Inés Martín Alcalde, la diseñadora que viste a las mujeres poderosas (y a las novias tranquilas)
“Sea cual sea la prenda que decidas llevar puesta, lo importante es que te sientas tú misma”.
A Inés Martín Alcalde (Madrid, 1986) no le gusta el color blanco. Prefiere cuando está ‘roto’ o ‘tomado’. Tampoco le entusiasman las telas nuevas enrolladas en largos tubos de cartón, prefiere las rescatadas, recuperadas, reparadas, vueltas a juntar. Su objetivo, cuenta en esta entrevista, es que no existan dos vestidos iguales, ni dos parecidos. Porque, explica, no hay dos mujeres iguales. Tiene un lema: un vestido debe realzar la autenticidad, no crear nada que no exista. No cree en la idea de la ‘tendencia’. Para ello, dedica entre cincuenta y cien horas a una sola prenda artesana.
¡Te queda pintado!, exclama una señora al fondo del taller, detrás de una puerta en la calle Claudio Coello 32. Quince personas trabajan en este espacio. Desde Rosa, la probadora, a Eva, la patronista o Paqui y María Jesús que son modistas… Un niño pequeño comienza a sollozar. La diseñadora de moda del momento tiene cuatro hijos, de siete meses a cuatro años, que a veces pululan por el espacio.
De este lugar salen los vestidos para algunas de las mujeres más poderosas de España: de Ayuso, presidenta de la Comunidad de Madrid, a la reina Letizia, pasando por Manuela Villena, la primera dama andaluza o algunas de las directivas más conocidas de nuestro país, además de dos clanes que son como un certificado de ultraelegancia: las Preysler y las Pombo. Ella reafirma algo en lo que cree: “sea cual sea la prenda que decidas llevar puesta, lo importante es que te sientas tu misma”.
Blazer negra con contraste en satén de Inés Martín Alcalde
SI BALENCIAGA VIVIERA
Inés Martín Alcalde es madrileña, aunque se siente medio cubana por su abuela. No le gusta discutir, porque cree que es como más energía creativa se pierde. Dice que discutir te contamina. Sus padres no quisieron que estudiara moda, pero tenían una empresa familiar, y ella fue probando. Un escaparate, un diseño, pequeñas pinceladas, cuenta. Se matriculó en empresariales y no le gustó nada. Lo dejó para marcharse fuera y se apuntó al Instituto Marangoni y a la prestigiosa escuela St. Martins. En Londres, comenzó a trabajar en diseño de estampados.
Pero lo que le gustaban eran “el sol y las telas de toda la vida”. Así que se marchó a Ibiza. En la isla, como siempre ocurre, su proyecto creativo se formó primero en su mente. Trabajó en un taller y aprendió más sobre costura. Poco a poco fue colocando mentalmente los utensilios de su futuro atelier madrileño, las personas que eran necesarias, y habló con su mejor amiga y socia Leticia en “nuestra casa de solteras”, y con su hermana Lucía, para poner en marcha el proyecto en el barrio de Salamanca. Su particular estilo, adorado por todas las cabeceras de moda, se fue construyendo en la admiración y el análisis de los grandes diseñadores. Saint-Laurent, de quien admira la feminidad masculina y de Balenciaga, el gran maestro de cómo hacer las cosas.
“Quizás se nace con un nivel de energía”, explica. “Desde siempre yo tengo mucha energía. Y además creo que cuanto más positiva eres, más energía tienes, ¿no crees?”. Todos los días, relata, hace deporte a las seis en punto de la mañana, saca a su perro a pasear y se encarga de la logística familiar. “El objetivo es estar a las ocho y diez ya duchada, con un café en la mano, y a las nueve en el taller, para poder crear”.
LAS NOVIAS TRANQUILAS
Inés Martín Alcalde no entiende a las novias tranquilas. Una vez, una novia le contó la importancia secreta de un colgante para ella, pero nadie podía saber que lo llevaba encima, así que ella lo incluyó en el vestido, cosiéndolo por dentro en el body. Otra vez, llegó al taller y se encontró a una novia subida en una mesa redonda, para probarse ahí, como en las películas americanas. Una novia la llamó por teléfono para preguntarle si tenía que ducharse o bañarse. Algunas novias, tan nerviosas, la llaman el mismo día de su boda, porque las tranquiliza escucharla.
En los vestidos de novia siempre le gusta partir de elementos antiguos. “A mí lo que me gusta sobre todo son dos cosas, transformar trajes de antes y hacerlos actuales o crear trajes sobre algo antiguo”. A día de hoy, admite, “estoy abierta a más cosas y lo que más me divierte es hacer un vestido con muchas telas distintas, mezclando texturas. Me gustan los vestidos trabajados, es sí. Tener una tela sin más y coserlo me aburre”.
Cuenta que, en los trajes de novia, “siempre me gusta seguir las tradiciones, con algo azul para que les traiga suerte. Algo nuevo ya es el vestido y les sugiero algún objeto de familia, ya sea un collar o unos pendientes de la familia. Y llevo al extremo la atención al detalle, con enaguas muy trabajadas, con bordados de iniciales,…”. Para ella, “el mayor error es no escuchar a quién se lo estás haciendo. Si no sacas la personalidad de cada persona, no se va a sentir bien. Como diseñadora, puedo intentar que se atreva un poquito más. Proponerle una cosa más sofisticada, pero sintiéndose ella, escuchando… Claro que es muy distinto un traje de novia que uno de invitada o de evento, porque no te vas a ver de por vida”.
Blusa tierra azul con raya fina roja y blanca de Inés Martín Alcalde
LA BELLEZA DE LA MIRADA
Sin embargo, a pesar de su interés por la mezcla de telas, los resultados que obtiene son sencillos, resaltando el patronaje. “Intento que mis diseños sean elegantes y femeninos, pero siempre que prime la artesanía, que sean únicos, y que cada mujer tenga algo especial y distinto. Que no haya dos iguales, ni dos parecidos. Porque cada una somos únicas, yo tengo un lema: todos tenemos una belleza interior que se realza cuando eres auténtica. La moda está para resaltar la belleza de cada una. Yo estudio el cuerpo de la novia, y cada cuerpo es distinto. El de cada mujer. Compruebo qué escote hace un cuello más largo, subraya una clavícula, ¡la costura de toda la vida! El modelaje sobre el cuerpo de una persona, no es que tenga un montón de patrones y los adapte, es que se construye todo sobre el cuerpo de la mujer. El patrón adquiere el sentido como una parte de una arquitectura o una propuesta artística. Todo vestido comienza desde cero. Luego el vestido adquiere su significado únicamente cuando está puesto”. Para ella, subraya, lo importante es sentirse bien con una prenda, no buscar ‘lo que se lleva’.
Chaqueta chimenea menta de Inés Martín Alcalde
“Nuestro boom mediático más fuerte fue con la reina Letizia y su traje para la inauguración de ARCO en 2021 (traje de chaqueta de raya diplomática)”, señala. Para ella, icono del ‘nuevo estilo madrileño’ de las revistas Hola o ELLE, un look perfecto de primavera siempre incluiría unas sandalias y un buen bolso, una barra de labios y una buena máscara de pestañas. Aunque para el día a día prefiera unas deportivas y unas gafas de sol. “No pierdo energía en discutir con nadie. Y no es un consejo de estilo, sino de belleza, discutir contamina”, termina, y se pone a trabajar.
Blazer comino de Inés Matín Alcalde