Llevan cien años en el candelero, y no parece que vayan a ceder ni un metro de su popularidad, ya sea sobre las aceras del streetstyle o sobre las pasarelas de moda. Han pasado de ser un clásico de la moda infantil a un must be en todo fondo de armario fashionista.
Porque los zapatos Mary Kane o merceditas no solo son los que mejor sientan con todos tus pantalones y vaqueros (especialmente con los que son capri o por encima del tobillo), sino que dan un toque a la vez sexy e inocente a cualquier minivestido y elevan el look de los largos midi.
Llevan una característica tira o correa que los cierra sobre el empeine y se abrochan por el lado exterior del pie con un botón o hebilla. Pueden ser planos, como una bailarina, o llevar todo tipo de tacones y hasta plataforma.
Se fabrican en todos los tejidos y materiales posibles, del charol al terciopelo; hay modelos en un solo tono o bicolores y en todos los colores; diseños para el día o la noche; con una sola pulsera o varias; de suela plana o gruesa, estilo deportivas… Una versatilidad imbatible.
Y si no, que se lo digan a Kate Middleton, que este verano no se los ha quitado. El pasado mes de junio los lució destalonados y de la firma Alessandra Rich, durante la ceremonia de investidura de la Orden de la Jarretera celebrada en el castillo de Windsor.
La princesa de Gales está tan enamorada de los Mary Jane o merceditas que su hija, Charlotte de Cambridge, los lleva prácticamente en todas las ocasiones en que es fotografiada. Y es que, en sus inicios, a principios del siglo XX, solían ser de punta redondeada, planos, negros y de charol y los llevaban tanto los niños como las niñas.
Su nombre anglosajón, viene de un personaje creado por Richard Felton Outcault para su tira cómica Buster Brown, que se publicó por primera vez en 1902. Considerado el padre de la tira cómica dominical, Outcault se inspiró en su hija, que se llamaba así, para crear el personaje de Mary Jane, la hermana del protagonista, Buster Brown.
La tira fue un éxito y en 1904, la Brown Shoe Company le compró a Outcault los derechos para utilizar los personajes de Buster Brown como imagen de sus productos. La empresa llegó a contratar actores que recorrieron el país, actuando como los personajes de Buster Brown y Mary Jane en teatros y tiendas.
Gracias a esta estrategia de marketing, la Brown Shoe Company no solo logró asociar su marca a los personajes de Buster Brown sino que el estilo de zapato que usaban ambos personajes llegó a ser conocido como mary jane.
¿Cuándo dejaron de ser unisex?
En los años 20 pasaron a ser un calzado de adulto y femenino gracias a las flappers, esas mujeres liberadas y rompedoras que cambiaron el curso de la historia con la ayuda de la moda.
A esas jóvenes modernas les encantaba bailar los nuevos ritmos que se abrían paso, ya fuera charlestón, foxtrot, jazz o claqué, y el modelo mary jane se sujetaba mejor al pie gracias a la cinta que llevaba en el empeine.
En los años 30 los niños comienzan a usar zapatos Oxford y los mary jane pasan a formar parte exclusivamente del armario de las niñas. A ello, y a su mayor difusión, contribuyeron las películas de la estrella infantil Shirley Temple, quien siempre los llevaba para bailar claqué y otras escenas. En 1934, con tan solo seis años, se convirtió en la actriz más joven en ganar un Oscar.
Para las mujeres adultas, los diseñadores incorporaron una nueva versión, la mary jane T-Strap, en la que la tira del empeine es en forma de T y se cierra en el tobillo a modo de correa.
Durante la década de 1940, los zapatos se hicieron todavía más populares porque era un zapato muy cómodo, que permitía a la nueva mujer trabajadora moverse con más facilidad al desempeñar su trabajo. Y en los años 50 dos fans catapultaron los mary jane al Olimpo de Hollywood: Grace Kelly (primera en lucirlos con pantalones vaqueros) y Marilyn Monroe.
Sin embargo, fue en los años 60 cuando se convirtieron en un zapato moderno y avant garde. De ello se encargaron las primeras top models como Jean Shrimpton o Twiggy, actrices como Liza Minelli y hasta Marianne Faithfull. En 1968 la cantante escogió un modelo de doble correa para parecer una ‘niña buena’, al asistir junto a Mick Jagger al juicio contra ambos por posesión de cannabis.
Zapatos famosos en todo el mundo
Los mary jane iban camino de lograr su lugar en la lista de los zapatos más carismáticos de la historia en el mundo anglosajón cuando, en 1964, el humorista gráfico Quino crea el personaje de Mafalda, que lleva ese calzado. El éxito del cómic fue tal que, en Argentina se conoce también con el nombre de ‘mafaldas’.
