La llegada del verano implica, entre otras cosas, sacar del armario nuestra colección de bikinis para convertirlos en la prenda estrella del verano. Los escaparates de las tiendas se llenan de nuevos modelos cada año y, nosotras, pasamos a convertir el traje de baño en nuestra segunda piel durante la temporada estival.

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Hoy en día el hecho de poder llevar esta prenda libremente nos parece algo normal. Esto hay que agradecérselo a varias mujeres feministas que se atrevieron a desafiar las normas y a la sociedad de una época, en la que el bikini estaba completamente prohibido.

La exposición del cuerpo femenino en público y el uso libre del bañador de dos piezas, fue una parte fundamental de la lucha por la igualdad de derechos en el s. XX.

Pioneras del bikini

La primera vez que se lució un bikini fue el 5 de julio de 1946, en la Piscine Molitor de París. El inventor de la prenda, Louis Reard, que era ingeniero automovilístico, quiso hacer una presentación y pidió a modelos profesionales que posasen con su diseño.

Ninguna top-model de renombre quiso participar en el proyecto, y fue la bailarina y striper del Casino de París, Michelle Bernardini, la única que se atrevió a lucir el bikini, no sin antes advertir a Reard del impacto que iba a tener la fotografía.

A partir de entonces, mujeres como Brigitte Bardot, Ava Gardner, Marilyn Monroe o Rita Hayworth, comenzaron a popularizar el uso del bikini en películas y fotografías, ligándolo a la imagen de una mujer libre y sin prejuicios.

La historia del bikini en España

En el caso de España, las cosas eran completamente diferentes. Si bien la prenda de baño empezó a popularizarse en distintos países de Europa o EEUU en los años 60, en nuestro país el Ministerio de Gobernación, en una circular de 1951, dejó claro que el bikini estaba prohibido en las costas del país.

“Queda prohibido el uso de prendas de baño indecorosas, exigiendo que cubran el pecho y espalda debidamente, además de que lleven faldas para las mujeres y pantalón de deportes para los hombres”, explicaba expresamente la circular.

Afortunadamente, hubo tres ciudades que quisieron romper la norma y convertirse en las primeras que permitieron que la mujer española llevara un bikini: Santander, Benidorm y Marbella.

Santander

La primera ciudad en conseguirlo fue Santander. La prueba la tenemos en una fotografía del Centro de Documentación de la Imagen de Santander, fechada en 1948, donde podemos ver en bikini, a una alumna francesa que acudía a los cursos de verano que la Universidad Menéndez Pelayo organizaba en el Palacio de la Magdalena.

Primer bikini en España, fotografiado por Joaquín del Palacio 'Kindel'. Centro de Documentación de la Imagen (CDIS). Ayuntamiento de Santander

Por su puesto, el acto tuvo consecuencias, hasta el punto de que la policía tuvo que intervenir debido a las quejas de las jóvenes ‘sinvergüenzas’ que lucían el ‘inapropiado modelo de baño’.

¿La solución que encontraron? Seleccionar un espacio en la playa de la Magdalena para uso exclusivo de las estudiantes que iban a la Menéndez Pelayo, donde podían bañarse como quisieran, respetando ciertos límites de la España de 1950.

Benidorm

No nos extraña que la segunda ciudad española en permitir el uso del bikini fuera Benidorm. Convertida, hoy en día, en uno de los destinos de sol y playa favoritos por los extranjeros, tuvo mucho que ver en la liberación de la mujer en cuanto a las prendas de baño.

Pedro Zaragoza, alcalde de Benidorm en los años 50, vio en las costas de la ciudad un buen reclamo internacional para alemanas, suecas, danesas y francesas que venían a bañarse en bikini.

Para que la prohibición de la prenda no fuera un impedimento, en 1952 dictó una ordenanza en la que establecía que las playas de Benidorm eran una zona libre para el bikini.

Marbella

Por último, la ciudad malagueña fue el último punto de España en darse cuenta de los beneficios económicos que suponía permitir el bikini. Al contrario de Benidorm, no fue un político quien se dio cuenta de esto, sino un cura, Rodrigo Bocanegra Pérez, que estaba muy bien relacionado con el régimen.

De esta manera fue como las playas de Marbella empezaron a llenarse de turistas extranjeros en bikini, convirtiendo esta prenda en un reclamo de glamour y libertad, que se podía vivir en la costa malagueña en los años 60 y 70.