Lonia, la compañía textil de los hermanos Domínguez, en sus tiendas repartidas por más de cien países se venden también zapatos, gafas y hasta carritos de bebé con el inconfundible logo de la marca.
En 2004 recibe el premio Womenswear Designer of the Year (diseñadora del año de moda femenina) del Council of Fashion designers of America (CFDA).
En 2005 la actriz Zellweger se casa con el cantante de country Kenny Chesney en una playa de las Islas Vírgenes Virgin Islands con un vestido de la marca. La relación de la actriz y la firma es tan estrecha que la intérprete escogerá Carolina Herrera para pisar la alfombra roja en 2002, 2003, 2004, 2005, 2008 y 2013.
Pero ha vestido prácticamente a todas las actrices que pisan las alfombras rojas, y a mujeres poderosas como Oprah Winfrey o Anna Wintour. Esta declaró en 2001 a The Telegraph: "Carolina sabe exactamente quién es, conoce su propio estilo y se viste sola. Y por supuesto, ella siempre se ve increíble".
También es una de las favoritas entre algunas royals, como la reina Letizia, que ha lucido modelos suyos en varias ocasiones, o Meghan Markle.
En 2005 recibió la «Medalla de Oro de las Bellas Artes» de manos del rey Juan Carlos I de España. Ya en 1997 recibió la Medalla de Oro del Queen Sofía Spanish Institute.
En 2007 es incluida entre los 100 latinos más influyentes del 2007 por la revista People.
En 2008, en la película Sex and the City, la actriz Sarah Jessica Parker se prueba numerosos vestidos para su boda, entre ellos, uno de Carolina Herrera. No será la última vez que sus modelos aparecen el cine.
Ese mismo año, la diseñadora es reconocida con el premio Geoffrey Beene Lifetime Achievement del CFDA. Y en 2012 es nombrada Doctora Honoris Causa por el Fashion Institute of Technology (FIT), la prestigiosa escuela de moda de Nueva York.
En la película de la saga Crepúsculo Amanecer Parte 1 (2011), el personaje de Bella Swan (interpretada por Kirsten Stewart) se casa con Edward Cullen (interpretado por Robert Pattinson) con un vestido de satén, encaje y manga larga, que tenía 152 botones en la espalda, una obra de arte de la diseñadora.
En 2009 Herrera adquirió la ciudadanía de Estados Unidos pero siempre se ha considerado una diseñadora estadounidense, como Oscar de la Renta. "Soy una diseñadora estadounidense, siempre he trabajado en Estados Unidos. Me encanta Caracas, me encanta Venezuela, pero qué le voy a hacer, siempre he trabajado aquí", declaró rotunda en una entrevista a El País.
En 2014 Carolina Herrera viste a Olivia Palermo, para su boda con Johannes Huebl: un conjunto de tres piezas, que incluía una rebeca, una falda y un par de pantalones cortos de novia, y que se convirtió en uno de los looks de novia más icónicos de la historia de la moda nupcial.
En 2015 recibió el premio Portrait of a Nation (Retrato de Una Nación), otorgado por la National Portrait Gallery a los estadounidenses contemporáneos que han hecho contribuciones significativas en diversos campos.
En 2016 se anuncia la salida de su nueva fragancia, primer gran lanzamiento después de 14 años Good Girl, con la modelo Karlie Kloss como imagen.
En 2018, tras más de 37 años al frente de la firma, Herrera anunció que abandonaba la dirección creativa de su propia marca, tarea en la que le sustituye desde entonces el diseñador estadounidense Wes Gordon. Patricia y Carolina Junior, sus hijas, han sido sus más estrechas colaboradoras.
En octubre de 2022, viajó a España para recoger un premio de la Fundación Mapfre, por su apoyo a la lucha y prevención del cáncer de mama y su colaboración con entidades que ponen el foco en la lucha contra la malnutrición o el cáncer, como la Fundación Aladina, que promueven el bienestar de la infancia y adolescencia durante la enfermedad.
Es destacable su compromiso con la igualdad de género y con el desarrollo de la mujer le han llevado a colaborar con asociaciones como Dress for Success, la Fundación Ared o la Fundación Quiero Trabajo, que aspiran a proporcionar a las mujeres los medios necesarios para lograr independencia económica, y el empoderamiento de la mujer, principalmente mediante la formación.
En nuestro país, también es una de las diseñadoras favoritas de las actrices españolas para los eventos y alfombras rojas. Por ejemplo, Goya Toledo y Belén Rueda han confiado en la firma para acudir a los Goya.
En 2023, a sus 84 años es, sin duda, una de las abuelas más glamurosas: "Soy una persona normal que juega con sus nietos [tiene 12] y pasea rápido por Central Park para que le lata fuerte el corazón", pero sigue siendo una mujer con las ideas muy claras que siempre da buenos titulares.
"El primer signo de vejez es intentar parecer más joven. Lo que te pones debe ir con tu edad. El primer complemento de belleza de una mujer tendría que ser un espejo de cuerpo entero para que vea qué le queda bien. Yo sé qué me queda bien. Y prefiero pasar por vieja que por ridícula".
No les gustan muchas de las propuestas que hoy se ven en las pasarelas ni en la calle: "La moda debe ser para hoy. Eso no quiere decir que vaya a llegar al extremo, con leggins de cuero negro, o completamente desnuda. No puedes estar desnudo. No puedes dejarte llevar por la alfombra roja. No puedes ser dirigido por Instagram. Tienes que dejarte guiar por tu idea de lo que quieres mostrar... diseña con los ojos abiertos. Hazlo contemporáneo, pero no confundas a la gente", declaró en 2016 a WWD.
Sobre el futuro de la moda: "Veo estudiantes que se han graduado en las grandes escuelas y no llegan a nada porque son demasiado técnicos. No transmiten. No tienen imaginación. La moda es un sueño que se tiene que convertir en realidad. En la vida hay que dejar espacio a la fantasía".