En 1974, la inolvidable Jane Birkin los sitúa como icono de la elegancia effortless o sin esfuerzo, abriendo el camino a un cambio en el que irán perdiendo su imagen de dulzura e inocencia para ganar sensualidad e incluso vincularse a la estética punk.
En los 80 volverán a ponerse de moda con la ayuda de un nueva tribu urbana, las llamadas ‘lolitas japonesas’, que se inspiraban en las muñecas victorianas, con estilismos aniñados, vestidos de puntillas y encajes en colores pastel.
En los 90, los zapatos mary jane que seguían siendo mayoritariamente patrimonio infantil (esenciales en los uniformes escolares y en todo evento semiformal que se precie), logran su paso definitivo a los armarios adolescentes gracias a Ralph Lauren. El decano de los diseñadores estadounidenses hizo de la estética preppy school la marca de su firma, que encontrará su mejor pasarela en la película Clueless (1995).
En ella, el personaje interpretado por Alicia Silverston combina calcetines blancos hasta la rodilla con mary jane plateados, en unos estilismos que inspirarán, una década más tarde, la serie Gossip Girl (2007) y a cantantes como Taylor Swift.
Naomi Campbell los llevó para la fiesta de lanzamiento de su novela Swan (1994) y ninguna celebrity se resiste al encanto de los mary jane sobre las alfombras rojas: Courtney Love, Sandra Bullock, Liv Tyler… Eso sí, su ‘aura’ había cambiado y ahora bailan a ritmo de grunge y rock y hasta visten la estética fetichista.
En 1998, cuando se estrenó en Estados Unidos la serie Sex and the City (en España, Sexo en Nueva York), nadie podía imaginar que los mary jane alcanzarían el preciado estatus de ‘icono fashion’ gracias a Sarah Jessica Parker.
En uno de los capítulos, Carrie Bradshaw exclama: “¡Dios mío! ¿Has visto? ¡Son los mary jane de Manolo Blahnik! ¡Creí que estos zapatos eran una leyenda urbana!”. Se refería, por supuesto, al modelo Campari del famoso diseñador de zapatos canario.
Cuando parecía que era ya imposible darle una ‘vuelta de tuerca’ al clásico diseño, el “zapatero de las estrellas” las había transformado, manteniendo su esencia (negros, de charol, con su correa al empeine y su hebilla) pero añadiéndoles un altísimo tacón de aguja.
Y, por supuesto, en 2014, cuando Sarah Jessica Parker creó su propia marca de zapatos, los mary jane se ofrecían en innumerables versiones. Desde entonces, no hay semana que no veamos a SJP con el modelo estrella de su colección: no son de charol, sino que su acabado es mate; llevan una pequeña lengüeta, como los mocasines, y tres tiras con cierre de hebilla, una en el empeine, una al tobillo y otra unos centímetros por encima.
Pero, ¿por qué en España se llaman merceditas?
Además de los mary jane y los manolos, entre las prendas y accesorios que tienen el honor de haber sido bautizado con un nombre (o apellido) propio están, entre otros muchos y por orden de aparición, el famoso estampado Príncipe de Gales, que debe su nombre a los monarcas Eduardo VII y Eduardo VIII, quienes lo pusieron de moda cuando ostentaban ese título.
También la rebeca o chaqueta de punto (bautizada así en España a partir de 1940, tras el estreno de la película en la que la actriz Joan Fontaine lucía varios conjuntos twin set); el cuello perkins, que llevaba el personaje interpretado por Anthony Perkins en Psicosis (1960), y los bolsos Kelly (en honor a Grace) y Birkin (en homenaje a Jane) de Hermès.
Pero mucho antes que todos ellos, en el siglo XIX, en nuestro país los zapatos mary jane se llamaron merceditas: fue en honor a María de las Mercedes Orleans y Borbón (1860-1878), joven reina de España y esposa de Alfonso XII.
La historia de amor de la pareja protagonizó la crónica social de la época y fue objeto de una canción, Dónde vas Alfonso XII, y, muchos años más tarde, en 1959, una película. La letra, escrita tras el trágico fallecimiento de la reina (tan solo unos meses después de su boda), describía a la soberana en el féretro: “Los zapatos que llevaba eran de fino charol, regalo de Alfonso XII el día que se casó”.
Aunque no podemos estar del todo seguros (porque dos estrofas después la misma canción añadía: “Los zapatos que llevaba eran de rico terciopelo, que los bordó la Infanta, la Infanta doña Isabel”), la anécdota se acepta como fundamento del origen del nombre español para los zapatos luego conocidos fuera como mary jane.
