Ise Soldevila y Cayetana Ferrer son madre e hija, procedentes de Murcia, que colaboran en el mundo nupcial. Soldevila (madre) se dedica a diseñar joyas y tocados, mientras que Ferrer (hija) elabora vestidos de novias.
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Aunque cada una tiene un negocio independiente, no es extraño ver tocados y joyas diseñadas por Ise en las fotos que sube Cayetana de sus vestidos de novia. Tanto las joyas como los vestidos son totalmente artesanales y su objetivo principal es que el cliente esté contento.
¿Cómo surgió la idea de colaborar juntas?
Cayetana: Surgió principalmente por el tema de las novias. El tocado es una pieza que va muy ligada al traje y queríamos darle ese toque especial. Mi madre hace un tipo de tocado que no es fácil de encontrar en el mercado, a base de joyas y era una manera de tener algo distinto y más exclusivo.
La colaboración comenzó con piezas artesanales aplicadas a los vestidos de novia, en vez de empezar con tocados. Ella (Soldevila) hacía diseños originales y yo los incluía en alguna parte del vestido. Así fue como empezó todo.
Las piezas y el tocado han quedado como seña de identidad, sobre todo porque son totalmente artesanales. Sobre nuestra relación, nos llevamos muy bien, pero hay veces que surgen contratiempos, y al haber más confianza el enfado también es mayor.
¿Qué cualidades destacarías del trabajo de la otra?
Ise: Yo en Cayetana siempre he admirado lo sería que es en su trabajo. Empezó desde muy jovencita y a mí me ha sorprendido lo claro que lo tenía siempre todo. Eso le ha ayudado mucho en su trayectoria. Es una persona muy responsable.
Cayetana: Yo diría, en cuanto a lo que es su trabajo, que es muy meticulosa. Se fija mucho en los detalles como el baño, el soldar… Son piezas que, obviamente, al ser a mano son imperfectas, pero ella intenta lograr que queden totalmente perfectas.
Ise Soldevila (@isesoldevilajoyas) se dedica a diseñar joyas artesanas y sostenibles, con materiales resistentes y de gran calidad. Su inspiración reside en parte en su padre que, según ella, "combinaba espacios con texturas y colores, y los convertía en hogares, repletos de vida y calidez".
Este referente fue esencial para encontrar su pasión por la alquimia y llevarla a estudiar Joyería Artística en la Escuela de Artes, lo que más tarde la llevó a crear su propia marca.
¿Cómo empezaste a diseñar joyas?
A mí el mundo artístico siempre me ha llamado mucho la atención, y por cosas de la vida, pues no realicé nada de ello. He estado muchos años trabajando en algo totalmente diferente. Cuando mis hijos se marcharon todos fuera a estudiar, decidí ir a la escuela de arte e informarme sobre alguna disciplina que, aparte de estudiarla, pudiera seguir realizando en casa.
Entonces estudié la joyería artística y vi que podía hacerla en mi domicilio. Y eso hice. Desde que terminé los estudios, que me encantaron, no he parado. Comencé a colaborar con Cayetana y, además, elaboro piezas como joyas y pendientes por mi cuenta.
Hasta ahora me he centrado más en la colaboración con mi hija, porque no puedo fallarle, pero a partir de ahora haré más cosas por mi cuenta, porque me he jubilado y tengo más tiempo libre.
¿En qué te inspiras a la hora de diseñar?
A mí me encanta la naturaleza: las hojas, las flores… También me gustan mucho las piedras para los tocados. Y también me apasiona la joya reivindicativa, la que no te deja impasible.
Por ejemplo, los bichos. Los saltamontes, las hormigas, las arañas protagonizan mis piezas también, que las definiría como fuera de lo tradicional, mucho más atrevida.
A mí los insectos me gusta verlos. Y, que alguien compre una pieza con un insecto en ella, dice mucho. Revela que son mujeres muy especiales, porque no todo el mundo se atreve.
Cayetana Ferrer (@cayetanaferrer) es una diseñadora de moda que se dedica al mundo nupcial. Su grado en Diseño le ayudó a encontrar su vocación, los vestidos de novias, y ahora es dueña y diseñadora de un atelier, ubicado en Murcia.
Gracias a tener varias reuniones con la novia, Cayetana Ferrer consigue diseñar el vestido perfecto, hecho a medida y personalizado al gusto de la comprometida. Reconoce que le emociona mucho ver las caras de alegría de la novia y sus acompañantes al ver su vestido terminado.
¿Cómo describirías tu trabajo y en qué crees que se diferencia del resto de vestidos de novia?
Yo creo que es un trabajo muy delicado, muy artesanal, en el que nos gusta mucho la mezcla de los tejidos y de las texturas. Es un diseño sencillo, no es soso, sino elegante. Lo distinguiría precisamente por esa manipulación del tejido: la manera de combinar las telas y convertir el traje en algo totalmente distinto.
El trabajo que hay de por medio también creo que te hace diferente. La manera de utilizar los tejidos, la manera de cortarlos, el movimiento que tienen… Todo esto le da sello.
¿Por qué quisiste dedicarte a los vestidos de novias en lugar de a otro tipo de prendas?
La verdad es que yo mientras estudiaba Diseño jamás pensé que iba a acabar dedicándome a las novias. Cuando terminé de estudiar en Madrid, me fui a París a trabajar en Claudie Pierlot, estaba muy contenta, pero me faltaba la relación con las clientas.
Ahí me di cuenta de que lo que me gustaba era algo más personalizado. A mí me gusta estar con la gente, ver el cuerpo y diseñar para sacar lo mejor de él. Entonces me di cuenta de que lo que quería hacer era la costura a medida.
Más tarde, pensé que Murcia era una buena oportunidad porque no había mucha oferta y que también en el mundo de la moda nupcial era un buen nicho, porque comenzó a existir más variedad.
¿Cuál crees que es el secreto de tu éxito?
Yo creo que el secreto es trabajar mucho, dedicar muchas horas y ser muy exigente con la prenda, el tejido, los acabados… Siempre dando el 100%. Otra parte importante ha sido el crecer muy poco a poco. Nunca he pensado en el paso 3 sin pasar por el 2.
Por otro lado, hemos hecho vestidos para chicas de fuera (de Suiza, de Polonia, de Italia, de Reino Unido…), que han viajado a Murcia a probarse su vestido. Eso me lo he tomado con mucho orgullo, aunque sí he echado de menos poder ir yo a otros sitios de España o tener un showroom. Me encantaría poder hacerlo algún día.