Y hablando de zapatos bautizados con nombre de mujer está la marca Victoria, imposible de olvidar para los boomers. Fundada en 1915 por un empresario del calzado de La Rioja en honor a su novia y luego esposa, la firma empezó a fabricar las primeras ‘deportivas’ españolas con cordones y suela de caucho.
Años más tarde lanzaría también su propio modelo de merceditas prácticamente en todos los colores y de algodón, de terciopelo… Fueron imitadas y copiadas hasta el infinito, como paradigma de calzado infantil. Y así, hasta nuestros días.
Regreso con fuerza al futuro de la moda
Aunque durante la década de 2010 parecía que la fama de este modelo entre los adultos había decaído, lo cierto es que nunca perdieron fuerza en el street style, porque su comodidad y, a la vez, elegancia, hacía a merceditas o mary jane imbatibles en el día a día de la mujer trabajadora.
Volvieron con las nuevas tendencias post Covid (athleisure, comfy…) que proponían una moda más cómoda y fácil, y en 2022 llegaron las bailarinas de Miu Miu: idénticas a las de la danza clásica y con su goma sobre el empeine, recordaban sin remedio a las merceditas.
Pero del regreso de los mary jane no solo tuvo la culpa la segunda línea de Prada (Miuccia es muy fan) ni las royals o celebrities que han sucumbido a sus encantos (Jennifer Lawrence, Emma Stone, Gigi and Bella Hadid, Kendall Jenner, Florence Welch o Alexa Chung las llevan sin parar) sino las pasarelas.
Esta primavera-verano 2023 se vieron en prácticamente todas las semanas de la moda y todos los desfiles: Prada, Gucci, Coach (blancas al más puro estilo Minnie Mouse); Chanel (con lazo y redecilla brillante a modo de calcetín, un modelo que recordó al que lucían las flappers); Givenchy (destalonadas)...
Muy celebradas fueron también los modelos de Versace, Dior y Valentino (que las hizo en rosa fucsia y con varias correas), Marni, Emilia Wickstead y Sportmax (con plataforma); Dries van Noten, Giambattista Valli, Bottega Veneta, Masion Margiela, Dolce & Gabbana…
Benetton las presentó en Milán en su colección para este otoño-invierno 2023/2024, y existe la versión low cost de Mango, Zara, H&M, Bershka, Pull&Bear y & Other Stories. También firmas de calzado de lujo como Roger Viver tienen un modelo.
Sigue siendo un best seller el modelo todoterreno Right que Camper lanzó en 2005. Y la marca PrettyBallerinas, pionera en poner de moda el zapato plano, presentó la temporada pasada uno de charol bicolor en negro y cobre.
La firma italiana Vibi Venezia, las francesas Carel y Nodaleto o la española Augusta han hecho de ellas un éxito de ventas. Y muchas otras presentan algún modelo en sus colecciones: Hispanitas, Ganzitos, Unisa, Alohas, Rouje, Peche, Nodaleto… Nadie se ha resistido a sus encantos y no han parado de salir al mercado.
Sin embargo, la implosión del concepto hasta sus cimientos se produjo cuando Harry Styles pisó la alfombra de los Brit Awards con un modelo T-Strap de merceditas de Gucci en color negro. Bailarinas y merceditas vuelven a ser unisex, como en sus origenes infatiles.
Las diseñadoras de moda masculina Emily Bode y Grace Wales Bonner llevan varias temporadas proponiéndolas como el calzado ideal para vestir sus looks para hombre. Y también firmas como Fendi, Erdem, Loewe y JW Anderson.
Para quienes se llevan las manos a la cabeza, recordemos que algo ahora tan femenino como los tacones fueron primero accesorios masculinos. En 1701, el pintor francés Hyacinthe Rigaud retrata al rey Luis XIV con unos zapatos blancos de gran lazada al tobillo y tacón de color rojo.
Y en todo el mundo los bailarines de ballet llevan siglos danzando con idéntico calzado que sus compañeras. En España, país siempre tan dispuesto a bautizar con nombres propios las tendencias foráneas, el calzado de los toreros se denominó 'manoletinas' por el diestro Manolete. Y las alpargatas, otro calzado patrio histórico, tiene muchísimas versiones unisex.
En las últimas temporadas, cuando el ADN de los mary jane o merceditas parecía inmutable, muchas firmas y diseñadores han mostrado sus versiones, revisiones, reformulaciones, rediseños… demostrando que, en moda, no todo está inventado.
Y no sabemos si la tendencia agender o gender fluid impondrán su uso unisex de nuevo. Lo que está claro es que, se llamen como se llamen, estos zapatos han pasado ya a la historia de la moda.